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EL PRIMER CAPÍTULO DEL CORÁN En el nombre de Dios, el Compasivo con toda la creación, el Misericordioso con los creyentes. Todas las alabanzas son para Dios, Señor de todo cuanto existe, el Compasivo, el Misericordioso. Soberano absoluto del Día del Juicio Final, solo a Ti te adoramos y solo de Ti imploramos ayuda. ¡Guíanos por el camino recto! El camino de los que has colmado con Tus favores, no el de los que cayeron en Tu ira ni el de los que se extraviaron”. (Corán 1:1-7) El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) nos dijo que este capítulo en el Corán es como ningún otro. No hay nada similar en ninguna escritura anterior. Cuando uno recita este capítulo con sinceridad, profesa su creencia como verdadero musulmán. Todas las alabanzas son para Dios Cuando afirmas que todas las alabanzas son solo para Dios, de hecho estás reconociendo que solo Él tiene los atributos de perfección y que solo Él es el dador de todas las bondades que disfruta toda Su creación. Y ya que el agradecimiento es la esencia de la adoración, también estás reconociendo que Él es el único que merece ser adorado. Señor de todo cuanto existe La palabra árabe para Señor, Rabb, transmite una diversidad de significados que no son representados con exactitud por la palabra “Señor” del español. Significa que Él es el único que posee, que crea, que sostiene y que se ocupa de todo cuanto existe. La única relación entre Él y toda la creación es que Él es el Creador de todo cuanto hay. Por lo tanto, Él no puede ser el padre de nadie en un sentido real. Decir que Él es Creador y que además es el padre de alguien de Su creación, es una contradicción de términos. Tú no creas a tu hijo, lo engendras. Es por esto que el Corán sigue recordando a aquellos que afirman que Dios tiene hijos (como los árabes que solían decir que los ángeles eran las hijas de Dios, los cristianos que dicen que Jesús es el Hijo de Dios, y una secta judía que solía creer que Ezra es el Hijo de Dios), que Dios es el Creador y Dueño de todo. El Compasivo, el Misericordioso Las dos palabras árabes, Rahman y Rahim, sobre las que se basa esta frase en español, son dos formas intensivas de una palabra raíz que transmite el mensaje de misericordia. Rahman es más intensa que Rahim, y se refiere a la misericordia de Dios que lo abarca todo, Su misericordia para con toda Su creación en esta vida y en la vida por venir. Rahim se refiere a Su misericordia especial para con los creyentes. Ningún ser creado puede, por lo tanto, ser Rahman, pero los seres creados pueden ser descritos como Rahim en un sentido limitado y especial de la palabra. Soberano absoluto del Día del Juicio Final Dios es el Soberano de todos los días y de todas las cosas, pero mientras que algunas personas pueden tener cierta soberanía limitada o incluso afirmar falsamente que la tienen, nadie puede ser ni afirmar ser soberano, en ningún sentido, del Día del Juicio. En ese día, Dios le preguntará a Su creación: “¿De quién es la soberanía el día de hoy?” Y la respuesta será: “De Dios, Aquel que tiene el dominio absoluto sobre todo lo que existe”. Esto nos recuerda el hecho de que este mundo es solo una estación transitoria en el camino hacia la morada final, en la que seremos recompensados o castigados por lo que hacemos aquí. Solo a Ti te adoramos y solo de Ti imploramos ayuda Los versículos anteriores eran como una introducción a este. Es como si estuvieras diciendo: “Porque reconozco el hecho de que toda alabanza es para Ti, que Tú eres el Señor de todo cuanto existe, que eres el Más Compasivo y el Más Misericordioso, y que solo Tú eres el Soberano del Día del Juicio, declaro por la presente que no adoro a nadie más que a Ti y que no busco ayuda de nadie sino solo de Ti”. Este versículo subraya el hecho de que es importante no solo adorar a Dios, sino no adorar a nada ni nadie más, puesto que nadie excepto Él merece ser adorado. La adoración en el sentido más amplio de la palabra incluye que no obedezcas a nadie sino solo a Él en un sentido absoluto, que no ames a nadie más de lo que lo amas a Él, y que no reces ni supliques sino solo a Él. Esto incluye que no busques ayuda de nadie más que de Dios, lo que no significa que no ofrezcas ni aceptes ayuda de ninguna de las criaturas creadas por Dios en los asuntos en que éstas tienen la capacidad de ayudar. Solo significa que tienes la certeza de que, incluso cuando brindas o recibes ayuda, tal ayuda, en última instancia, proviene de Dios, puesto que nada en este mundo ocurre sino por Su voluntad y poder. De modo que solo proviene de Él la ayuda que buscas, y en última instancia dependes solo y absolutamente de Él. Guíanos por el camino recto Habiendo reconocido todas estas verdades acerca de Dios, y habiéndole declarado que es solo a Él que adoramos y a Quien pedimos ayuda, ahora le pedimos que nos brinde aquello que más necesitamos: conocer y tomar el camino más corto que conduce a Él. Al saber Quién es Dios, estamos convencidos de que tal guía debe provenir de Él, que debe estar disponible para todo aquel que quiera seguirla, y que no debe haber duda alguna respecto al hecho de que proviene de Él. Esa guía, como ya sabemos, no puede ser hallada de forma completa más que en las palabras de Dios, las palabras que Él reveló a Sus profetas elegidos, como Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad (la paz sea con todos ellos). Pero también sabemos con certeza que ninguno de los libros que contenían esa guía está hoy día a nuestra disposición, con excepción de uno solo: el Corán. Es a este Libro Divino que debemos acudir para una descripción detallada del Camino Correcto que lleva a nuestro Señor. Este es un camino absoluto que fue dado a cada Profeta y Mensajero de Dios, y no cambia con el paso del tiempo. El camino de los que has colmado con Tus favores El camino recto que se describe en el Corán no es un camino teórico, es un camino real que algunas personas antes que nosotros tomaron. Como musulmanes, debemos creer que cada Profeta y Mensajero de Dios predicó la creencia en la Unidad y Unicidad de Dios, y que toda adoración debe ser dedicada solo a Él. No el de los que cayeron en Tu ira ni el de los que se extraviaron Así como anteriormente se ha descrito el Camino Recto de manera positiva, los caminos de aquellos que se desviaron de él son descritos de manera negativa. Siempre le pedimos a nuestro Señor que nos aleje de los caminos tomados por dos tipos de personas desviadas: aquellos que sabían la verdad sobre la religión y, sin embargo, se negaron a actuar conforme a ella, y por ello se ganaron la ira de Dios. Y aquellos que acomodaron su religión a sus deseos y así se fueron por mal camino. El Corán nos habla con cierto detalle sobre sus principales desviaciones, entre las mayores de las cuales se encuentra no tener un gran respeto por Dios o Sus palabras: ellos Le atribuyen rasgos imperfectos e incluso insultantes, distorsionan Sus palabras para que sean compatibles con sus propios deseos o preferencias, y cometen inmoralidades en nombre de la religión.



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