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Tanto cristianos como musulmanes creen en Jesús, lo aman y lo honran; sin embargo, ambos difieren con respecto a su divinidad.





Afortunadamente, esta diferencia puede resolverse si referimos el asunto a la Biblia y al Corán, porque tanto la Biblia como el Corán enseñan que Jesús no es Dios.





Está claro que el Corán niega la divinidad de Jesús, por lo que no necesitamos mucho tiempo para explicar eso.





Por otro lado, muchas personas malinterpretan la Biblia; sienten que la creencia en Jesús como Dios está tan extendida que debe haberse originado en la Biblia. Esta serie de artículos demuestra de manera contundente que la Biblia no enseña eso.





La Biblia muestra claramente que Jesús no es Dios. En la Biblia Dios siempre es alguien diferente a Jesús.





Algunos dirán que algo que Jesús dijo o hizo durante su estadía en la tierra prueba que él es Dios. Nosotros demostraremos que los discípulos nunca llegaron a la conclusión de que Jesús era Dios. Y ellos fueron las personas que vivieron y caminaron con Jesús y conocieron de primera mano lo que él dijo e hizo. Además, en el libro de Hechos de los Apóstoles en la Biblia, dice que los discípulos eran guiados por el Espíritu Santo. Si Jesús fuese Dios, seguramente que ellos lo habrían sabido. Pero no es así. Ellos siguieron adorando al único y verdadero Dios, quien fue adorado por Abraham, Moisés y Jesús (ver Hechos 3:13).





Todos los escritores de la Biblia no creían que Dios era Jesús. Le idea de que Jesús es Dios no formó parte de la creencia cristiana hasta después de que la Biblia fue escrita, y tardó muchos siglos en formar parte de la fe de los cristianos.





Mateo, Marcos y Lucas, autores de los primeros tres evangelios, no creían que Jesús era Dios (ver Marcos 10:18 y Mateo 19:17). Ellos creían que era el hijo de Dios en el sentido de que era una persona virtuosa. De la misma manera, muchos otros también son llamados hijos de Dios (ver Mateo 23:1-9).





Pablo, quien se cree que es el autor de trece o catorce cartas de la Biblia, tampoco creía que Jesús era Dios. Para Pablo, Dios primero creó a Jesús, luego utilizo a Jesús como agente para crear el resto de la creación (ver Colosenses 1:15 y 1 Corintios 8:6).  Se encuentran ideas similares en la Carta a los Hebreos, y también en el Evangelio y las cartas de Juan, escritas unos setenta años después de Jesús. En todas estas escrituras Jesús es una criatura de Dios y por lo tanto siempre está subordinado a Dios (ver 1 Corintios 15:28).





Ahora, debido a que Pablo, Juan y el autor de Hebreos creían que Jesús fue la primera criatura de Dios, algo de lo que escribieron muestra claramente que Jesús era un poderoso ser pre-existente. Esto a menudo se malinterpreta y se piensa que él debe haber sido Dios. Pero decir que Jesús era Dios es ir en contra de lo que estos mismos autores han escrito. Aunque estos autores tenían esta creencia posterior de que Jesús era la más importante de todas las criaturas, también creían que era inferior a Dios. De hecho, Juan cita a Jesús diciendo: “...el Padre es más grande que yo” (Juan 14:28). Y Pablo declara que la cabeza de toda mujer es su esposo, y la cabeza de todo hombre es Cristo y la cabeza de Cristo es Dios (ver 1 Corintios 11:3).





Por lo tanto, encontrar algo en estas escrituras y sostener que enseñan que Jesús es Dios es malinterpretar y citar erróneamente lo que dicen estos autores. Lo que ellos escribieron debe ser comprendido en el contexto de su creencia de que Jesús era una criatura de Dios, como ellos lo han expresado claramente.





Luego vemos que algunos de los escritores posteriores tenían un concepto más elevado de Jesús, pero ninguno de los escritores de la Biblia creía que Jesús era Dios. La Biblia enseña con claridad que existe un único y verdadero Dios, el único a quien Jesús adoraba (ver Juan 17: 3).





En el resto de esta serie de artículos exploraremos la Biblia con más profundidad y hablaremos de los pasajes que son a menudo citados erróneamente como pruebas de la divinidad de Jesús. Demostraremos, con la ayuda de Dios, que el significado de dichos pasajes no es el que ellos le intentan atribuir.





Jesús realizó muchos actos milagrosos, y sin lugar a dudas dijo muchas cosas maravillosas acerca de sí mismo. Algunas personas utilizan lo que dijo e hizo como una prueba de que él era Dios. Pero sus discípulos originales, quienes vivieron y caminaron con él y fueron testigos oculares de lo que hizo y dijo, nunca llegaron a esta conclusión.





Los Hechos de los Apóstoles en la Biblia detallan la actividad de los discípulos a lo largo de un periodo de 30 años después de que Jesús fue ascendido al cielo. Durante ese periodo nunca se refirieron a Jesús como Dios. Ellos continuaron y consistentemente utilizaron el título de “Dios” para referirse a alguien diferente a Jesús.





Pedro se puso de pie con los once discípulos y se dirigió al público diciendo:





“Pueblo de Israel, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes con milagros, señales y prodigios, los cuales realizó Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben”. (Hechos 2:22)





Fue Dios, por lo tanto, quien realizó estos milagros a través de Jesús para convencer a las personas de que Jesús había sido enviado por Él. Pedro no veía los milagros como una prueba de que Jesús era Dios.





De hecho, la manera en que Pedro se refiere a Dios y a Jesús deja claro que Jesús no es Dios, ya que él siempre diferencia entre ambos. Observemos las siguientes referencias como ejemplo:





“A este Jesús, Dios lo resucitó…” (Hechos 2:32)





“Por tanto, sépalo bien todo Israel que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo”. (Hechos 2:36)





En los dos pasajes, el título Dios se aparta de Jesús. Entonces, ¿por qué él hizo esto si Jesús era Dios?





Para Pedro Jesús era un siervo de Dios. Pedro dijo:





“Cuando Dios resucitó a Su siervo…” (Hechos 3:26)





El título de siervo se refiere a Jesús. Esto queda claro en un pasaje anterior donde Pedro declara:





“El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a Su siervo Jesús…” (Hechos 3:13)





Pedro debió haber sabido que Abraham, Isaac y Jacobo nunca hablaron de un Dios trino. Siempre hablaron de Dios como el único Dios. Aquí, como en Mateo 12:18, Jesús es el siervo de Dios. Mateo nos cuenta que Jesús era el mismo siervo de Dios del cual se hablaba en Isaías 42:1.  Por lo tanto, de acuerdo con Mateo y Pedro, Jesús no es Dios, sino el siervo de Dios. El Antiguo Testamento repetidas veces dice que hay un único Dios (ver Isaías 45:5).





Todos los discípulos de Jesús sostenían este punto de vista. En Hechos 4:24 se nos dice que los creyentes le rezaban a Dios diciendo:





“…alzaron unánimes la voz en oración a Dios: ‘Soberano Señor, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos’”.





Está claro que a quien le estaban rezando no era Jesús, porque dos versos más adelante, se refieren a Jesús como:





“…tu santo siervo Jesús, a quien ungiste”. (Hechos 4:27)





Si Jesús era Dios, sus discípulos lo hubiesen dicho claramente. En cambio, seguían predicando que Jesús era el Cristo de Dios. En Hechos 5:42 dice:





“Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Cristo”.





La palabra griega “Cristo” es un título humano. Significa “Ungido”. Si Jesús fuese Dios, ¿por qué los discípulos se refieren continuamente a él con títulos humanos como “siervo” y “Cristo” de Dios, y utilizan consistentemente el título de Dios para aquel que elevó a Jesús? ¿Acaso temían a los hombres? ¡No! Ellos predicaban abiertamente la verdad sin miedo ni a la prisión ni a la muerte. Cuando se enfrentaron con la oposición de las autoridades, Pedro declaró:





“¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús…” (Hechos 5:29-30)





¿Acaso estaban sin el Espíritu Santo? ¡No es así!  El Espíritu Santo los apoyaba (ver Hechos 2:3, 4:8 y 5:32). Ellos simplemente estaban enseñando lo que habían aprendido de Jesús: que Jesús no era Dios, sino que era Su Siervo y Su Cristo.





El Corán confirma que Jesús era el Mesías (Cristo) y que era siervo de Dios (ver el Sagrado Corán 3:45 y 19:30).





Los cristianos y los musulmanes concuerdan en que Dios es Todopoderoso y Omnisapiente. Los evangelios demuestran que Jesús  no era todopoderoso ni lo sabía todo, ya que tenía ciertas limitaciones.





Marcos nos cuenta en su evangelio que Jesús no podía realizar ningún obra grandiosa en su pueblo a excepción de algunas pocas cosas: “En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos” (Marcos 6:5). Marcos también nos dice que cuando Jesús trató de sanar a un hombre ciego, el hombre no fue sanado en el primer intento y Jesús tuvo que intentarlo una segunda vez (ver Marcos 8:22-26).





Por lo tanto, aunque sentimos mucho amor y respeto por Jesús, necesitamos comprender que no es el Dios Todopoderoso.





El evangelio de Marcos también revela que Jesús tenía limitaciones en su conocimiento. En Marcos 13:32 Jesús declara que él mismo no sabía cuándo sería el Último Día, sino que sólo el Padre lo sabe (ver también Mateo 24:36).





Por lo tanto, Jesús no pudo haber sido el Dios Omnisapiente. Algunos dirán que Jesús sabía cuándo sería el Último Día, pero decidió no decirlo; sin embargo eso complicaría aún más el asunto. Jesús pudo haber dicho que lo sabía pero no deseaba decirlo; en cambio, él dijo que no lo sabía. Por lo tanto, debemos creerle a él, pues Jesús no mentía en lo más mínimo.





El evangelio de Lucas también revela que Jesús tenía conocimientos limitados. Lucas dice que Jesús aumentó su conocimiento (Lucas 2:52).  En Hebreos 5:8 también leemos que Jesús aprendió la obediencia. Pero el conocimiento y la sabiduría de Dios es siempre perfecta y Dios no aprende cosas nuevas. Él sabe todo siempre. Entonces, si Jesús aprendió algo nuevo, eso prueba que no sabía todo antes de eso, por lo tanto no era Dios.





Otro ejemplo del limitado conocimiento de Jesús es el episodio de la higuera mencionado en los evangelios. Marcos nos dice lo siguiente: “Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre.13 Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba algún fruto. Cuando llegó a ella sólo encontró hojas, porque no era tiempo de higos”. (Marcos 11:12-13)





Estos versos demuestran que el conocimiento de Jesús era limitado en dos sentidos. Primero, él no sabía que el árbol no tenía frutos hasta que llegó a él. Segundo, no sabía que todavía no era temporada de higos.





¿Pudo haberse convertido en Dios más tarde?  ¡No! Porque hay un solo Dios, y Él es Dios desde siempre y para siempre (ver Salmos 90:2).





Algunos pueden decir que Jesús era Dios pero tomó la forma de un siervo y por eso tenía limitaciones. Bien, eso significaría que Dios cambió. Pero Dios no cambia. Dios dice eso en Malaquías 3:6.





Jesús nunca fue Dios, y nunca lo será. En la Biblia Dios declara: “… Antes de Mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de Mí”. (Isaías 43:10)



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