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Normas sobre los Viajes por Diversión (Turismo)


 


¿voy tener alguna recompensa (de al-lah), si llevo a mi familia a un país musulmán para divertirnos y relajarnos?





alabado sea al-lah.





está permitido viajar a países musulmanes que están gobernados por la shariah (ley islámica), si están libres de males o inmoralidad. si la gente de un país es musulmana, pero no están gobernados por la shariah, entonces no deberíamos viajamos allí por diversión. es haram aún más ir a países cuyos habitantes son kaafirs (no creyentes), y no está permitido viajar a estos países, excepto en caso de necesidad, como una persona enferma que viaja para el tratamiento o con un propósito razonable, como por negocios o daawah (invitar al islam).








el sheij sálih al-fauzaan (que al-lah lo proteja) fue preguntado por la norma sobre viajar a un país cuya religión no es el islam, ya sea cristiano o ateo. ¿hay alguna diferencia entre viajar para divertirse o viajar para recibir tratamiento médico, estudios, etcétera?








él respondió:





no está permitido viajar a las tierras del kufr (no-creyentes), porque esto constituye una amenaza a la 'aqidah (creencia) y moral y porque se trata de mezclarse con los kuffaar y vivir entre ellos. pero si hay una necesidad de viajar a sus países, como buscar tratamiento médico para alguien que está enfermo y que no está disponible en otro lugar, o viajar con el propósito de estudio, que no está disponible en un país musulmán o viaje de negocios; estos son fines válidos para los que está permitido viajar a los países incrédulos, siempre y cuando uno sea capaz de adherirse a las prácticas islámicas y establecer el islam en sus tierras. debe hacerse también durante el tiempo que sea necesario, luego se debe volver a las tierras musulmanas.








viajar por turismo (a países no-musulmanes) no es admisible, porque los musulmanes no tienen la necesidad de eso y no sirve a ningún interés que iguale o supere el daño y el peligro que supone para su compromiso religioso y 'aqidah.








también se le preguntó:








¿cuál es la norma para viajar a tierras islámicas en las que hay una gran cantidad de males y pecados graves, como zina y alcohol? 





él respondió:








¿qué se entiende por tierras islámicas? son las que se rigen según la shariah islámica, no las tierras en las que hay musulmanes, pero no están gobernados según la shariah. estos no son islámicos. si hay corrupción y mal en las tierras que son islámicas en el antiguo sentido, entonces no deberíamos viajar a ellas, para que no nos afecten por el mal que existe allí. en cuanto a otro tipo de tierras – es decir, no islámicas (no se rigen por la shariah), hemos explicado la sentencia de esos viajes en la primera pregunta.








y le preguntaron:








¿cuál es el consejo a los padres que envían a sus hijos al extranjero durante el verano para estudiar inglés o para turismo? ¿cuál es su consejo para aquellos que viajan al extranjero?








él respondió:








mi consejo para los padres es que deben temer al-lah respecto de sus hijos, porque son una responsabilidad, respecto de la cual se les pedirá rendir cuentas en el día de la resurrección. no es admisible que pongan a sus hijos en riesgo enviándolos a las tierras de kufr y corrupción, para que no sean extraviados del camino recto (del islam). en cuanto a aprender inglés – si es realmente necesario – pueden aprenderlo en su propio país, sin viajar a un país de incrédulos. incluso más grave, es enviarlos en aras del turismo. viajar para este propósito es haram, como se indica en la primera respuesta.








mi consejo para aquellos que viajan al extranjero, para quien está islámicamente permitido viajar, es que deben temer a al-lah y adherirse a su religión, practicándola abiertamente, sentirse orgulloso de ello, invitando a la gente al islam y transmitiendo su mensaje a la gente. deben ser un buen ejemplo, representando así a los musulmanes. y no deberían quedarse en la tierra de los incrédulos más tiempo de lo necesario. y allah sabe mejor.





al-muntaqa, 2/253-255








sheij muhammad ibn 'uzaimín (que allah tenga misericordia de él) fue preguntado por las familias que viajan al extranjero, es decir, a otros países musulmanes, sabiendo que existen pasaportes y miran las fotos de las mujeres y un hombre puede pedir a una mujer descubrir su rostro con el fin de probar su identidad. ¿es esto admisible en caso que no sea un viaje por necesidad?








él respondió:





primero:





no creemos que nadie debe viajar al exterior excepto en casos de necesidad o para un propósito válido, porque viajar al extranjero provoca una gran cantidad de gastos innecesarios, por lo que es un desperdicio de dinero y el profeta (paz y bendiciones de al-lah sean con él) prohibió desperdiciar el dinero.








segundo:





este viaje les puede distraer de hacer las cosas que podría estar haciendo en su propio país, como mantener los lazos de parentesco, buscar el conocimiento (del islam), etc.... sin duda ser distraído de algo beneficioso es considerado como una pérdida.








tercero:





 


la tierra a la que viajan puede ser una tierra que ha sido muy influenciada por el colonialismo con respecto a la moral y las ideas, que pueden afectar a su moral y su forma de pensar. esto es lo peor que se teme, al viajar al extranjero.





 


por lo tanto, le digo a este interrogador y a otros: alabado sea al-lah, tenemos lugares de veraneo en nuestro país y no es necesario ir en el extranjero; también es más barato y beneficia a nuestros conciudadanos.





 1- Aléjate de las cosas que Al-lah ha prohibido





 





Siguiendo con el relato en cuestión, nos encontramos con la primera gran directriz:





“Aléjate de las cosas que Al-lah ha prohibido y serás el mayor de los adoradores de Al-lah entre la gente”.





La mayoría de la gente piensa que la adoración se resume en el cumplimiento de unos cuantos ritos establecidos, que se realizan en unos tiempos y lugares determinados. Sin embargo, la posición del Islam al respecto es totalmente diferente. Es cierto que como musulmanes debemos observar las cinco oraciones en sus tiempos específicos, ayunar el mes de Ramadán, pagar el Zakat de los bienes que Al-lah nos ha concedido y hacer el Hayy. También, es verdad que un creyente que abandone estas formas de adoración por negligencia es considerado como un gran pecador y merecedor del castigo y la ira de Al-lah, y si su abandono se debe a la negación de la obligatoriedad de cualquiera de estas obras, pues ya no es más musulmán, es un apóstata.





Hay que tener en cuenta que estas formas de adoración hacen crecer la fe y la personalidad del musulmán, sus efectos son evidentes en el comportamiento del creyente y son una prueba de que han sido realizadas verdaderamente por y para Al-lah, con conciencia, entendimiento y sumisión, y no por cumplir con un rito y nada más. El comportamiento de una persona expresa el grado de fe que tiene, si a su buena conducta se le suma el cumplimiento de los ritos de la religión; pues no es suficiente con ser una buena persona, portarse bien, no hacer daño a nadie y decir que cree en Dios, si no se adora a Al-lah por medio de los ritos y formas de adoración que Él mismo estableció y pidió que cumpliéramos, como tampoco es correcto que un musulmán cumpla con sus deberes religiosos, pero su comportamiento deje mucho qué decir.





El verdadero creyente es aquel que logra un balance perfecto entre los dos puntos que mencionamos y busca siempre adorar más a Al-lah, adicionando obras voluntarias a lo que es obligatorio cumplir. Y también, busca mejorar su comportamiento, pues por medio de las acciones que realiza su conducta y personalidad son pulidas.





Así encontramos que en el Islam lo que se cree y lo que se hace es un todo; por ello, los ‘Ulama’ (eruditos y expertos) de la teología afirman que la fe verdadera y válida es la creencia que está en el corazón, la cual es expresada con lo que se dice y se cree. Por lo que establecen que no basta cumplir en creer y decir que se cree, o decir que se cree y obrar únicamente; sino que las tres condiciones para la validez de la fe deben estar siempre presentes.





En esta enseñanza el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos indica que para ser los mayores adoradores de Al-lah entre todas las personas debemos alejarnos completa y definitivamente de lo que Él prohibió, es decir del Haram. La fe desaparece del corazón cuando la persona comete pecados. Esto lo afirmó el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cuando dijo: “El fornicador y el adúltero que fornica y comete adulterio no es creyente mientras lo hace, y el ladrón que roba no es creyente mientras lo hace, y el bebedor que bebe embriagantes no es creyente mientras lo hace” [Bujari y Muslim].





 





Este hadiz no indica en ningún momento que un pecador sea un incrédulo, porque la enseñanza es bien clara en manifestar que mientras se está cometiendo un acto de desobediencia la persona se olvida de su creencia, por lo que la fe disminuye y peligra. Por otra parte, los Ulama enseñan que la fe aumenta y disminuye, aumenta con la realización de obras de bien y el cumplimiento de las obligaciones establecidas por el Islam, y disminuye cuando se dejan de hacer estas obras y se cometen pecados.





Tenemos entonces que para ser el mayor de los adoradores de Al-lah entre toda la gente, no hay que engañan ni mentir ni hablar a las espaldas de los demás ni crear cizaña entre la gente ni abandonar las oraciones y demás obligaciones religiosas; sino que hay que hacer todo lo contrario, alejarse de todo lo que Al-lah ha prohibido, de todo lo que lleve a caer en el Haram y todo lo que promueva el pecado.





 





Por eso el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, no solamente condenó a quien consume sustancias embriagantes (Jamar), sino que además denunció a todo aquel que se sienta con quien está consumiendo o permanece en un lugar donde se consume, al igual que lo hizo con quien lo produjera, lo distribuyera y comercializara, y también a todo aquel que participa de una u otra forma en la cadena de producción, distribución y comercialización de uno de estos productos.





 Cinco cualidades Recomendadas por el Profeta - 5 parte





 





 





Y la última de estas maravillosas enseñanzas nos dice:





“Y no te rías exageradamente, pues reír exageradamente mata el corazón”.





La alegría y la felicidad es uno de los objetivos que busca el Islam que sus seguidores alcancen en esta vida y la otra. Además, nuestra religión es la religión de la armonía y el balance total, por lo que nunca se inclina hacia ningún extremo. Así como ha elogiado el llanto en algunos asuntos, en otros calla y en otros lo condena. Igualmente sucede con la risa, la cual no es prohibida ni considerada como pecaminosa, pero sí pone límites para que el ser humano no se deje llevar por sus pasiones y de esta manera se pierda a sí mismo y sea la causa de que otros se extravíen.





La risa es prohibida mientras se ora, mientras se escucha un sermón o enseñanzas, a menos que el orador mencione algo que sea gracioso. También cuando esta se debe a la burla y el menosprecio de la gente. Por esto es que Al-lah, Glorificado sea, dijo (lo que se interpreta en español):





¡Oh, creyentes! No os burléis de vuestros hermanos, pues es posible que sean mejores que vosotros. Que las mujeres no se burlen de otras mujeres, pues es posible que sean mejores que ellas. No os difaméis ni os pongáis apodos ofensivos. ¡Qué malo es comportarse como un corrupto [difamando y poniendo apodos ofensivos] luego de haber sido agraciado con la fe! Y sabed que quienes no se arrepientan [de sus pecados] serán inicuos. [Corán 49:11].





La risa prohibida es la que se origina en lo que es Haram, como la difamación, la burla y los apodos, tal como es indicado por Al-lah Mismo. También es prohibida cuando la persona descuida sus obligaciones religiosas por andar detrás de las cosas que la hacen reír.





La risa en el Islam NO es pecado ni es prohibida fuera del contexto que mencionamos con anterioridad, el Mismo Al-lah, Enaltecido sea, dijo (lo que se interpreta en español):





Sabed que Él es Quien hace reír y hace llorar [Corán 53:43].





Y en las palabras del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, que estamos analizando, no encontramos que él haya prohibido la risa, sólo que previno al musulmán de no exagerar, porque el hacerlo puede llevarlo a que su corazón muera, es decir, que se desvíe y salga de él la fe.





El Islam establece todo en término medio, no hay que ser serio de tal manera que la gente se asuste de nosotros, pero tampoco demasiado a legres, al punto que nos tomen como payasos. El mejor ejemplo de comportamiento lo encontramos en el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, por eso Al-lah nos dijo (lo que se interpreta en español):





Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Al-lah [de valor y firmeza en la fe] para quienes tienen esperanza en Al-lah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Al-lah. [Corán 33:21].





Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era moderado en todos sus asuntos, así como se afectaba por los momentos de tristeza, se agobiaba por las penas que sufrían él y sus Sahabah, era alegre, sonreía y reía al punto que se podían ver sus muelas. Bromeaba con sus discípulos, era alegre y jugaba con los niños.





El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, siempre recibía a la gente con una sonrisa en su rostro, y además, enseñó que una forma de hacer caridad a uno de nuestros hermanos en la fe o la humanidad es sonriéndole.





“Aléjate de las cosas que Al-lah ha prohibido y serás el mayor de los adoradores de Al-lah entre la gente. Confórmate con lo que Al-lah te ha provisto y serás el hombre más rico. Se bueno con tu vecino y serás un creyente verdadero. Desea para las demás personas lo que quieres para ti mismo y así serás un musulmán verdadero. Y no te rías exageradamente, pues reír exageradamente mata el corazón”.





Pocas palabras con las que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos trazan el camino para ser mejores personas, ser felices con lo que tenemos, disfrutar de lo poco o mucho que poseamos, de lograr la unidad de todas las personas de la sociedad y de salvar nuestros corazones de la perdición.





Cinco cualidades Recomendadas por el Profeta - 4 parte





 





La cuarta cualidad recomendada por el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue:





“Desea para las demás personas lo que quieres para ti mismo y así serás un musulmán verdadero”.





Esta enseñanza viene a complementar lo que relató Anas ibn Malik, que Al-lah esté complacido con él, que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo:





“No es un creyente completo quien no quiere para los demás lo que quiere para sí mismo” . [Bujari y Muslim]





El Islam es un sistema que busca ordenar todos los asuntos de sus seguidores de modo que su relación con el Creador sea cada vez mejor y más fuerte, para que así logren alcanzar la paz y tranquilidad que los llevará a encontrar la felicidad en esta vida y la otra. Pero al mismo tiempo, pretende promover y fortalecer las relaciones entre la gente, para que de esta manera el amor fraternal y la armonía reinen en la sociedad.





 





Pero para que la sociedad alcance los niveles a los que pretende llevar el Islam a la humanidad, cada uno de sus individuos deben esforzarse de todas las formas posibles por que cada uno de los demás miembros de esta sociedad logre alcanzar su beneficio e intereses, como si se tratara de sus propios beneficios e intereses. Esta es la única manera en que se pude construir una sociedad sobre bases sólidas y establecer lazos irrompibles entre sus miembros.





 





Por esto nos encontramos con que el mismo Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, va más allá de los simples deseos de bien hacia los demás y querer el bienestar de los demás. Él estableció que uno de los principios que hacen que la fe se establezca en el corazón es desear para el otro lo que uno quiere para sí mismo.





 Cinco cualidades Recomendadas por el Profeta - 3





 





Detengámonos un momento en la siguiente cualidad recomendada por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, misma que es una de las menos aplicadas en la actualidad:





“Sé bueno con tu vecino y serás un creyente verdadero”.





Subhan Al-lah (Glorificado sea Al-lah), la creencia está claramente relacionada, enlazada y unida al buen comportamiento hacia los vecinos. Lastimosamente, hoy en día son muy pocos los que tienen en cuenta esta recomendación, es más, o más bien, es triste ponerse a pensar, que ni sabemos quién es nuestro vecino, pues no nos interesa relacionarnos en nada. Algunos piensan que es mejor estar lejos de ellos para evitarse problemas o que como no son de la familia, para qué preocuparse por establecer algún tipo de relación.





El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, mencionó al vecino de forma general, no especificó si era musulmán o no. Con su ejemplo enseñó que este comportamiento abarcaba a los no musulmanes, porque él mismo se preocupaba por sus vecinos, siendo muchos de ellos judíos. Se menciona incluso que había un vecino judío que todos los días lo molestaba e incomodaba, y un día que no lo hizo el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue a visitarlo para ver si le había pasado algo, porque no lo había molestado ese día.





En los dos Sahih, Bujari y Muslim, encontramos registrado que ‘Ai’shah, que Al-lah esté complacido con ella, reportó que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “El Ángel Gabriel me recomendó con tanta insistencia cuidar y preocuparme por el vecino, que pensé que Al-lah iba a decretar que se incluyera como uno de los herederos que tienen derecho a la herencia” .





Los Ulama de la Shari’ah, en base a estas directrices, han establecido un reglamento que se debe tener en cuenta en las relaciones entre vecinos. Todas estas leyes son importantes y buscan fortalecer los lazos de amistad y hermandad entre los vecinos, pero una de las que nos llama bastante la atención es aquella que establece que si uno de los vecinos trae una fruta, sus hijos no deben salir a fuera a la vecindad, a comerla en frente de los otros niños, pues puede ser que ellos no tengan esta fruta o sus padres no tengan los medios para comprarla, etc.; así que para no provocarlos, o más bien, para ser considerados con los vecinos, esto no se debe hacer. Claro, este es un ejemplo que se puede aplicar en la modernidad a los juegos de videos portátiles, juguetes, teléfonos celulares, etc.





 





Por último, recordemos que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, aceptaba las invitaciones que le hacían sus vecinos, musulmanes y no musulmanes, comía de la comida que ellos le mandaban y preparaban, también recibía los regalos que ellos le hacían, y él, en respuesta, los invitaba, compartía su comida con ellos y les hacía regalos también.





2- Confórmate con lo que Al-lah te ha provisto y serás el hombre más rico





 





 





La segunda cualidad que nos recomienda nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, es:





“Confórmate con lo que Al-lah te ha provisto y serás el hombre más rico”.





La gente tiende a creer que la riqueza se encuentra única y exclusivamente en los bienes materiales, y además juran que la riqueza es el camino más rápido y seguro para alcanzar la felicidad… ¿Es esto cierto? ¿Tiene la razón quien piensa de esta manera y ve la vida de esta forma? ¡No! Está equivocado quien piense y crea esto.





Es cierto que hay mucha gente rica que aparentemente es feliz, pero cierto es que mucha gente que es pobre también es feliz. Así que la última palabra sobre la felicidad no la tengo yo ni la tienes tú, sino que la encontramos en estas cortas frases expresadas por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Cuando una persona se conforma con lo que Al-lah le ha concedido, le basta y siente que es suficiente. Además, protege su corazón de ser contagiado con la envidia, la avaricia y la tacañería.





Cuánta gente rica, que tiene más de lo que podría necesitar para vivir cómoda y lujosamente durante toda su vida, no está conforme con lo que tiene sino que quiere más. Si ve que su vecino, su amigo o hasta su hermano, compraron algo nuevo, él quiere más y el doble si es posible, pero sobre todo, se incomoda si ve que alguien compró algo antes que él. Siente como si le faltara todo y se olvida de todo lo que tiene. Así mismo, cuántos pobres hay que por andar viendo lo que no tienen y comparándose con los que están mejor que ellos, viven llenos de complejos, odios y recelo hacia los demás.





El musulmán agradece lo mucho o poco que tenga; si tiene demasiado lo usa con prudencia y sin despilfarro, tiene en cuenta la sensibilidad de sus hermanos menos favorecidos, por lo que no exhibe sus bienes indiscriminadamente. Por otra parte, usa todos sus bienes para agradar a Al-lah, paga su Zakat, y los pone a disposición de Su causa, sabiendo con certeza que todo lo que gaste por Al-lah, Él se lo retribuirá doblando sus ganancias y recompensa en esta y la otra vida. Y si es el caso que no tiene bienes o le hace falta, tiene paciencia y se esfuerza por conseguir lo que necesita para sobrevivir. El musulmán cree firmemente que por más que quiera, se esfuerce y trabaje, sólo obtendrá lo que el favor de Al-lah ha dispuesto.





Cinco cualidades recomendadas por el profeta Muhammad





 





 





 





Al estudiar la biografía de nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos encontramos con escenarios y sucesos que nos confirman su profecía y que todo lo que hacía y decía (lo que enseñaba) era revelación de Al-lah. No por nada Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, dijo refiriéndose a Su Profeta (lo que se interpreta en español):





Ni habla de acuerdo a sus pasiones. Él sólo trasmite lo que le ha sido revelado. Aquello que le enseñó el dotado de poder. [Corán 53:3-5]





Cuando el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se dirigía a sus Sahabah, que Al-lah esté complacido con todos ellos, pronunciaba las palabras justas, usaba las mejores maneras, y utilizaba los ademanes y modos exactos. Todo esto cautivaba a quienes lo escuchaban y hacía que las enseñanzas que recibían se grabaran en sus mentes y corazones, para luego aplicarlas en sus vidas, guardarlas y transmitirlas, para que las nuevas generaciones de musulmanes las conocieran.





Todo lo que enseñaba el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era importante, sin lugar a duda, sólo que en ocasiones estas enseñanzas venían acompañadas de actos que señalaban que eran especiales, lo que generaba más interés por aprenderlas y el deseo de ser distinguidos con alguna de sus particularidades. Para entender lo que estamos diciendo, lo mejor es que entremos en el tema central de nuestro artículo.





Reportó Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “¿Qué persona de mi nación toma de mí estas cinco características para que las aplique él mismo o las enseñe a otro para que él las ponga en práctica?”. Dijo Abu Hurairah: “Dije: ¡Yo, Mensajero de Al-lah!”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, tomó su mano y con los dedos de su mano contó una por una estas cinco características, dijo: “Aléjate de las cosas que Al-lah ha prohibido y serás el mayor de los adoradores de Al-lah entre la gente. Confórmate con lo que Al-lah te ha provisto y serás el hombre más rico. Sé bueno con tu vecino y serás un creyente verdadero. Desea para las demás personas lo que quieres para ti mismo y así serás un musulmán verdadero. Y no te rías exageradamente, pues reír exageradamente mata el corazón”. [Ahmad]





Palabra por palabra se descubre la importancia del mensaje de este hadiz y la razón por la cual el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, buscó llamar la atención no sólo de Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, sino de todos los Sahabah y de todos los musulmanes en general y en toda época. Antes de adentrarnos en el análisis de las enseñanzas contenidas en este hadiz, detengámonos un momento y analicemos la manera en que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, preparó a las personas que lo rodeaban para recibir sus enseñanzas y hacer que estas trascendieran en sus vidas y fueran aplicadas una por una con conciencia y convencimiento.





El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue uno de los primeros en establecer una metodología pedagógica en el proceso de la enseñanza. Cuando se encontraba en una reunión e iba a decir algo, cambiaba su posición, modulaba su tono de su voz, utilizaba medios gráficos y físicos para afirmar sus palabras, usaba la lúdica, maneras y ademanes, que hacían que la gente callara y se centrara en sus enseñanzas. Como en este hadiz, existen muchas enseñanzas en las que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se acercaba a sus Sahabah, tomaba sus manos, colocaba la suya sobre sus hombros o aprovechaba la cercanía de sus discípulos y las situaciones vividas como metodología de enseñanza,





como aquel relato registrado por At-Tirmidhi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, en el que encontramos que Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, contó que, siendo él un niño todavía, montaba detrás del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, durante uno de sus viajes, y él le dijo: “¡Muchacho! Te enseñaré unas palabras: Cuida de cumplir con los mandatos de Al-lah y Él te protegerá…”, o como la ocasión en que un niño se encontraba comiendo con el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y lo hacía desordenadamente, tomando de todas partes del plato de comida, y entonces le dijo: “¡Muchacho! Antes de comer di: Bismil-lah (en el nombre de Al-lah), come con tu derecha y toma sólo de la comida que está enfrente tuyo”.





Mencionamos estos dos ejemplos no sólo para aclarar la metodología pedagógica del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sino que además, para señalar que él no hacía discriminación alguna entre sus Sahabah, fueran estos mayores o menores, ricos o pobres, árabes o no árabes, etc., para él lo que contaba era educar a su comunidad. Además, tratan dos temas que, aunque diferentes, hacen parte de la personalidad del musulmán: uno de ellos la creencia en Al-lah y el otro el comportamiento y los modales.





De este método profético de enseñanza podemos aprender, que una de las mejores maneras de educar está en ganar los corazones de la audiencia. Cuando uno de nuestros hijos dice una mala palabra o se comporta de manera incorrecta, la mejor forma de corregirlo es educándolo, es decir, llamarlo, alzarlo, por ejemplo, y enseñarle lo correcto, señalándole que lo que hizo no es debido. Pero si le gritamos o lo golpeamos, él va a recordar el golpe o el regaño, pero no las enseñanzas. Tendrá miedo de nosotros y en nuestra presencia se portará debidamente, pero cuando esté a solas o con otras personas su comportamiento será totalmente diferente.





 





El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se ganó los corazones de la gente, incluso de personas que eran muy toscas y duras de carácter, y esta fue una de las razones del éxito de su profecía, pues logró esculpir todo lo que enseñó en los corazones y mentes de sus Sahabah. Esta, aunque no fue una de las cinco recomendaciones destacas por el profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en este relato es una enseñanza de vida que los mismo Sahabah nos transmitieron para que la aprovecháramos en nuestro diario vivir.





  Cuando había un eclipse el Profeta Muhámmad r corría ansiosamente a la mezquita y hacía dos rak`at. En la primera recitaba al-Fatihah en voz alta, seguido de una larga recitación del Corán.





 





Luego hacía un largo ruku`. Luego se levantaba del ruku` diciendo: “Sami`a Aláhu liman hamidah. Rabbana wa lakal-hamd.” (Allah oye a aquel que lo alaba. Para Ti, nuestro Señor, pertenece toda alabanza), pero continuaba de pie y hacía otra larga recitación, aunque más corta que la primera.





Luego hacía un segundo ruku` largo, pero más corto que el primero. Se levantaba de nuevo del ruku` y hacía un largo suyud. Hacía lo mismo en la segunda rak`ah. De esta forma, hacía dos rak`at inclinándose cuatro veces en ruku' y haciendo cuatro prosternaciones. Luego de la oración pronunciaba un elocuente sermón.





 





–  Durante un eclipse urgió a recordar a Allah, hacer la oración, suplicar, buscar el perdón, dar caridad y liberar a los esclavos.





De sus Enseñanzas era honrar el día viernes y la oración del viernes (al-Yumu`ah), designando para ello prácticas particulares tales como tomar un baño, vestir las mejores ropas, oír atentamente el sermón e invocar bendiciones para el Profeta r con frecuencia.





–  Solía saludar a los orantes, ascender hasta el púlpito, mirar a los creyentes, saludarlos y luego sentarse. Luego Bilal y hacía el llamado a la oración (al-adhán), y luego el Profeta r empezaba inmediatamente su sermón sin ningún interludio. Mientras estaba pronunciando el sermón se recostaba en un arco o un bastón, pero eso era antes de adoptar el púlpito.





–  Pronunciaba el sermón de pie, luego se sentaba brevemente tras lo cual se levantaba para un segundo sermón.





–  Pedía a los orantes que se sentaran cerca a él y que oyeran atentamente. Decía que un hombre no debía ni siquiera decirle a otro que pusiera atención, ya que eso sería considerado una distracción tal que le anularía la recompensa de su oración al-Yumu`ah.





–  Cuando disertaba sus ojos se enrojecían, su voz se volvía más fuerte y mostraba ira creciente como si estuviera exhortando a un ejército.





–  Solía hacer corto su sermón y alargar la oración.





–  En el sermón enseñaba a sus compañeros los fundamentos del Islam y las leyes. Mencionaba órdenes y prohibiciones cuando era necesario.





–  Interrumpía su sermón por cualquier necesidad inesperada o para responder una pregunta, y luego retomaba su discurso. Podía también descender del púlpito para alguna necesidad y luego regresaba. Trataba asuntos de actualidad en su sermón y cuando notaba la pobreza entre la congregación, alentaba la caridad.





–  Apuntaba con su dedo índice cuando mencionaba a Allah, y si había sequía, invocaría a Allah por lluvia.





–  Luego de la oración del Yumu`ah, entraba a su casa y hacía su oración sunnah de dos rak`at. También le decía a aquellos que hacían la oración del Yumu`ah que oraran cuatro rak`at luego de ella.





Décimo: La discrepancia es motivo de los males y las sectas





 





Por esto dice Alá I en el Corán: (No seáis como quienes, después de haber recibido las pruebas claras, se dividieron y discreparon. Ésos tendrán un enorme castigo).[1]





El Profeta e aclaró este concepto diciendo: «Se dividieron los judíos en setenta y una sectas, se dividieron los cristianos en setenta y dos sectas, y se dividirá esta comunidad en setenta y tres sectas, todas ellas merecen el fuego excepto una» le fue preguntado: «¡¿Quiénes son Mensajero de Alá?!» dijo: «Los que siguen el mismo camino que yo y luego mis compañeros» y en otra versión «Al-Yama´a»[2]. Es decir: aquellos que sigan sus enseñanzas y metodología, y luego la de los Sahâbah.





Fue narrado que Hudaifah t dijo: «Las personas le preguntaban al Mensajero de Alá e acerca de las cosas buenas, pero yo le preguntaba acerca de las cosas malas, por temor de que éstas pudieran alcanzarme. Dije: “¡Mensajero de Alá! Nosotros vivíamos en la Yâhiliiah (el paganismo) y el mal, pero Alá nos trajo este bien (el Islam) ¿Habrá algún mal después de este bien?” Respondió: “Sí.” Pregunté: “¿Y después de este mal habrá algún bien? Respondió: “Sí, pero se corromperá con el dajan”. Dije: “¿Qué es el dajan?” Respondió: “Habrá personas que guíen a otros con algo que no es mi guía. Ustedes aprobarán algunas acciones y desaprobarán otras”. Dije: “¿Habrá un mal después de este bien?” Él dijo: “Sí, habrá predicadores en las puertas del Infierno, y quienquiera que responda a su llamada será arrojado en él”. Dije: “¡Mensajero de Alá! Descríbelos”. Me dijo: “Ellos serán de los nuestros y hablarán nuestro idioma”. Dije: “¿Qué me ordenas hacer si me los encuentro durante mi vida? Respondió: “Adhiérete a la Yamâ´ah (el grupo) de los musulmanes y a su Imâm (líder)”. Dije: “¿Y qué hago si no hay ninguna Yamâ´ah y ningún Imâm? Dijo finalmente: “Entonces mantente lejos de todos los grupos, aun cuando tengas que comer raíces de árboles hasta que la muerte te llegue estando tú en ese estado”. [3]





Dijo el Imâm Nawawi رحمه الله : «En el hadiz de Hudaifah se encuentran las siguientes indicaciones: Adherirse al grupo de los musulmanes, a sus líderes y la obligación de obedecerlos, aunque sean injustos y cometan faltas como; tomar dinero corruptamente, aun así es obligatorio obedecerlos excepto en los pecados. Pueden verse también los milagros y profecías del Mensajero de Alá e, que son todos estos asuntos sobre los cual informó, ya que sucedieron todos ellos»[4].





No hay duda que en la Ummah de Muhammad e continúa un grupo que prevalece sobre la verdad (At-Tâifah Al Mansûrah) que será exitosa finalmente, no les perjudica quien los traicione o contradiga hasta que sea la Hora Final. En un hadiz narrado por Mu´âuiah t dice: «No dejará un grupo de mi comunidad de estar establecido sobre el mandato de Alá, no les perjudicará quien los traicione o los contradiga, hasta que llegue la orden de Alá y ellos sobresaldrán entre los hombres»[5].





 





Alá sabe más y mejor. Que la paz y las bendiciones sean con nuestro Profeta Muhammad Ibn 'Abdullah, su familia, sus compañeros y con aquellos que los sigan con rectitud hasta el Día del Juicio Final.[6]  





 El diferir con el Corán y la Sunnah es motivo de la derrota y la perdición en esta vida y en la próxima, y motivo de humillación y degradación





 





Dice Alá I en el Corán: (Un verdadero creyente o a una verdadera creyente no deben, cuando Alá y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar en forma contraria; y sabed que quien desobedezca a Alá y a Su Mensajero se habrá desviado evidentemente)[1] y dice: (Pero no, [Juro] por tu Señor que no creerán a menos que te acepten como juez de sus disputas; y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente)[2] y dice: (Mas quien se aleje de Mi Mensaje llevará una vida mísera, y el Día del Juicio le resucitaremos ciego. Y entonces dirá: ¡Oh, Señor mío! ¿Por qué me has resucitado ciego, si antes veía? Dirá [Alá]: Así como cuando te llegaron Nuestros signos los ignoraste, hoy tú serás ignorado) [3]. Alá I dice acerca de quien contradice la orden del Profeta e: (Y que aquellos que desobedezcan las órdenes del Mensajero de Alá [y rechacen su Mensaje] estén precavidos, no sea que les sobrevenga una desgracia o les azote un severo castigo)[4].





Dijo el Profeta e: «Se ha preescrito la humillación y la degradación para aquel que contradiga mis enseñanzas, y aquel que imite a un pueblo terminará siendo uno de ellos»[5] y encontramos en los libros de Sunan[6] y Masânid[7] que el Profeta e dijo: «Es como si viera a uno de ustedes reclinado en su lecho y al llegarle un asunto respecto a mi, que haya ordenado o prohibido algo, diga: “Entre ustedes y nosotros está este Corán, lo que encontremos lícito en él lo consideramos lícito y lo que encontremos ilícito en él lo consideraremos ilícito”. ¿Acaso no he venido con el Libro (Corán) y algo igual que él (la Sunnah)? ¿Acaso no es igual al Corán o más extenso?»[8]





Narró Abû Huraîrah t que el Mensajero de Alá e dijo: «Toda mi ummah (comunidad) entrará en el Jardín excepto quien se niegue. Dijeron: ¡Mensajero de Alá! ¿Y quién podría negarse? Respondió: Quien me obedezca, entrará al Jardín y quien me desobedezca, se habrá negado» [9].





 





Dijo Sheij Al-Islâm Ibn Taîmiah رحمه الله : «Todo creyente tiene que hablar de los asuntos religiosos conforme a lo que trajo el Mensajero e, y no dar prioridad a otros sobre Él, que analice lo que ha dicho para que sus palabras concuerden con sus palabras, sus acciones sean conforme a sus órdenes, pues así eran los Sahâbah y y quienes siguieron su camino con bondad, y también los líderes de los musulmanes; por esta razón ninguno de ellos contradecía los textos (del Corán y la Sunnah) con sus razonamientos, ni basaba su religión en algo ajeno a lo que trajo Mensajero e. Si quería saber algo de la religión miraba a lo que había dicho Alá I y su Mensajero I, de él aprendían y sobre de él hablaban, sobre sus dichos reflexionaban, en él basaban sus evidencias, porque ese es el fundamento de Ahlu Sunnah (Gente de la Sunnah)».[10]





Aferrarse al Corán y la Sunnah es el camino para librarse de los problemas y las discordias (Fitan)





 





Existen numerosos hadices auténticos que dan evidencia de que quien se aferra al camino del Profeta e será de los exitosos, de ellos el hadiz narrado por Al-´Irbâd Ibn Sâriah t que dijo: «Un día el Mensajero de Alá e rezó con nosotros y al terminar nos dio una exhortación sublime, por la que nuestros ojos derramaron lágrimas y los corazones se estremecieron, entonces una persona dijo: “¡Mensajero de Alá! Esta exhortación es como una despedida, así pues, ¿qué es lo que nos aconsejas?” Respondió: “Les aconsejo el temor a Alá, escuchar y obedecer a vuestras autoridades aun os gobierne un esclavo abisinio, porque quien viva después de mí verá muchas discrepancias. Por lo cual tomen mi Sunnah y la Sunnah de los califas rectos y guiados, aférrense a ella con los dientes y ¡Ay de ustedes con los inventos en la religión! Porque todo invento es una innovación y toda innovación (bid´ah) es un extravío»[1].





 





Algo que afirma la importancia de escuchar y obedecer a las autoridades, es lo que pasó con los Sahâbah con el Mensajero e en el concilio de Hudaîbiah, cuando se intensificó la prohibición de realizar la ´umra (peregrinación menor) y consideraron que no había conveniencia para los musulmanes, pero igualmente siguieron el consejo del Mensajero de Alá e y por ello obtuvieron una conquista cercana. Acorde a las narraciones Suhaîl Ibn ´Amr dijo al Profeta e cuando escribió “En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso” escribe “En Tu nombre oh Alá”, el Profeta e accedió, pero Suhail no estuvo de acuerdo en que escribieran “De Muhammad el Mensajero de Alá”  (porque no creían en él) entonces el Profeta e ordenó que se escribiera “ De Muhammad el hijo de Abdulah”, y acordaron que no se hiciera la ´umrah en ese año, sino en el año siguiente, además de que aquel que se hiciera musulmán y emigrara sería regresado a los asociadores, y quien abandonara a los musulmanes para unirse a los asociadores no sería regresado. El primero en sufrir las estipulaciones del tratado fue Abû Yandal Ibn Suhail Ibn ´Amr, así que el Profeta e  lo regresó después de las exigencias de Quraish. Los Sahâbah se enojaron por ello y dijo ´Umar: «¿Acaso no eres el Mensajero de Alá?» respondió: «Si». Dijo: ¿Acaso nosotros no estamos en la verdad y nuestros enemigos en lo incorrecto? Respondió: «Si». Dijo: ¿Entonces porque nos mostramos sumisos? Dijo: «Yo soy el Mensajero de Alá y no Le desobedezco, Él me dará el éxito finalmente» Dijo ´Umar «Haré buenas obras como expiación por las preguntas impropias que le hice» Cuando la escritura del concilio de paz fue finalizado, el Profeta e ordenó que llevaran acabo sus sacrificios y que se raparan las cabezas, pero no lo hicieron, entonces el Profeta e le comentó lo sucedido a su esposa Um Salamah رضي الله عنها y ella le dijo: «¡Profeta de Alá! ¿Quieres que tu orden sea llevada acabo? No le digas una palabra a nadie y realiza tú el sacrificio y llama a un peluquero para que rape tu cabeza» entonces el Profeta e sacrificó y se rapó, e inmediatamente las personas sacrificaron y se raparon.[2]  Este tratado fue un beneficio que Alá sabia y por eso descendió la Surah La Conquista. Durante el año sexto y séptimo mucha gente ingresó al Islam tanto como en todos los años anteriores, y después las personas entraron a la religión de Alá I en grandes cantidades después de la conquista en el año octavo de la Hégira.





 





Esta es la bendición de obedecer a Alá I y a su Mensajero e; por eso dijo Suhail Bin Hunaif t «No obren según su opinión personal, pues en verdad me han visto el día de Yandal, si pudiera regresar el asunto al Mensajero de Alá lo haría».[3] 





Esto es una prueba de la posición de los Sahâbah y y como les dictaminó el Mensajero de Alá e, sucediendo la conquista y la victoria, ciertamente Alá exaltado sea es el más Generoso.





Es por eso que los musulmanes se tienen que asir al Libro y la Sunnah, especialmente en los tiempos de fitnah, por eso el Profeta e advirtió sobre la fitnah y prevenirse de ella, ordenando apegarse a los musulmanes, dijo: «Refúgiense en Alá de la fitnah que se ve y de la que no se ve» [4] y Abû Huraîrah t narró que el Profeta e dijo: «Se acerca un tiempo en que las obras disminuirán y haya avaricia, aparezca la fitnah y aumente la conmoción» dijeron: «¡Oh Mensajero de Alá y ¿Qué es la conmoción?» dijo: «El asesinato, el asesinato» y en otra versión «Se acercará un tiempo en el que el conocimiento disminuya …»[5] .





El Mensajero de Alá e explicó que no iba llegar un tiempo sin que el siguiente fuera peor, dijo Zubaîr Ibn ´Adî t: «Fuimos con Anas Ibn Mâlik t, para quejarnos de Al-Hayyâyy por lo mal que trataba a la gente, y nos dijo: “Tengan paciencia porque no llegará ningún tiempo sin que el que venga después no sea peor; y así hasta que encuentren a su Señor”. Lo escuché del Profeta e”» [6].





El Profeta e incitó a las buenas acciones antes de que la fitnah no de oportunidad de hacerlas, dijo: «Apresúrense a realizar buenas acciones antes de (que sean sobrecogidos por) un conflicto que será como parte de una oscura noche, durante la cual el hombre amanecerá creyente y por la noche se volverá incrédulo, o será creyente por la tarde y amanecerá incrédulo, y venderá su fe por un puñado de bienes mundanales».[7]





Narró Abû Huraîra t que el Mensajero de Alá e dijo: “Habrá fitna durante las cuales el que esté sentado será mejor que el que esté de pie, el que esté de pie será mejor que el que camine, y el que camine será mejor que el que corra. Y quien se exponga a ellas lo vencerán. Así pues, quien encuentre un refugio o un cobijo, mientras duren, que se refugie en él”»[8] .





La salida de la fitnah y de todos los conflictos es aferrarse al Corán y la Sunnah, apegarse a la comunidad de los musulmanes y a sus sabios y eruditos.





Sexto: El Corán invita a la unificación en la verdad y prohíbe las divisiones





 





Dice Alá: (Aferraos todos a la cuerda de Alá y no os dividáis. Recordad la gracia de Alá al hermanaros uniendo vuestros corazones después de haber sido enemigos unos de otros, y cuando os encontrasteis al borde de un abismo de fuego os salvó de caer en él. Así os explica Alá Sus signos para que sigáis la guía) [1]. Después de ordenar aferrarse al Libro prohíbe desunirse. Dijo el Imâm Ibn Kazir رحمه الله «Ordenó permanecer unidos y prohibió dividirse. Existen muchos hadices sobre la prohibición de la secesión y la obligatoriedad del permanecer unidos y en convivencia». Se registra en Sahih Muslim de Abû Huraîrah t: «En verdad Alá les ordena y recompensa tres y les prohíbe y castiga por tres. Se complace de ustedes en que lo adoren y no le asocien nada, que se aferren a la cuerda de Alá todos juntos y no se dividan. Y detesta de ustedes: las palabras vanas, hacer muchas preguntas y malgastar el dinero»[2]





Dice en el Corán: (Quien se aparte del Mensajero después de habérsele evidenciado la guía y siga otro camino en vez del de los creyentes, le abandonaremos y lo ingresaremos al Infierno. ¡Qué mal destino!) [3] Esto significa que aquel que busca otro camino diferente de la legislación que trajo Muhammad e estará en oposición, después de habérsele aclarado la verdad, por seguir otro camino que no es el de los creyentes que son unánimes en seguir la Sunnah, y por eso será castigado. [4]


 



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