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La religión correcta se puede evaluar a través de tres cosas:


El contenido del mensaje que transmite.


El mensajero.


El concepto de Dios en esta religión.


El contenido del mensaje:


El mensaje en sí debe presentar el Creador a los seres humanos. Debe aclarar a la persona que recibe el mensaje, el propósito de su vida, debe contener conceptos que estén dentro del marco de la conciencia mental, debe proporcionar una prueba racional de la validez de sus conceptos, no debe contradecir las implicaciones religiosas del mensaje, ni la ley de la naturaleza moral, ni los conceptos de la ciencia y no debe estar separada de la realidad de la vida.





Además de estos puntos, el significado del texto religioso debe estar acorde al ritmo del desarrollo de la humanidad para cada momento y para cada lugar.





El mensajero:


Por supuesto, el segundo componente trata sobre el concepto del mensajero y sus características. El mensaje debe indicar cómo se comunica y se contacta al emisor. El mensaje indica que los profetas y mensajeros son responsables de informar sobre Dios. Ellos no vinieron a representarse a sí mismos.





Los Profetas y Mensajeros son la culminación de la perfección humana limitada, ya que representan un modelo a seguir, y este es un concepto que va mucho más allá que el concepto de los héroes en las epopeyas y mitos, por ejemplo.





El concepto de Dios y su naturaleza:


La verdadera religión debería contener:





La deidad del Creador, demostrando categóricamente su existencia y su presencia natural en el alma humana.


La deidad es perfecta y su sabiduría y poder trascienden la sabiduría y el poder de la humanidad. Al presentar las características de Dios, ahora hay una manera de evitar el uso de las palabras que usamos para hablar sobre los hombres, como la ira, la misericordia, la audición. No tenemos otros materiales que formulen nuestra percepción de Dios, pero de ninguna manera esto significa que Dios es como nosotros.


Dios dijo:





Nada hay que se asemeje a Él, y sólo Él todo lo oye, todo lo ve. (Corán 42:11)





Un ateo estadounidense preguntó un día acerca de la semejanza de Dios con los seres humanos y si Él los había creado a su imagen. La respuesta fué que en el cristianismo se cree que Dios creó a los seres humanos a su imagen para demostrar que Jesucristo era Dios. Pero en el Islam se tiene una creencia diferente, cuando se dice “Dios nos creó a su imagen”, esto significa que nos concedió en parte, algunos de sus atributos. Por esta razón se cree que por ser Dios Todopoderoso el más misericordioso, nos ha dado algo de su generosidad y misericordia para compartir con otros aquí en esta vida. Pero esto no significa que Él sea como nosotros. Por ejemplo, cuando alguien dice: “mi futuro está en manos de Dios”, se refiere a una descripción metafórica, no significa que Dios tenga manos humanas. Gloria a Dios, significa que Él controla mi vida. En el hinduismo, por ejemplo, Dios es Único, pero se presenta en muchas formas, no solo humanas para que de acuerdo a sus creencias, pueda estar fisicamente con su pueblo en todas partes. En el Islam, sin embargo, Dios está en todas partes , pero con Su conocimiento, no en presencia, Él lo sabe todo.





Es evidente que no existe una religión verdadera que describa o represente a Dios con características humanas bajas o con idolatría mitológica, o atribuyendo sabiduría, inteligencia y capacidad superior a los hombres para hacerlos superiores a él. Ninguna religión verdadera describe a Dios como un cretino apresurado que no sabe qué hacer. No hay lugar para religiones cuyos textos mencionen que sus profetas son adúlteros, asesinos, matones o traidores, ni para aquellas doctrinas que expliquen su contenido con traiciones despreciables.





Sobre todo, no hay lugar para que una religión no nos brinde evidencia racional clara y suficiente para juzgar la validez de su contenido.





El Islam es el ejemplo más claro. El Sagrado Corán no solo satisfice y proporciona la evidencia racional de la verdad que sostiene, sino que desafia a quienes la niegan.





Así pues, quien invoque, junto con Dios, a cualquier otra deidad [ –una deidad] de cuya existencia no tiene prueba– sólo ante su Sustentador habrá de rendir cuentas: [y,] ¡en verdad, los que reniegan de la verdad nunca alcanzarán la felicidad! (Corán 23:117)





Di: ¡Presentad una prueba, si es verdad lo que decís! (Corán 2:111)





por faten sabri 



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