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Términos árabes:





·       Hadiz (plural: ahadiz): Es un relato o una historia. En el Islam se refiere a un registro narrativo de los dichos y acciones del Profeta Muhammad y sus compañeros. 





·       Hiyrah (en español: Hégira): Es el acto de emigrar de un lugar a otro. En el Islam, la Hiyrah se refiere a la emigración de los musulmanes de La Meca hacia Medina, y también marca el comienzo del calendario islámico. 





·       Kunia: Es generalmente la primera parte de un nombre árabe; en teoría, hace referencia al primer hijo o hija de aquel que es nombrado. Por extensión, puede llegar a tener una connotación hipotética o metafórica, por ejemplo, como sobrenombre, sin referirse literalmente a un hijo o hija. Se lo expresa con la palabra Abu o Umm; por ejemplo, Umm Muhammad significa "la madre de Muhammad". 





·       Masyid: Palabra árabe para mezquita.





·       Sadaqah: Caridad voluntaria.





·       Sunnah: La palabra Sunnah tiene varios significados según el área de estudio; sin embargo, el significado que generalmente se le atribuye es: palabras, acciones y aprobaciones del Profeta. 





·       Ummah: Es toda la comunidad islámica, sin importar raza, color, idioma o nacionalidad. 





Abu Hurayrah.jpgAbu Hurairah será siempre recordado como el hombre que memorizó y transmitió una enorme cantidad de ahadiz. Si bien eso solo es una característica noble y los musulmanes le debemos mucho por preservar el valioso legado del Profeta Muhammad, Abu Hurairah fue más que una persona con una memoria increíble. Amaba los gatos, se dedicó a su madre y mucho más aún a Allah y Su Mensajero. Fue miembro del grupo conocido como Ahl As-Suffa y en el califato de Omar Ibn Al Jattab fue nombrado como gobernador de Bahrain. Abu Hurairah falleció en el año 681 E.C. a la edad de setenta y ocho años.   





Abu Hurairah nació en la tribu yemení de Daus, en el área conocida como Tihama. Abrazó el Islam por invitación del jefe de la tribu y fue uno de los primeros en hacerlo. Siete años después de la Hiyrah se dirigió a Medina con una pequeña delegación y conoció al Profeta Muhammad. Ese fue el comienzo de una amistad que duraría toda una vida, una relación de la cual los musulmanes nos seguimos beneficiando hoy en día.   





El nombre Abu Hurairah no fue el que recibió al nacer este hombre extraordinario, era su kunia, y significa "padre de los gatos". Abu Hurairah amaba los gatos; tenía una relación tan simbiótica con ellos que cuando el Profeta Muhammad le cambió su nombre de Abd Ash-Shams por Abd Ar-Rahmán, retuvo su kunia. El siervo del sol (Abd Ash-Shams) se convirtió en siervo del más Clemente (Abd ar-Rahmán), y era muy dedicado a su Profeta: pasaba el mayor tiempo posible a su lado, y ya desde el principio trataba de recordar cada palabra que decía.  





Se estima que Abu Hurairah narró aproximadamente 5.375 ahadiz. Se cuenta que tenía una memoria fenomenal, y la explicación se puede encontrar en los ahadiz. "Yo (Abu Hurairah) le dije al Mensajero de Allah: 'Escucho muchas narraciones tuyas pero las olvido'; el Mensajero me dijo: 'Abre tus ropas'. Lo hice y movió sus manos como llenándolas con algo y las vació en mi ropa, luego dijo: 'Toma esta sábana y envuélvete en ella'. Lo hice, y luego de ese momento no volví a olvidar nada"[1].





Cuando Abu Hurairah decidió permanecer en Medina para estar cerca del Profeta, se convirtió en miembro de un grupo conocido como Ahl As-Suffa (la gente del banco). Estos eran gente pobre que residían en la mezquita hasta tener posibilidad de mantenerse por sí mismos. En ese ínterin, vivían de la sadaqah, y el Profeta Muhammad les daba a ellos toda la sadaqah que recibía, así como sus regalos. Muchos de ellos, como Abu Hurairah, estaban en la miseria con poco más que la ropa que llevaban puesta. Se cuenta que Abu Hurairah se recostaba en el piso o ataba una piedra en su estómago para aplacar el intenso dolor del hambre.   





Abu Hurairah llegó a Medina junto a su madre; se dedicaba mucho a ella y le entristecía de sobremanera ver que rechazaba el llamado del Islam. Un día, luego de un incidente particular en que ella había insultado al Profeta, él fue hacia el Mensajero de Allah con lágrimas en sus ojos. El Profeta le preguntó qué ocurría, y él respondió: "Nunca dejé de invitar a mi madre al Islam, pero siempre me rechaza. Hoy lo hice de nuevo y dijo palabras de las cuales me avergüenzo. Por favor, suplícale a Allah el Altísimo para que su corazón se incline al Islam".   





El Profeta rezó por la madre de Abu Hurairah, y este relató: "Fui a casa y encontré la puerta cerrada. Escuché el sonido del agua y, cuando intenté entrar, mi madre dijo: 'Oh, Abu Hurairah, quédate donde estás'. Luego me indicó que entrara, lo hice y dijo 'Atestiguo que no hay divinidad más que Allah y atestiguo que Muhammad es Su Siervo y Mensajero".  





Abu Hurairah siempre alentaba a los demás a ser amables y buenos con sus padres. En una ocasión, vio a dos hombres caminando juntos y le preguntó al más joven: "¿Qué es este hombre de ti?", a lo cual el joven respondió: "Es mi padre". Abu Hurairah le dijo: "No lo llames por su nombre, no camines delante de él, y no te sientes antes que él lo haya hecho".   





Mirando su pasado, Abu Hurairah decía que había presenciado tres grandes tragedias: la muerte del Profeta Muhammad, el asesinato de Uzmán, y la desaparición del mizuad. Cuando le preguntaron qué era eso, dijo que en una de las excursiones junto al Profeta, él preguntó si alguien tenía algo de comida. Una persona dijo que tenía consigo un mizuad, una pequeña bolsa de provisiones y en ella había algunos dátiles. El Profeta pidió que se la entregaran, realizó una súplica sobre los dátiles, y los distribuyó entre los presentes. Abu Hurairah explicó que comió de su porción durante la vida del Profeta y los califatos de Abu Bakr, Omar y Uzmán[2].





El califa Omar Ibn Al Jattab lo designó como gobernador de Bahrain, pero luego de un corto período dejó el cargo y regresó a Medina, donde vivió el resto de su vida recluido. Los tiempos estaban cambiando y Abu Hurairah prefirió llevar una vida ascética recordando a Allah y el nacimiento de la Ummah islámica.    





Cuando Abu Hurairah tomó el don que Allah le dio y lo puso en servicio del Islam, no tenía idea de que miles de millones de musulmanes en el futuro lo nombrarían cada vez que estudiaran sobre la vida y la época del Profeta Muhammad y la religión del Islam. "Relatado por Abu Hurairah, quien dijo: "El Mensajero de Allah dijo...", esta es una frase que todos usamos en algún momento u otro. La vida de este hombre es testimonio de que Allah nos brinda las habilidades y dones que necesitamos para vivir en este mundo de la mejor manera y para cumplir nuestro destino. 



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