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Cuando era niño, crecí en los años sesenta y setenta a sólo unas cuadras de un barrio de mala reputación, Haight-Ashbury, del distrito de San Francisco, que estaba rodeado por el movimiento hippie. Era una época de liberación sexual “excitante”, de “entrega y abandono”, de revolución cultural e imprudencia social.





Felizmente, nunca me atrapo el movimiento hippie, pero al estar tan cerca de él, no pude más que observar su desarrollo. Algo que recuerdo claramente es cuántos hippies eran etiquetados como “Fanáticos de Jesús”. Al ahondar en los recuerdos de mi infancia, casi cuatro décadas más tarde, este eufemismo se me ha revelado como algo peculiar. Estos hippies eran considerados “Fanáticos de Jesús” porque se vestían como él, dejaron crecer sus cabellos como él, renunciaron al materialismo, como él, y difundieron la devoción a Dios, la paz, la caridad y el amor al prójimo.  





Ahora, muchos de los que emprendieron este camino cayeron en las drogas y la promiscuidad sexual – prácticas que van más allá del ejemplo de Jesús – pero ésa no fue la razón por la cual estos hippies fueron llamados fanáticos de Jesús. Más bien, fueron llamados fanáticos de Jesús por sus cabellos largos, ropa suelta, escepticismo hacia el poder gubernamental, unidad comunal y pacifismo, todo como resultado de su esfuerzo por vivir como Jesús. La Casa del Amor y la Plegaria, situada cerca de las avenidas, era un punto de reunión para muchas de estas almas de bien, y la sencillez de la institución reflejaba su punto de vista hacia la vida.





Mirando retrospectivamente, lo que me parece extraño no es que la gente deseara personificar los valores de Jesús, sino que otros los criticaran por ello. Lo que parecía aún mas extraño era que pocos cristianos, en la modernidad, vieran este perfil. En efecto, lo que me parecía más extraño, antes de mi conversión al Islam, es que los musulmanes parecían personificar los valores de Jesús mejor que los cristianos.





Ahora bien, esta afirmación requiere una explicación, y es la siguiente: Primero, el cristianismo y el Islam consideran que Jesús fue un Profeta de su religión. Sin embargo, mientras que las enseñanzas de Jesús se han perdido del credo y las prácticas de la mayoría de las iglesias (ver mi artículo, ¿Dónde está “Cristo” en el “Cristianismo?”), estas mismas enseñanzas son respetadas de manera evidente en el Islam.





Veamos algunos ejemplos:





Apariencia





1.      Jesús dejaba crecer su barba, como la mayoría de los musulmanes, pero como muy pocos cristianos.





2.      Jesús vestía modestamente. Si cerramos los ojos y formamos una imagen mental, veremos los trajes flojos y holgados, de los puños hasta los tobillos – como la túnica de los árabes y el kamiz indo-pakistaní, típico de los musulmanes de esas áreas. Lo que no nos imaginaremos nunca es la ropa apretada y seductora tan utilizada en las sociedades cristianas.





3.      La madre de Jesús se cubría la cabeza con un velo, y esta práctica persistió entre las mujeres cristianas de Tierra Santa hasta mediados del siglo veinte. Nuevamente, ésta es una práctica de los musulmanes así como también de los judíos ortodoxos (a los que perteneció Jesús), pero no de los cristianos de la modernidad.





Modales





1.      Jesús se enfocaba en la salvación y en evitar las galas. ¿Cuantos cristianos “virtuosos” encajan en este perfil de “No sólo los domingos”? y ¿Cuántos en el de las “cinco plegarias al día, cada día del año” de los musulmanes?





2.      Jesús hablaba con humildad y bondad. No se exhibía. Cuando pensamos en sus discursos, no lo imaginamos teatralizado. Era un hombre conocido por su calidad y veracidad. ¿Cuantos predicadores del evangelio siguen este ejemplo?





3.      Jesús enseñó a sus discípulos a ofrecer el saludo de Paz (Lucas 10:5), y luego dio el ejemplo: “Qué la paz sea contigo” (Lucas 10:5, Juan 20:21, Juan 20:26). ¿Quiénes siguen estas prácticas hoy en día, lo cristianos o los musulmanes? “Que la paz sea contigo” es el significado del saludo musulmán, “Assalam alaikum.”  También encontramos este saludo en el judaísmo, “Shalom ‘aleijem” (Génesis 43:23, Números 6:26, Jueces 6:23, I Samuel 1:17 y I Samuel 25:6).





Prácticas Religiosas





1.      Jesús fue circuncidado (Lucas 2:21). Pablo dijo que no era necesario (Rom 4:11 y GAL 5:2).  Los musulmanes y los judíos creen que lo es.





2.      Jesús no comía cerdo, por las leyes del Antiguo Testamento (Levíticos 11:7 y Deuteronomio 14:8).  Los musulmanes también creen que el cerdo está prohibido. Los cristianos… bueno, ya se imaginarán.





3.      Jesús no dio ni se benefició de la usura, de acuerdo a la prohibición del Antiguo Testamento (Éxodo 22:25). La Usura está prohibida en el Antiguo Testamento y en el Corán, así como también esta prohibida en la religión de Jesús. La economía de la mayoría de los países cristianos, sin embargo, se basan en la usura, a la cual llaman con el eufemismo de “cobro de intereses”.





4.      Jesús no fornicaba, y se abstenía del contacto extramatrimonial con las mujeres. Ahora bien, esto significa: ni el más mínimo contacto físico con el sexo opuesto. Con la excepción de realizar rituales religiosos y ayudar a los necesitados, Jesús nunca tocó a una mujer más que a su madre. Los que practican el judaísmo ortodoxo mantuvieron las prácticas de las leyes del Antiguo Testamento. Como tampoco los practicantes musulmanes se dan la mano con el sexo opuesto al saludar. ¿Pueden los cristianos que “abrazan a sus vecinos” y “besan a la novia” clamar lo mismo?





Prácticas de Adoración





1.      Jesús se purificaba aseándose antes de la plegaria, como también lo hacían los piadosos profetas que lo procedieron (ver Éxodo 40:32 referente a Moisés y Aarón), así como también lo hacen los musulmanes.





2.      Jesús rezaba postrado (Mateo 26:39), como los otros profetas (ver Nehemiah 8:6 referente a Ezra y la gente, Josué 5:14 por Josué, Génesis 17:3 y 24:52 por Abraham, Éxodo 34:8 y números 20:6 por Moisés y Aarón).  ¿Quién reza de esta manera, los cristianos o los musulmanes?





3.      Jesús ayunaba por más de un mes (Mateo  4:2 y Lucas 4:2), como lo hicieron los piadosos antes que él (Éxodo 34:28, Reyes I 19:8), como lo hacen los musulmanes en su ayuno anual por el mes de Ramadán.





4.      Jesús hizo peregrinaciones con el propósito de adorar a Dios, como todos los judíos ortodoxos lo hacen. La peregrinación musulmana hacia la Meca es conocida, y es profetizada en la Biblia (ver El Primer y Último Mandamiento).





Asuntos de Credo





1.      Jesús enseñó la unidad de Dios (Marco 12:29-30, Mateo 22:37 y Lucas 10:27), como lo transmite el primer mandamiento (Éxodo 20:3). En ningún lugar habló de Trinidad.





2.      Jesús se declara a sí mismo como un hombre y un profeta de Dios, y jamás declaró su divinidad ni pertenencia a la divinidad. ¿Qué credo es el más consistente con sus palabras, la fórmula de la Trinidad o el monoteísmo del Islam?





En resumen, los musulmanes parecen ser los “Fanáticos de Jesús” en la modernidad, si por esa expresión nos referimos a los que viven a través de las leyes de Dios y el ejemplo de Jesús.





Carmichael observa, “… por toda una generación después de Jesús, muertos sus seguidores, fueron piadosos judíos y orgullosos de ello quienes han atraído a sus miembros desdoblados de las clases profesionales religiosas, y no se desviaron ni siquiera de las onerosas leyes ceremoniales”.[1]





Uno se pregunta ¿que habrá pasado entre las prácticas de la primera generación de los seguidores de Jesús y los cristianos de la actualidad? Al mismo tiempo, debemos respetar el hecho de que los musulmanes ejemplifican las enseñanzas de Jesús mejor que los cristianos. Además, debemos también recordar que el Antiguo Testamento predijo a tres profetas para que lo siguieran. Juan el Bautista y Jesucristo fueron los números uno y dos, y Jesucristo mismo, predijo al tercero y último. De ahí que los dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo, hablan de un último profeta, y no sería justo no considerar a Muhámmad como el último profeta, y al Islam como la última revelación.





La mayoría de los eruditos religiosos le han atribuido ya hace tiempo los principios de la fe cristiana, más a las enseñanzas de Pablo que a las de Jesús. Pero por más que se quiera comenzar con este tema, creo que es mejor retroceder y hacer una breve mirada reflexiva al Antiguo Testamento.





El Antiguo Testamento enseña que Jacob luchó con Dios. En realidad, el Antiguo Testamento dice que Jacob no solo luchó con Dios, sino que lo venció (Génesis 32:24-30). Ahora bien, recuerden que estamos hablando de una pequeña gota de protoplasma luchando con el Creador de un universo de 240,000,000,000,000,000,000,000 millas de diámetro, con más o menos mil millones de galaxias de la cual la nuestra -La Vía Láctea – es sólo una (y además pequeña), y ¿lo venció? Perdón pero, alguien estaba algo confundido cuando escribió ese pasaje. El punto es, sin embargo, que este pasaje nos coloca en un dilema. O tenemos que cuestionarnos el concepto de Dios que tienen los judíos, o aceptar la explicación de que Dios no significa Dios en esos versos, sino  un ángel o un hombre (en ambos casos, significaría que no se puede confiar en el Antiguo Testamento). En realidad, esta confusión se ha vuelto tan problemática que las más recientes Biblias han tratado de cubrirla cambiando la traducción de “Dios” a “hombre”. Lo que no pueden cambiar, sin embargo, es la escritura fundacional de donde se traduce la Biblia judía, en la que se sigue leyendo “Dios”.





La falta de fiabilidad es un problema recurrente en el Antiguo Testamento, ¡el ejemplo más prominente es la confusión de Dios y Satanás! Samuel II 24:1 dice:





“El Señor se enojó de nuevo contra los israelitas. Movió a David a que hiciera el censo de Israel y Judá.”





Sin embargo, en Crónicas I 21:1 afirma:





“Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a hacer el censo de Israel”.





Uhhh, ¿Cuál fue? ¿El Señor o Satanás? Los dos versos describen el mismo evento en la historia, pero uno habla de Dios y el otro de Satanás. Hay una pequeña (total) diferencia.





Los cristianos gustan creer que el Nuevo Testamento esta libre de estas problemáticas, pero no se pueden esconder. En realidad, hay tantas contradicciones que los autores han dedicado libros a este asunto. Por ejemplo, Mateo 2:14 y Lucas 2:39 difieren acerca de si la familia de Jesús huyó a Egipto o a Nazareth. Mateo y Lucas 11:2-4 difieren en las palabras de la “Plegaria del Señor”. Mateo 11:13-14, 17:11-13 y Juan1:21 no están de acuerdo en si Juan el Bautista fue Elías.





Las cosas empeoraron cuando entramos en la arena de la supuesta crucifixión: ¿quien llevó la cruz, Simón (Lucas 23:26, Mateo 27:32), Marco 15:21) o Jesús (Juan 19:17)? ¿Estaba Jesús vestido en un traje escarlata (Mateo 27:28) o una toga púrpura (Juan 19:2)? ¿Los soldados romanos pusieron bilis (Mateo 27:34) o mirra (Marco 15:23) en su vino? ¿Fue Jesús crucificado antes de la tercer hora (Marco 15:25) o después de la sexta hora (Juan 19:14-15)? ¿Jesús ascendió el primer día (Lucas 23:43) o no (Juan 20:17)? ¿Fueron las últimas palabras de Jesús, “Padre, ‘en tus manos dejo mi espíritu’” (Lucas 23:46)?, ¿o fueron “está terminado” (Juan 19:30)?





Estas son sólo algunas de una larga lista de las inconsistencias en las escrituras, y traen consigo la dificultad de confiar en el Nuevo Testamento como escritura revelada por Dios. No obstante, existen aquellos que confían su salvación al Nuevo Testamento, y son estos cristianos los que necesitan responder a la pregunta, ¿Dónde está el ‘Cristo’ en la ‘Cristiandad’? Esto en realidad, es una pregunta justa. Por un lado tenemos una religión basada en Jesucristo, pero por otro lado los principios del cristianismo ortodoxo, el que se dice cristiandad de la trinidad, contradice casi todo lo que él ha enseñado.





Lo se, lo se – los que nos están gritando “¡Herejes!” y están reuniendo maderas y plantando una estaca. Pero momento. Bajen el arma y escuchen. Los cristianos de la trinidad afirman basar sus doctrinas en la combinación de las enseñanzas de Jesús y Pablo. El problema es que, estas enseñanzas no son complementarias. En realidad, se contradicen entre ellas.





Por ejemplo: Jesús enseñó la Ley del Antiguo Testamento; Pablo la negó. Jesús predicó el credo judío ortodoxo; Pablo predicó los misterios de la fe. Jesús habló de responsabilidad; Pablo propuso la salvación sólo a través de la fe. Jesús se describió a sí mismo como un profeta étnico; Pablo lo definió como profeta universal.[1]  Jesús enseñó la plegaria a Dios, Pablo lo estableció a Jesús como intercesor. Jesús enseñó la unidad absoluta de Dios, los teólogos paulistas instituyeron la trinidad.





Por estas razones, muchos eruditos consideran a Pablo como el más corrupto del cristianismo apostólico. Muchas de las primeras sectas cristianas sostenían este punto de vista también, incluidos los cristianos del segundo siglo conocidos como los “adopcionistas”, que particularmente, consideran a Pablo uno de los “autores” más prominentes de nuestro Nuevo Testamento, como un archi-hereje más que un apóstol.[2]





Lehmann contribuye:





“Lo que Pablo proclama como ‘cristiandad’ era herejía, la cual no podría basarse en la fe judía o esenia, ni en las enseñanzas del Rabino Jesús. Pero, como dice Schonfiel: ‘La herejía paulista se transformo en la base de la ortodoxia cristiana y la iglesia legítima fue repudiada como herética’. …Pablo hizo algo que el Rabino Jesús nunca hizo y se negó a hacer. Extendió la promesa de salvación de Dios a los no judíos; abolió la ley de Moisés y prohibió el acceso directo a Dios al introducir un intermediario”.[3]





Bart D. Ehrman, posiblemente el erudito viviente con más autoridad en la crítica de los textos bíblicos, comenta:





“el punto de vista de Pablo no fue aceptado universalmente, o por lo menos, no aceptado abiertamente… más sorprendente aún, las propias cartas de Pablo indican que existían líderes cristianos activos, sinceros y activos, quienes vehementemente estaban en desacuerdo con él en varios puntos y consideraban el punto de vista de Pablo como corrupción del verdadero mensaje de Cristo… uno debe siempre tener en cuenta que esta misma carta de Pablo indica que confrontó a Pedro justamente por estos asuntos (Gal 2:11-14). Pablo estaba en desacuerdo hasta con las disciplinas de Jesús acerca de este tema”.[4]





Comentando los puntos de vista de algunos de los primeros cristianos en la literatura pseudo clementina, Ehrman escribió:





“Pablo ha corrompido la fe verdadera basado en una breve visión, la cual ha inventado. Pablo es de este modo el enemigo de los apóstoles, y no su jefe. Él está fuera de la verdadera fe, un hereje que debe ser prohibido, no un apóstol a imitar”.[5]





Algunos elevan a Pablo a la santidad. Joel Carmichael claramente no es uno de ellos:





“nos encontramos a un universo de distancia de Jesús. Si Jesús vino “solo para completar” la ley y los profetas; si pensó que “ni una coma, ni un punto” se “pasarían de la ley”, que el mandamiento cardinal era “Escucha, O Israel, el Señor Nuestro Señor, el Señor es Uno”, y que “nadie es bueno, sólo Dios”… ¡Qué habría pensado del trabajo de Pablo! El triunfo de Pablo significó la eliminación del Jesús histórico; y éste llegó a nosotros embalsamado en la “cristiandad” como una mosca en ámbar”.[6]





Dr. Johannes Weiss concluyó:





“…de este modo la fe en Cristo como se mantuvo en la iglesia de Pablo era algo Nuevo en comparación a la plegaria de Jesús; era una nueva religión”.[7]





Una nueva religión, en verdad. Y de este modo la pregunta es: ‘¿Dónde está ‘Cristo’ en el ‘Cristianismo’? “si el cristianismo es la religión de Jesucristo, ¿Dónde se encuentran las leyes del Antiguo Testamento y el estricto monoteísmo del judaísmo ortodoxo del Rabino Jesús? ¿Por qué el cristianismo enseña que Jesús es el hijo de Dios cuando Jesús mismo se llamó “hijo del hombre” ochenta y ocho veces, y ni una vez el “hijo de Dios”? ¿Por qué el cristianismo aprueba la confesión de los curas y plegarias de los santos, Maria y Jesús cuando Jesús enseñó a sus seguidores:





“Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre…’” (Mateo 6:9)?





¿Quién nombró un Papa? Ciertamente no Jesús. Verdaderamente, Jesús puede haber llamado a Pedro la roca sobre la cual construiría su iglesia (Mateo 16:18-19).  Sin embargo, unos escasos cinco versos después, llamó a Pedro “Satán” y “una ofensa”. Y no nos dejen olvidar que esta “roca” tres veces negó a Jesús después de su arresto- el pobre testimonio del compromiso de Pedro a la nueva iglesia.





¿Es posible que los cristianos hayan negado alguna vez a Jesús desde entonces? Transformar el estricto monoteísmo de Jesús a la Trinidad paulista, reemplazando las leyes del Antiguo Testamento del Rabino Jesús por la “salvación por la fe” de Pablo, sustituyendo el concepto de Jesús, habiendo expiado los pecados de la humanidad por la responsabilidad directa de las enseñanzas de Jesús, reemplazando la afirmación de Jesús a la humanidad por el concepto de Pablo acerca de la divinidad de Jesús, debemos cuestionar exactamente de qué manera el cristianismo respeta las enseñanzas de su profeta.





Un asunto paralelo es definir qué religión respeta las enseñanzas de Jesús. Por lo tanto, veamos: ¿Qué religión honra a Jesucristo como profeta y hombre? ¿Qué religión se adhiere al estricto monoteísmo, a las leyes de Dios, y el concepto de responsabilidad del hombre por sus actos ante Dios? ¿Qué religión rechaza a los intermediarios entre el hombre y Dios?





Si has respondido “el Islam”, estás en lo correcto. Encontramos que las enseñanzas de Jesucristo están mejor ejemplificadas en la religión del Islam que en el cristianismo. Esta observación, sin embargo, no quiere significar una conclusión, sino una introducción. Los que encuentran que sus intereses alcanzaron el punto máximo deben tomar este asunto como algo serio, abrir sus mentes y luego… ¡sigan leyendo!



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