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¿CÓMO EFECTUAR LA ORACIÓN (SALAT)?







El mejor modo de efectuar el Salat es en congregación con el resto de los fieles en la mezquita. Allí, la recompensa dada por Dios es mayor y te resultará más fácil aprender a rezar.





Antes de rezar asegurate  de que tu cuerpo, ropa y lugar estén limpios.





 





 




Orienta tu cuerpo hacia la alquibla. Si no sabes donde queda la alquibla, mira en el mapa dónde esta la Meca y dónde esta tu ciudad, y orientate aproximadamente hacia donde esta la Meca. Por ejempo, si la Meca esta al noreste con respecto a tu ubicación, orienta tu cuerpo hacia el noreste. Hay aplicaciones para smartphones que te pueden ayudar a saber dónde queda la alquibla, pero ten cuidado, no todas las aplicaciones funcionan bien realmente.





Levanta tus manos hasta el nivel de los hombros y di: «Allahu Akbar» (Dios es el Más Grande).





Dobla las manos sobre el pecho, poniendo la derecha sobre la izquierda.





Recita Al-Fatiha (la sura de la Apertura del Corán) y otro capítulo o algunos versículos del Libro. «Alabado sea Dios, Señor del Universo, el Compasivo, el Misericordioso. Dueño del Día del Juicio Final. A Ti solo adoramos y a Ti solo imploramos ayuda. Guíanos hacia el sendero correcto, el sendero de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira ni de los extraviados. »





Di: « Allahu Akbar», mientras realizas el Ruku’ (inclinarte con el cuerpo doblado en ángulo recto, colocando las palmas de las manos sobre las rodillas).





Di en el Ruku: «Sub-hana rabbiya l-adhim» (glorificado sea mi Señor, el Magnífico) tres veces.





Vuelve a la posición de parado diciendo: «Sami’a L-lahu liman hamidah! Rabbana wa laka L-hamdu» (¡por cierto, Dios escucha a quien le alaba! ¡Oh, Señor nuestro, alabado seas!).





Luego di: «Allahu Akbar» e inmediatamente prostérnate para hacer la primera Saydah (postración) con la cara, palmas, rodillas y puntas de los pies apoyados en el suelo, diciendo: «Subhana rabbiya al a’la» (¡glorificado sea mi Señor, el Altísimo!) tres veces.





Pasa de la posición Suyud (postración) a la de sentado mientras dices: «Allahu akbar». Mientras te sientas, recita: «Rabbi ghfir li wa’rhamni!» (¡Oh, mi Señor! ¡Perdóname y ten misericordia de mi!).





Después de esto, se hace una nueva Saydah de igual modo, pronunciando antes «Allahu akbar» y «Subhana rabbiya al a’la», tres veces en el Suyud.





Una vez acabada la segunda saydah, se completa una Raka.





Ponte en pie diciendo «Allah Akbar» para comenzar una nueva Raka, idéntica a la primera.





Luego de terminada la segunda Raka, siéntate y recita las partes una y dos de «Al-tashahud»:





1. Toda la paz y la bondad sea para Dios, así como la devoción y la bendición.


¡Oh Profeta, que la paz sea contigo así como la gracia de Dios y su bendición.


La paz sea con nosotros y con los virtuosos siervos de Dios. Doy fe de que no existe otra divinidad excepto Dios (uno y único) y que Muhammad es Su siervo y Enviado.





2. ¡Dios mío! Colma con tu gracia y bondad a Muhammad y sus allegados, tal como has colmado con tu gracia y bondad a Abraham y su allegados, y bendice a Muhammad y sus allegados como has bendecido a Abraham y sus allegados. Tú eres el único digno de toda la alabanza y la glorificación.





Finalmente, gira la cara hacia el lado derecho y di: «Assalamu alaikum wa Rahamullahi wa Barakatuh» (la paz y las bendiciones de Dios sean con ustedes).





Repite lo mismo hacia el lado izquierdo.





Se ha completado de este modo una oración de dos Rakat, tal como la oración de Al-Fayr.





Para las oraciones de cuatro Rakat, tales como Al-Duhr, se recita solo la primera parte de «Al-tashahud», después de completar la segunda Raka. A continuación te pones de pie para efectuar dos Rakat más del mismo modo, aunque sin recitar versículos del Corán después de Al-Fatiha.





Las oraciones de Al-Aasr y Al-Isha se realizan exactamente igual que la de Al-Duhr.





En la oración de Al-Magrib, las dos partes de Al-Tashahud y «As salam…» finales vienen a continuación de la tercera Rak’a.





 





En caso de que reces solo y te olvides de cuál posición o cuál movimiento es el siguiente, o te olvides de qué se dice en ese momento, o te olvides de la recitación, puedes escribir lo que te resulta difícil en un papel y colocar el papel a tu lado en el piso. Si te olvidas de algo, solo lees y sigues tu oración.





La oración se debe hacer en árabe completamente. Pero entiendo que a los que no saben árabe les resulta difícil al comienzo por dos razones: 1) es un lenguaje desconocido para uno, y uno olvida todo el tiempo las palabras. 2) Debido a que es un lenguaje que uno no conoce, uno no siente conexión con Dios, mucho menos uno recuerda lo que cada palabra significa.





Para los dos problemas, la repetición y la traducción es la solución. Debes memorizar las palabras de la oración y de la recitación del Corán en árabe. Y debes recordar su traducción, su significado. Debes repetir las palabras muchas veces. Mientras memorizas las palabras de la oración en árabe, puedes rezar y recitar en tu idioma, pero debes comprometerte arduamente en memorizar las palabras en árabe. Es normal que las primeras veces que reces en árabe te vas a olvidar algunas palabras, y que no sientas conexión, eso es temporal. Después, con el tiempo y la repetición, verás que te familiarizarás con las palabras en árabe y te sentirás mejor cuando reces.





 





 




Cada rezo tiene su hora determinada. Hay aplicaciones para smartphones que te notifican el horario de cada oración y reproducen el Adhan a su debido tiempo. O puedes ver en sitios web como Islamic Finder el horario de cada oración de tu localidad.





 





¿POR QUÉ REZAMOS?





El musulmán realiza sus oraciones para mostrar devoción y obediencia a Dios, ya que la plegaria es una de las formas más importantes de acatamiento que Dios aprecia de sus siervos.





Para agradecer a Dios el habernos creado.





Porque nos iluminó para seguir la religión del Islam.





La oración es, para todo musulmán, una oportunidad de comunicarse con Dios a través de las divinas palabras del Corán.





Para que las preocupaciones de la vida no ahoguen nuestras obligaciones con Dios.





Para rogar a Dios (alabado sea) que nos ayude y nos sirva de guía permanente en la oscuridad de la vida.





Para fortalecer el amor y el respeto de Dios en el corazón de todo musulmán, según sus propias enseñanzas.





Para regocijarnos junto a Él en el Ultimo Día, al entrar en el Jardín Eterno.





La oración es un programa orientado a perfeccionarnos y que, si es ejecutado correcta y devotamente, puede hacernos alcanzar ventajas físicas, éticas y espirituales muy valiosas, tales como limpieza, salud, orden, hermandad, igualdad, etc.



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