Términos árabes:
· Sahabah (plural de sahabi): Se traduce como "compañeros". Un sahabi, como se utiliza comúnmente la palabra en la actualidad, es alguien que vio al Profeta Muhammad, creyó en él y murió como musulmán.
· Du’a: Súplica, plegaria, pedirle algo a Allah.
The Companions of Prophet Muhammad1.jpgSalmán Al Farsi fue uno de los sahabah. También se lo conoce como Salmán el Persa. El país de Fars pasó a llamarse Persia con el tiempo. Se cree que provino de una familia rica e influyente. Salmán se convirtió en cristiano, dejó el hogar de su padre y emprendió una larga búsqueda religiosa. Viajó a Siria y luego a la Arabia central buscando al Profeta que, según le informaron, daría nueva vida a la religión de Abraham. En su camino, fue vendido como esclavo. El Profeta Muhammad (que la misericordia y las bendiciones de Allah sean con él) tuvo influencia en garantizar la libertad de Salmán, y luego este se convirtió en uno de los compañeros más cercanos al Mensajero, también en un soldado de avanzada y un gran sabio del Islam.
Salman, cuyo nombre original era Rouziba, nació alrededor de 565 E.C. en el pueblo de Jayyan en Isfahán, Persia. Su padre era el jefe del pueblo y era un hombre rico y poderoso. Tenía un hogar espacioso en tierras fértiles, y era el sacerdote zoroastra local. Salmán fue criado en esta creencia, en la cual el fuego tiene un rol importante pero simbólico. A temprana edad, Salmán tenía tanto conocimiento de su religión que lo asignaron como Custodio del Fuego. Su padre se dedicó mucho a él y gustaba de tenerlo cerca, y que no se alejara de su casa ni del templo. Salmán, sin embargo, adquirió una sed insaciable por el conocimiento y lo buscaba donde podía.
Un día, el padre de Salmán estaba muy ocupado y envió a su hijo a los confines del pueblo para hacerse cargo de unos asuntos, pero Salmán nunca llegó al lugar indicado: en el camino oyó el sonido melodioso de los rezos de los cristianos. Se sintió atraído a esa religión, pero al regresar a su hogar se le prohibió investigar más sobre ella o unirse a la congregación. Su padre le prohibió que volviera a salir, pero logró escaparse y se sumó a una caravana de cristianos que viajaba a través de Siria. De esta forma, dejó su país en lo que se puede describir como un viaje de iluminación espiritual.
Salmán se convirtió al cristianismo bajo la tutela de un monje con quien viajó por muchos años. Retomó su búsqueda de conocimiento y se dirigió a la Península Arábiga. Se contactó con muchos cristianos, monjes, predicadores y sacerdotes, pero ninguno fue más capaz que su antiguo maestro. Un día, conoció a un sacerdote muy anciano y enfermo, quien le informó de la llegada de un último Profeta en Iazrib[1], y dijo que sus características habían sido mencionadas con detalle en la Biblia.
Salmán partió hacia la ciudad de Iazrib en compañía de una caravana de árabes. Al poco tiempo, los árabes rompieron el trato con Salmán y lo hicieron prisionero. Algunos días después fue vendido a un hombre perteneciente a una tribu judía de Iazrib. De esta forma, Salmán llegó a su destino algunos años antes que el Profeta Muhammad, y durante ese tiempo fue atormentado, perseguido y maltratado.
Incluso antes de conocer y poder hablar con el Profeta Muhammad, la búsqueda de verdad de Salmán es impresionante y no muy distinta de la búsqueda que muchos llevan a cabo hoy en día. No es raro escuchar a nuevos musulmanes hablar de haber pasado de una religión a otra buscando la luz de la verdad y la chispa que solo su alma reconoce. Hasta ese momento, Salmán había pasado muchos años adquiriendo conocimiento y sabiendo que algo le faltaba. Había soportado maltrato y decepciones, pero su paciencia ante la adversidad iba a darle el mejor fruto.
Cuando Salman se enteró por primera vez de la llegada a Iathrib de un hombre que decía ser un Profeta, estaba ansioso por encontrarse con él e ideó un plan para escapar de su malvado amo y conocerlo. Salmán encontró una forma de confirmar las señales de la profecía que aprendió de su antiguo maestro y, una vez convencido de ellas, se arrojó al Profeta Muhammad entre lágrimas, besando sus manos y pies. El Profeta lo ayudó a pararse y dijo: "Oh, Salmán, cuenta tu historia"[2]. Los sahabah escuchaban con asombro, quizás de la misma manera en que los musulmanes de nacimiento escuchan hoy en día las historias de aquellos que se convierten al Islam, a menudo renunciando a todo para hacerlo.
Veamos qué dice Salmán sobre lo que ocurrió luego: "Cuando terminé, el Profeta dijo: '¡Oh Salmán! Haz un trato con tu amo para que te libere'. Mi amo estuvo de acuerdo a cambio de recibir trescientas palmeras datileras y mil seiscientas monedas de plata. De esta forma, los sahabah ayudaron entregando 20 o 30 palmeras cada uno... El Profeta me dijo: 'Cava un hoyo para cada palmera. Cuando hayas finalizado, avísame para colocar cada planta personalmente en cada hoyo con mis propias manos'. Así, con la ayuda de mis amigos, cavé hoyos para cada planta.
Luego, vino el Profeta. Nos paramos a su lado sosteniendo las plantas a medida que las insertaba en la tierra; ninguna de ellas pereció... pero todavía debía la plata. Un hombre se aproximó con una cantidad de oro aproximadamente del tamaño de un huevo de paloma. El Profeta dijo: '¡Oh Salmán! Toma esto y paga lo que tengas que pagar. Allah seguramente lo hará suficiente para saldar la deuda'. Era mayor en valor que las mil seiscientas monedas de plata. No solo pagué lo que debía, sino que sobró el equivalente al monto total".
Nuevamente, la historia de Salmán no es diferente a las historias que escuchamos de nuevos musulmanes en la actualidad. Muchos hablan de cómo reciben las bendiciones de Allah, o de sus du'as respondidas casi inmediatamente. Allah cuida especialmente de los nuevos musulmanes y conoce las dificultades que atravesaron y las que todavía tendrán. Salmán es un gran ejemplo de cómo una persona abraza su religión y nuevo modo de vida. Es prueba de que la búsqueda de iluminación lleva eventualmente a la verdad. Salmán fue la primera persona de Faris en abrazar el Islam y el primero en traducir partes del Corán a otro idioma fuera del árabe. Se lo conoce en la historia islámica por sus métodos innovadores en la guerra y su cercanía al Profeta Muhammad. Salmán Al Farsi dejó una marca distintiva en la historia de nuestra religión; se cree que falleció al rededor del 655 E.C.