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El espíritu y Ramadán


Cada año, musulmanes de todas partes del mundo y de todos los grupos


étnicos y económicos, comienzan a ayunar desde el alba hasta el ocaso cada día


durante un mes bendito en la tradición islámica, conocido como Ramadán. Pero,


¿qué hace de Ramadán un mes bendito? ¿Por qué los musulmanes ayunan durante


este mes? ¿Cuáles son los beneficios espirituales del ayuno? Todas estas preguntas


y otras más se abordan en este artículo que presenta al lector un viaje espiritual de


un mes en el que participan 1 400 millones de musulmanes en todo el mundo[1].


El Corán dice (lo que significa):


“En el mes de Ramadán fue revelado el Corán como guía para


la humanidad y evidencia de la guía y el criterio”. (Corán


2:185)


Todo el mes de Ramadán es, en esencia, una celebración de la revelación del


Corán, que es descrito como “Guía y misericordia para quienes hacen el bien”


(Corán 31:3). Ramadán celebra la Misericordia de Dios por la que Él envió una


luz guía en el Corán, que lleva a la vida humana por el camino del bien y la virtud,


y protege el alma humana del mal y el vicio.


Los musulmanes muestran su gratitud a Dios por su guia absteniéndose de


comer, beber y tener relaciones sexuales durante el día en Ramadán, como forma


de acercarse a Dios y desarrollar una profunda conciencia interior de la presencia


de Dios en la vida. Este mecanismo interno de sentir la presencia de Dios lleva al


alma a hacer el bien incluso bajo las situaciones más difíciles de la vida, y la


protege contra los malos actos, incluso cuando es el camino más fácil o tentador a


tomar.


Es por esto que el Corán cambia a una relación más íntima entre Dios y Su


siervo inmediatamente después de mencionar el pasaje del ayuno en Ramadán


(Corán 2:183-185).


“Y si Mis siervos te preguntan por Mí [¡Oh, Muhammad!,


diles] ciertamente estoy cerca de ellos. Respondo la súplica de


quien Me invoca. Que me obedezcan, pues, y crean en Mí que


así se encaminarán”. (Corán 2:186)


Cuando el alma entra en un estado de gratitud y sumisión hacia su Señor a


través del ayuno, hay un reconocimiento de que la vida ha sido dada por Dios


como un regalo y un préstamo a ser utilizado para las buenas obras que reflejan la


misericordia, la compasión, el amor y la generosidad de Dios. De hecho, el Corán


dice que la inclinación natural de nuestras almas es someterse a la Voluntad de


Dios, teniendo una creencia sincera en un Dios único y haciendo obras buenas de


adoración (Corán 30:30). Como tal, el concepto de pecado en la tradición islámica


es conocido como un acto de injusticia contra la propia alma, al forzarla hacia un


estado que es antiético a su propia naturaleza y al propósito con el que fue creada


(Corán 3:117, entre otros muchos versículos). Cuando un alma persiste en el


pecado, se convierte en esclava de sus bajos deseos, prisionera de sus propias


pasiones (Corán 25:43).


El ayuno, entonces, busca liberar el alma de estas cadenas suprimiendo el yo


inferior del deseo y elevando la conciencia de Dios en el alma, la cual tiene la


tendencia natural a aspirar al bien. Al privar al alma de las necesidades básicas de


la vida por algunas horas, uno es capaz de enseñarle la moderación y el


autocontrol de aquellos males como la ira, la venganza, la mentira, el robo, la


inmoralidad sexual y demás. Es por esto que el Profeta Muhammad dijo


que “cuando alguno de ustedes ayuna un día, no debe caer en el lenguaje


obsceno ni debe levantar su voz; y si alguno lo insulta o trata de pelear con él,


debe decir: „Estoy ayunando‟”. El Profeta también advirtió a los musulmanes


que no hicieran del ayuno un ritual que no influencie en nada el carácter y los


hábitos de la persona.“Si alguien no se abstiene de mentir y de la conducta


falsa, Dios no necesita que se abstenga de comer y beber”.


Una de las cualidades más importantes que el ayuno busca desarrollar dentro


de un individuo es la humildad ante Dios y la creación de Dios. El hambre y la sed


hacen que uno se dé cuenta de que si no fuera por la Misericordia y la Dotación de


Dios, uno estaría en un estado más difícil e indeseable de cosas. Ayunar es una


experiencia de humildad, que es una característica importante de un alma justa,


pues el falso orgullo y la arrogancia nunca pueden vivir lado a lado con la piedad


sincera.


El acto de ayunar, entonces, provee también a los miembros afortunados y


pudientes de la sociedad, la posibilidad de experimentar por un tiempo el dolor y


el sufrimiento que padecen millones de personas cada día, sin agua ni alimentos ni


otras necesidades básicas de la vida. Ayunar establece puentes que reducen la


brecha entre ricos y pobres, pudientes y necesitados, satisfechos y menesterosos.


Esta experiencia debe inspirarles compasión y misericordia, que se manifiesta en


la generosidad con la riqueza y el tiempo para ayudar a aquellos que lo necesitan.


Los musulmanes son alentados especialmente en este mes, a salir y sentir hambre,


y gastar su riqueza en causas buenas, como construir escuelas, hospitales,


comedores comunitarios y demás. Esto es parte de la tradición del Profeta


Muhammad, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él, cuya


generosidad se incrementaba por diez durante Ramadán. En la tradición islámica,


Dios promete devolver todos los actos de bondad y generosidad en este mes


bendito multiplicados por diez, tanto en este mundo como en el más allá.


Debido a las bendiciones y recompensas asociadas con Ramadán, los


musulmanes son animados a compartir su comida con sus vecinos y a tener


invitados en su casa para comenzar el ayuno al alba y para romper el ayuno al


ocaso. Los musulmanes también son animados a incrementar significativamente su


adoración a Dios durante este mes y, por tanto, se ofrecen oraciones especiales en


cada mezquita bien entrada la noche, con la mayoría de las mezquitas llenas de


fieles. Como tal, Ramadán siempre trae consigo una atmósfera comunitaria y,


como resultado, los lazos entre la comunidad son fortalecidos en gran medida. La


mayoría de los musulmanes, por tanto, se entristecen mucho al ver que el mes de


Ramadán llega a su fin y su regreso es muy esperado.


En conclusión, Ramadán es una celebración de la guía de Dios a la humanidad


a través del Corán, que es una guía para hacer el bien y una advertencia contra el


mal. Con el fin de llevar al alma a la armonía con los ideales coránicos de fe y


virtud, el ayuno está prescrito como un medio para que los individuos se acerquen


a Dios y levanten sus almas hacia nuevos niveles de piedad. Al hacer esto, todo el


cuerpo humano es capaz de transformarse en un agente de moral y cambio social


positivo, que busque reemplazar la miseria con la generosidad, la ira con la


paciencia, la venganza con el amor, y la guerra con la paz, es decir, reemplazar el


mal con el bien en el mundo.


Un dicho de Dios transmitido a través del Profeta Muhammad, conocido


comohadiz qudsi, explica mejor la transformación que tiene lugar en un individuo


a través de las buenas obras, que son inspiradas en parte por el ayuno: “Y la cosa


más querida con que Mi siervo se acerca a Mí es lo que Yo le he ordenado, y


Mi siervo sigue acercándose a Mí a través de la realización de obras buenas


adicionales (voluntarias), hasta que lo amo. Cuando lo amo, me convierto en


los oídos con que escucha, los ojos con que ve, las manos con que actúa y las


piernas con que camina; y si Me pide le doy, y si pide Mi protección, lo


protejo”.


Footnotes:


[1] Según un informe del Centro Pew de Religión y Vida Pública, publicado en 2009, hay más de


1 500 millones de musulmanes en el mundo, y sólo el 20% de ellos vive en Medio Oriente y


África del Norte. [Nota del Traductor]



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