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Términos árabes:





·       Jalifah (plural: julafa’): Califa. Es el jefe religioso musulmán y gobernante civil, considerado sucesor del Profeta Muhammad. Un Califa no es un monarca.





·       Ummah: Se refiere a la comunidad musulmana en su conjunto, independientemente del color, raza, idioma o nacionalidad.





·       Kabah: La estructura en forma de cubo ubicada en la ciudad de La Meca. Sirve como un punto focal hacia el cual se orientan los musulmanes durante la oración.





·       Rashidun: Aquellos que están bien guiados. Más específicamente, término colectivo para referirse a los primeros cuatro califas.





·       Sunnah: La palabra Sunnah tiene varios significados según el área de estudio; sin embargo, el significado que generalmente se le atribuye es: palabras, acciones y aprobaciones del Profeta.





RightlyGuidedCaliphsUmar1.jpgEl segundo de los Califas Bien Guiados (Al Julafa’ Ar-Rashidun) fue Omar Ibn Al Jattab. También fue el primer hombre en tomar el título de Comandante de los Creyentes. Asumió el liderazgo de la Ummah después de la muerte de Abu Bakr. El año era 634 E.C., y Omar gobernó durante aproximadamente 10 años.





Nació en una familia de clase media, aproximadamente 11 años después del nacimiento del Profeta Muhammad. Tuvo lo que llamaríamos una crianza severa, su padre lo golpeaba cuando lo consideraba necesario, y a veces hacía que su hijo quedara exhausto. A pesar de esto, Omar sabía leer y escribir, una habilidad poco común en la Arabia preislámica, y se convirtió en un hombre alto, bien formado y musculoso, conocido por su comportamiento feroz y sus habilidades de lucha.





A medida que Omar se convertía en hombre, complementaba los escasos ingresos que ganaba al pastorear para su padre y sus tías, participando en competencias de lucha. Su habilidad aumentó y también su visión para los negocios. Para cuando el Profeta Muhammad (que la misericordia y las bendiciones de Allah sean con él) comenzó a llamar abiertamente al Islam, Omar era un comerciante y hombre de negocios exitoso.





El camino de Omar hacia la verdad comenzó con un odio intenso hacia el Islam, él fue uno de los que consideraban el Islam como un obstáculo para el crecimiento económico y la estabilidad de La Meca, por lo que utilizaba su inmensa fuerza y su influencia para ridiculizar a la nueva religión y participaba abiertamente en el abuso y la tortura de algunos de los conversos más débiles. El odio de Omar hacia el Islam era tan fuerte, que se ofreció como voluntario para asesinar al Profeta Muhammad y así poner fin a los cambios que se estaban produciendo en La Meca.





La historia completa de la conversión de Omar al Islam puede encontrarse en varios sitios en Internet[1]. Sin embargo, en aras de la brevedad, podemos decir que Allah le impidió matar al Profeta Muhammad y, en lugar de ello, se apoderó de su corazón a través del hermoso sonido de la recitación del Corán. Cuando Omar manifestó su intención de asesinar al Profeta Muhammad, un joven creyente trató de distraerlo, revelándole que su querida hermana se había convertido al Islam junto con su esposo. Esto tuvo el efecto deseado y Omar cambió su ruta. Estaba tan indignado por el giro de los acontecimientos, que atacó a su hermana y le causó gran daño, haciéndola sangrar. Sin embargo, después de algunos minutos, Omar se dio cuenta de cómo había herido a su hermana y se calmó. Le pidió escuchar partes del Corán que su hermana había estado recitando antes de que él irrumpiera en su casa.





Los ojos de Omar se llenaron de lágrimas de remordimiento y alegría, y corrió hacia el Profeta Muhammad declarando su amor por el Islam y por el Mensajero de Allah. En pocos días, Omar lideró una procesión de creyentes hacia la Kabah, donde rezaron en público. El Islam fue fortalecido por Omar; su odio feroz se convirtió en amor y declaró que su vida y su muerte ahora pertenecían a Allah y Su Mensajero, Muhammad. Los primeros dos Rashidun, Abu Bakr y Omar Ibn Al Jattab, se hicieron muy amigos, y ambos fueron los compañeros más cercanos del Profeta Muhammad. Está reportado que Ali Ibn Abi Talib dijo que el Profeta Muhammad salía en las mañanas con Abu Bakr y Omar, y regresaba por las noches con Abu Bakr y Omar.





"Omar Ibn Al Jattab era un hombre piadoso y generoso. A menudo pasaba las noches en adoración, y era un creyente fiel en la promesa de Allah del Paraíso. Omar fácilmente gastó su riqueza por la causa de Allah y para beneficiar a los creyentes. Una vez, distribuyó 22.000 dirhams a los necesitados, y tenía la costumbre de regalar bolsas de azúcar. Cuando le preguntaron a Omar por qué distribuía el azúcar, dijo: "Porque me encanta el azúcar, y Dios dijo: ‘[Los creyentes] no alcanzarán la piedad auténtica hasta que den [en caridad] lo que más aman. Todo lo que den en caridad Dios lo sabe’" (Corán 3:92).





Umar fue el más justo después del Profeta y de Abu Bakr. El Profeta Muhammad dijo: “Sigan el ejemplo de los dos que vienen después de mí, Abu Bakr y Omar"[2]. La Sunnah está llena de ejemplos de las virtudes de Omar Ibn Al Jattab, incluyendo esta declaración profunda y significativa del Profeta Muhammad: “Entre las naciones que vinieron antes de ti, algunos fueron inspirados; si alguien de mi Ummah fuera inspirado, ese sería Omar”.[3]





Omar amaba tanto al Profeta Muhammad que estaba decidido a permanecer cerca de él durante todas las batallas en las que participaron los ejércitos musulmanes. Se entiende que Omar estuvo presente en la primera batalla, la de Badr, y todas las demás batallas en las que estuvo presente el Mensajero de Allah. Omar fue un gran hombre y un gran líder; de hecho, su fe, conocimiento, intelecto, actitud e influencia fueron excepcionales, y todos se basaron en su fuerte relación con Allah y Su Mensajero.





Cuando el Profeta Muhammad murió, toda la Ummah entró en un estado profundo de shock. Nadie se sintió más perdido y fuera de control que Omar, quien incluso se negó a creer que el Profeta Muhammad había fallecido. Abu Bakr tuvo que tomar el asunto en sus propias manos y alejar a la gente de Omar. En su famoso discurso, él (Abu Bakr) dijo: “Quien de ustedes adoraba a Muhammad, sepa que Muhammad está muerto, pero quien adora a Allah, sepa que Allah está vivo y jamás morirá”. Luego recitó Corán 3:144 diciendo: “Muhammad es un Mensajero a quien precedieron otros. ¿Si muriera o le dieran muerte, volverían al paganismo? Quien regrese al paganismo no perjudica a Dios. Dios retribuirá generosamente a los agradecidos". La gente se sintió abrumada, como si jamás hubieran escuchado esta aleya antes, lo cual no era así. Todos, en su dolor, comenzaron a recitarla. Omar dijo que, al escuchar a Abu Bakr recitar, comenzó a sentirse mareado y cayó al suelo. Luego entendió que el Profeta Muhammad estaba muerto.





Cuando Abu Bakr se convirtió en el primero de los califas bien guiados, Omar se apresuró a jurarle lealtad y a animar a los demás a hacerlo haciendo público su juramento de lealtad. Poco sabía Omar Ibn Al Jattab que en poco más de dos años estaría de pie frente a la Ummah como el segundo califa.





Fue Abu Bakr quien eligió a Omar para que fuera el segundo Jalifah (Califa) del Islam. En su lecho de muerte, Abu Bakr reunió a sus amigos y consejeros, y les pidió que eligieran entre sí a su sucesor; sin embargo, no pudieron hacerlo, así que regresaron con Abu Bakr e insistieron en que él tomara esa decisión, y él eligió a Omar Ibn Al Jattab. Algunos de los hombres expresaron su preocupación, dado que Omar era demasiado severo. Abu Bakr les respondió que Omar era el mejor hombre entre ellos, así que, a pesar de las reservas por parte de algunas personas, Omar tomó el liderazgo de la Ummah en 634 E.C., tras la muerte de Abu Bakr.





El propio Omar era consciente de su reputación de dureza, y su primer acto fue dirigirse a la gente y exponer sus expectativas, en particular las que tenía sobre su propia persona. Su discurso no nos deja duda de que Omar no buscaba elogios ni grandeza. Sin embargo, sí quiso defender el legado del Profeta Muhammad. Comenzó diciendo: “Gentes, sepan que he sido designado para gobernar sus asuntos, así que reconozcan que mi fortaleza está ahora debilitada, pero continuaré siendo duro con la gente de la opresión y la transgresión…”. Fue durante el califato de Omar que se formó y consolidó una infraestructura islámica religiosa y política ideal. Él le dio significado y demostró estas palabras del Corán:





“¡Oh, creyentes! Sean responsablemente equitativos cuando den testimonio por Dios…” (Corán 4:135).





El califato de Omar Ibn Al Jattab vio a la pequeña nación islámica, basada en Medina, convertirse en una potencia mundial. Se formaron fortalezas militares que luego se transformaron en algunas de las grandes ciudades del califato islámico, como Basora, Damasco, Cufa y Fustat, la ciudad que ahora se conoce como El Cairo. Omar dividió este extenso califato en provincias y nombró gobernadores, cuyas responsabilidad y autoridad estaban claramente definidas. Cualquier administrador corrupto era castigado con severidad. Los poderes ejecutivos y judiciales fueron separados, y los qadis eran designados para administrar justicia de acuerdo con los principios islámicos.





El califa Omar insistió en que sus gobernadores designados llevaran vidas simples y fueran accesibles para la gente en todo momento, y él mismo dio ese ejemplo. A menudo se lo podía encontrar entre la gente o en la mezquita, donde su vestimenta y su comportamiento lo hacían indistinguible de la gente común. Omar también pasó muchas noches vigilante, buscando a quien necesitara ayuda o asistencia. Hay una serie de ahadiz que atestiguan las vigilias de Omar caminando por las calles de Medina. Había gente pobre y viajeros hambrientos para quienes Omar cocinaba, y bebés nacidos con la ayuda de su esposa. Omar pudo descubrir lo que la gente común pensaba, y podía hacer o cambiar normas en concordancia. Por ejemplo, el estipendio de los niños, usualmente pagado al destete, se cambió para que fuera pagado al nacer, lo que alentó a las madres a no acelerar el momento del destete. A lo largo de esta significativa expansión de la Ummah, Omar Ibn Al Jattab controló de cerca la política general, y estableció los principios para administrar las tierras conquistadas. La estructura de la práctica legal islámica se debe a él. Omar fue un administrador excepcional. Estableció un consejo de Shura donde buscó y recibió consejos sobre cuestiones de Estado, y solo después de un debate exhaustivo se tomaban las decisiones importantes.





 Umar estableció la institución conocida como Diwan, mediante la cual se pagaba a todos los miembros de la Ummah estipendios anuales de la tesorería pública. Se organizaron departamentos de finanzas, contabilidad, impuestos y tesorería totalmente responsables. Se establecieron cuerpos de policía, prisiones y oficinas postales, y se pagó a los soldados de los vastos ejércitos musulmanes. Los docentes también recibieron pagos para alentar la educación. Los estudios de las ciencias islámicas, el idioma, la literatura, la escritura y la caligrafía recibieron patrocinios y se construyeron más de 4.000 mezquitas. La estandarización del texto del Corán se completó durante el califato de Omar.





Omar Ibn Al Jattab estaba ansioso por promover la Ummah musulmana utilizando la tecnología y las técnicas de construcción conocidas en las tierras que habían conquistado. Se fomentó, a lo largo del califato, la construcción de molinos de viento, como se usaban en Persia. Se repararon viejos puentes y caminos, y se construyeron otros nuevos. Se dice que un viajero podía moverse con facilidad desde Egipto hasta Jorasán, en Asia Central. Los vastos territorios de Asia Occidental y Norte de África se unieron en una zona de libre comercio. Se realizó un censo de la población y Omar estableció el calendario islámico con inicio en la Hiyrah del Profeta Muhammad.





Triste e irónicamente, Omar, un hombre que defendió la justicia para todos por igual, fue asesinado a causa de un veredicto que había dado en un caso civil. Un de los compañeros, Mughira Bin Sho’ba, le alquiló una casa a un carpintero persa llamado Abu Lulu por dos dirhams diarios, una suma que Abu Lulu consideraba muy elevada. Este se quejó con el califa Omar Ibn Al Jattab, quien reunió todos los hechos y finalmente determinó que la renta era justa. Este incidente menor precipitó el fin de los 10 años de gobierno de Omar como el segundo califa de la Ummah. Abu Lulu juró tomar la vida del califa. A la mañana siguiente, Omar fue a la mezquita y, mientras dirigía la oración recitando el Corán, Abu Lulu metió su espada de doble filo en el estómago del califa. El sangrado interno no pudo ser detenido, y Omar Ibn Al Jattab, el líder de los creyentes, falleció al día siguiente. El año fue 644 E.C.



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