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El Paraíso es la recompensa increíble que Dios ha preparado para los creyentes, para quienes Lo obedecen. Es un lugar de alegría y serenidad completas, y no existe nada que pueda perturbar esto. Así continuará para siempre, y esperamos que ese sea nuestro hogar eterno. Lo que Dios y el Profeta Muhammad nos han dicho acerca del Paraíso, hace que nos dé vueltas la cabeza. En una de las tradiciones del Profeta Muhammad, Dios dice: "He preparado para Mis siervos rectos lo que ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, y jamás ha pasado por la mente de ningún ser humano"[1]. Esto es lo que nosotros, humildes seres humanos, hemos estado esperando, y si somos sabios y trabajamos por ello, esta será nuestra recompensa por el esfuerzo de esta vida transitoria. Ponderamos y nos hacemos preguntas con respecto a nuestra morada eterna, pensamos sobre el Paraíso con esperanza y sobre el Infierno con temor, pero por mucho que nuestros corazones tiemblen, la idea del Paraíso es una alegría.





Las descripciones del Paraíso y del Infierno en las tradiciones del Profeta Muhammad incluyen narraciones sobre quién será la primera persona en entrar al Paraíso. En el gran Día de la rendición de cuentas, el Profeta Muhammad será esa persona. Él les dijo a sus compañeros que sería "la primera persona en llamar a las puertas del Paraíso"[2]. El Profeta Muhammad también dijo: "Iré a las puertas del paraíso y pediré que sean abiertas. El portero dirá: ‘¿Quién eres?’. Le responderé: ‘Muhammad’. El portero dirá: ‘Se me ordenó que no le abriera las puertas a nadie más que a ti’"[3].





El Profeta Muhammad entrará primero, lo que es una merecida bendición. A nuestras mentes les resulta fácil comprender las razones para este gran honor, pero después de un tiempo, quizás podamos comenzar a preguntarnos quién será la última persona en entrar al Paraíso. Porque habrá una última persona y luego las puertas serán cerradas. Los compañeros del Profeta Muhammad también se preguntaron acerca del Paraíso de la misma forma en que lo hacemos nosotros. Sin embargo, ellos tuvieron el maravilloso privilegio de ser capaces de preguntarle personalmente a su amado Profeta quién sería la última persona en entrar al Paraíso.





Como sabemos, las enseñanzas del Profeta Muhammad han llegado hasta nosotros de formas diversas, y una de ellas es el hadiz qudsi o hadiz sagrado. Estas enseñanzas son particularmente importantes debido a que mientras la redacción es del Profeta Muhammad, el significado proviene completamente de Dios. Es un tipo de revelación. Estas enseñanzas forman otra dimensión del mensaje de Dios a la humanidad y, por lo general, tratan de temas espirituales o éticos. La respuesta a la pregunta planteada por los compañeros está contenida en un hadiz qudsi, que es una de las narraciones más bellas y amplias de todas. Lo que sigue es una traducción de esta narración:





"La última persona en entrar al Paraíso será un hombre que caminará una vez, tropezará una vez, y será quemado por el fuego una vez. Cuando logre pasar, se dará vuelta y, mirando hacia atrás, dirá: ‘Bendito sea Aquel que me ha salvado de ti. Dios me ha dado algo que no dio a nadie más’.





Entonces, será levantado un árbol (maravilloso) para él, y él dirá: ‘Oh, mi Señor, acércame a este árbol para que pueda refugiarme en su sombra y beber de su agua’. Dios, glorificado y exaltado sea, dirá: ‘Oh, hijo de Adán, ¿si te concedo esto Me pedirás algo más?’. Él dirá: ‘No, mi Señor’, y prometerá que no Le pedirá nada más, y su Señor lo perdonará (a pesar que sabe que el hombre no podrá cumplir su palabra) porque él ha visto algo (tan maravilloso) para lo que no tiene paciencia para resistir. Así que será llevado cerca del árbol y él se refugiará en su sombra y beberá de su agua.





Luego será levantado otro árbol para él que será más hermoso que el primero, y él dirá: ‘Oh, mi Señor, acércame a este árbol para que pueda beber de su agua y refugiarme en su sombra, y no Te pediré nada más’. Él dirá: ‘Oh, hijo de Adán, ¿acaso no Me prometiste que no Me pedirías nada más?’. Y dirá: "Quizás, si te acerco a él, Me pedirás algo más". Él prometerá que no Le pedirá nada más, y su Señor lo perdonará (a pesar que sabe que el hombre no podrá cumplir su palabra) porque él ha visto algo (tan maravilloso) para lo que no tiene paciencia para resistir. Así que será llevado cerca del árbol y se refugiará en su sombra y beberá de su agua.





Luego, otro árbol será levantado para él a las puertas del Paraíso, que será más hermoso que los dos primeros, y él dirá: ‘¡Oh, mi Señor!, acércame a este árbol para que pueda refugiarme en su sombra y beber de su agua, y no Te pediré nada más’. Él dirá: ‘Oh, hijo de Adán, ¿acaso no Me prometiste que no Me pedirías nada más?’. Él contestará: ‘Sí, mi Señor, no Te pediré nada más’. Su Señor lo perdonará (a pesar que sabe que el hombre no podrá cumplir su palabra) porque él ha visto algo (tan maravilloso) para lo que no tiene paciencia para resistir. Será llevado cerca al árbol, y cuando se acerque a él, escuchará las voces de la gente del Paraíso, y dirá: ‘Oh, mi Señor, admíteme allí’. Él dirá: ‘Oh, hijo de Adán, ¿qué hará que dejes de pedir? ¿Quedarás satisfecho si te doy (todo lo de valor que hay) el mundo y otro tanto?’. Él dirá: ‘Oh, Señor, ¿Te burlas de mí, siendo que eres el Señor de los mundos?’".





Ibnu Masud (el compañero que narra esta hermosa tradición) sonrió y dijo: "¿Por qué no me preguntan por qué sonrío?". Le dijeron: "¿Por qué sonríes?". Les dijo: "Así fue como sonrió el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y ellos (los compañeros que rodeaban al Profeta) le preguntaron: ‘¿Por qué sonríes, Mensajero de Dios?’. Él les contestó: ‘Porque el Señor de los Mundos sonreirá cuando él le diga: Oh, Señor, ¿Te burlas de mí, siendo que eres el Señor de los mundos?, y (Dios) dirá: No me burlo de ti, pero Soy capaz de hacer lo que desee’"[4].





En la segunda parte analizaremos cómo la bondad y la misericordia de Dios se demuestran en este hadiz, y veremos cuán bien el Señor del universo conoce y entiende a Su creación.





En el artículo anterior vimos una narración detallada del Profeta Muhammad. Es una breve historia sobre la naturaleza del ser humano, que nos llega en forma de una narración sobre la última persona en entrar al Paraíso. Esta será un hombre que, con el permiso de Dios, se arrastró fuera de los fuegos del Infierno. Al principio, el hombre estará agradecido de encontrarse en el espacio entre el Paraíso y el Infierno, y glorificará a Dios por Su bondad y misericordia. Sin embargo, pasado un tiempo se dará cuenta de que un árbol ha surgido. Mirará su tronco robusto, sus ramas fuertes y sus hojas, y deseará estar bajo su sombra y apagar su sed de su fuente de agua. A medida que la narración continúa, vemos que cada vez que Dios le da al hombre lo que desea, él necesita algo más, solo un poco más.





Esta historia subraya el hecho de que el ser humano prácticamente nunca está satisfecho por completo, siempre quiere algo más. Aunque esto puede ser una sorpresa para alguien que jamás haya pensado en el círculo de los deseos y las necesidades en el que muchos de nosotros nos encontramos, esto no es algo nuevo para Dios. Él, el Creador y Sustentador del universo, es muy consciente de la naturaleza de Sus criaturas.





Dios, el Creador, tiene conocimiento perfecto, Él conoce todo lo que es tangible e intangible. Él sabe lo que ha sido y lo que será. Él es el Omnioyente y el Omnisciente. Dios ha dicho que Él está más cerca de nosotros que nuestra propia vena yugular, nada escapa a Su conocimiento. Podríamos ser capaces de ocultar nuestros defectos y cualidades de nuestros compañeros y familiares, pero Dios lo ve todo, y no solo eso, Él entiende lo que nos motiva y lo que tememos, amamos o deseamos. Y es por esto que Él continuamente nos perdona y nos otorga Su misericordia. Cuando necesitamos de la misericordia de Dios, no importa cuál sea la situación, solo tenemos que pedírsela.





"Creé al ser humano y sé cuáles son sus debilidades. Estoy más cerca de él que su propia vena yugular".





(Corán 50:16)





El diccionario define la misericordia como la disposición a ser bueno y compasivo, y el sentimiento que motiva la compasión. El término árabe para misericordia es Rahma y dos de los más importantes nombres de Dios derivan de esta palabra: Ar-Rahmán (El Más Clemente) y Ar-Rahim (El Más Misericordioso). La Misericordia de Dios es aquella cualidad etérea que encarna la gentileza, el cuidado, la consideración, el amor y el perdón. Cuando estas cualidades son observables en este mundo, son un mero reflejo de la Misericordia de Dios hacia Su creación. En esta historia podemos ver la Misericordia de Dios manifestada en la forma amable con que se ocupa de este último hombre que se arrastra fuera de los fuegos del Infierno.





En este punto se invita a la reflexión para darnos cuenta de que este hombre no entró al Paraíso a través de sus buenas obras, ni mucho menos. Él terminó en el Paraíso gracias a la Misericordia de Dios. Puede decirse que Dios concede Su Misericordia incluso a alguien que, ante los ojos humanos, no la merecía. Dios, de hecho, ha prometido que cualquiera que tenga la creencia verdadera en su corazón, incluso si ha cometido muchos pecados, podrá entrar al Paraíso algún día. Para reforzar la comprensión de esto, el profeta Muhammad nos dejó el siguiente dicho:





"Todo aquel que muera sin haber cometido shirk (asociar copartícipes) con Dios, entrará al Paraíso"[1].





El hecho de que personas, incluyendo al hombre en cuestión, serán sacadas del Infierno y admitidas en el Paraíso, no les causará a estas personas benditas ningún dolor ni angustia. Esto debido a que Dios nos dice que el Paraíso es la morada del placer. No hay nada en el Corán ni en las enseñanzas del Profeta Muhammad que sugiera que estas personas vivirán con pesar después de entrar al Paraíso debido al castigo que experimentaron en el Infierno. Esto se deduce claramente del placer y la alegría del hombre cuando se encontraba en el espacio entre el Paraíso y el Infierno. Él parece haberse recuperado de inmediato y ya está mirando hacia el futuro. En otras tradiciones del Profeta Muhammad sabemos que el Paraíso hará que el musulmán olvide todas las penurias que enfrentó en este mundo, por lo que no es exagerado decir que esto también incluye las dificultades experimentadas en el Infierno antes de su regreso al Paraíso. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo:





"La persona más rica en este mundo, de entre aquellos que irán al Infierno, será traída en el Día de la Resurrección y será sumergida en el fuego. Entonces será dicho: ‘¡Oh, hijo de Adán! ¿Acaso viste algo bueno alguna vez? ¿Acaso tuviste algún placer alguna vez?’. Dirá: ‘No, por Dios, Oh, Señor’. Entonces, la persona más pobre en este mundo, de entre aquellos que entrarán al Paraíso, será traída e introducida una vez en el Paraíso, y se le dirá: ‘¡Oh, hijo de Adán! ¿Acaso alguna vez viste algo malo? ¿Experimentaste alguna vez una adversidad?’. Dirá: ‘No, por Dios, Oh, Señor. Jamás vi nada malo y nunca experimenté ninguna dificultad’"[2].





Otra indicación de que un chapuzón en la felicidad del Paraíso quitará toda dificultad que hubiera experimentado antes, incluso las dificultades de ser castigado en el Infierno, es el dicho del Profeta: "Quien entre al Paraíso disfrutará de la felicidad y no será desgraciado, su ropa no se gastará y su juventud no se desvanecerá"[3].





Esta bendición muestra que la miseria será borrada de la persona que entre al Paraíso, y tiene un significado general que incluye a todos los que entren en él, ya sea que hayan estado antes en el Infierno o no.





La Misericordia de Dios no conoce límites. El Profeta Muhammad dijo también:





"Dios tiene cien partes de misericordia, de las cuales Él hizo descender una entre los yinn, la humanidad, los animales y los insectos, por medio de la cual ellos son compasivos y misericordiosos unos con otros, y por medio de la cual los animales salvajes son bondadosos con su descendencia. Y Dios ha retenido noventa y nueve partes de misericordia, con las que Él será misericordioso con Sus siervos en el Día de la Resurrección"[4].



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