La noche (Ár. Al Lail) es un capítulo corto hacia el final del Corán, que fue revelado en La Meca. Contiene 21 versículos cortos y agrega una nueva dimensión a los fundamentos básicos del Islam que se encuentran en todas las suras mecanas. El tema se asemeja mucho al del capítulo anterior, por lo que los eruditos han deducido que se revelaron aproximadamente en el mismo período de tiempo. Examina dos formas de vida distintas y explica el contraste entre sus principales objetivos. Dios advierte que hay consecuencias para cualquier camino que una persona decida seguir. Por lo tanto, Él nos ofrece una guía para ayudarnos a tomar las decisiones correctas.
Aleyas 1 a 3: Tres juramentos
Por la noche cuando desciende y cubre todo de oscuridad, y por la aparición del día brillante y radiante; y por Él, que creó lo masculino y lo femenino. Dios comienza esta sura con una serie de tres juramentos. Dios jura tanto por el día como por la noche, y los describe de forma elocuente. La noche cae y oculta todo, pero luego el día, con su brillo, descubre y revela todo.
Dos visiones contrastantes de la naturaleza cíclica de la creación son seguidas rápidamente por el contraste entre el hombre y la mujer. Dios creó el universo y Él define su propósito. Y es Dios quien es responsable de la creación del hombre y la mujer. Ellos no fueron creados en vano ni fueron creados para llevar una vida sin propósito.
Aleyas 4 a 7: Aquellos en el camino recto
Tus esfuerzos son diversos, difieren mucho y llegan a conclusiones muy distintas. En primer lugar, está la persona que es caritativa, consciente de Dios y que cree en el bien; Dios le facilitará el camino a esa persona. La bondad incluye la actitud correcta hacia la creencia, los modales y la moral. La persona en el camino correcto es generosa con lo que Dios le ha proporcionado, reconoce y es consciente de la misericordia y la generosidad de Dios, y se comporta de una manera que es apropiada para un creyente en Dios.
Esto implica que la persona que se esfuerza por agradar a Dios verá que su vida se desarrolla con la facilidad que caracteriza a la naturaleza del universo, todo moviéndose de la forma para la que fue diseñado. El día sigue a la noche en una armonía sin fin. La persona recta encuentra un camino que conduce a la dignidad y la satisfacción.
Aleyas 8 a 11: Aquellos que eligen el camino equivocado
Por otro lado, tenemos a la persona tacaña que se considera autosuficiente y que no necesita de Dios, no cree en la bondad. Dios le allanará el camino hacia la dificultad y su riqueza no le servirá de nada cuando caiga de cabeza en el Infierno. Esta es la persona que no sacrifica nada por Dios, no es generosa con la riqueza que Dios le ha proveído, y no cree en los mensajes ni las advertencias que Dios ha enviado a toda la humanidad. Dios dificulta sus esfuerzos, y puede creer que está teniendo éxito, pero está en un grave error. Dios le ha privado de disfrutar de los placeres que deberían provenir de sus esfuerzos diarios. Esa persona siempre está en guerra con su naturaleza, su consciencia, las leyes hechas por el Creador, y con la sociedad en la que vive. Cuando se trata de satisfacer sus propios intereses y deseos en cualquier forma posible, transgrede todos los límites morales de la honestidad y la nobleza, y cuando perjudica a la gente con la que interactúa, siente deshonra y tiene que enfrentarse a cada paso con la sociedad que lo rodea. Cuando comienza su empinado descenso, ve que no puede hacer uso de la riqueza que acumuló. La prosperidad en esta vida no es un indicador de éxito en el Más Allá.
Aleyas 12 a 13: Dios proporciona guía
Dios decreta que le corresponde a Él guiar a la humanidad. Este mundo y el siguiente pertenecen a Dios, Él es el principio y el fin. En todas partes, todo lugar y toda época son parte del domino de Dios. Él envió profetas a todas las naciones para mostrarles la verdad y la mejor forma de vivir.
Si una persona busca la bondad de este mundo, solo Dios puede proporcionársela; y si es el hogar en el Más Allá el que persigue, también es Dios Quien lo proporciona. Un aspecto de la misericordia de Dios es que Él da la guía a quien la busca con sinceridad.
Aleyas 14 a 17: Advertencia
Por lo tanto, dice Dios, te advierto sobre el fuego ardiente. Aquellos individuos más perversos que negaron la verdad y se alejaron, entrarán en el fuego furioso. Sin embargo, la gente piadosa y justa se mantendrá alejada de él. De nuevo, una distinción armoniosa entre las recompensas por hacer lo correcto y el castigo por elegir comportarse de la forma errada. El que no responde cuando Dios lo llama con una guía clara, se enfrentará a las consecuencias. Estas son las personas más miserables porque no hay peor miseria que enfrentar el fuego del Infierno. En contraste, quienes responden cuando Dios llama, tendrán una hermosa recompensa.
Aleyas 18 a 21: Aquellos que están bien satisfechos
La persona que da generosamente de su riqueza como forma de purificarse a sí mismo y agradar a Dios, sin esperar ni tener la esperanza de que su generosidad sea correspondida de cualquier manera terrenal, pronto estará muy complacida con la generosidad de Dios. Esta persona estará contenta y satisfecha con su vida en este mundo y su recompensa en el Más Allá, y Dios estará complacido con ella y la bendecirá.