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La excelencia de la paciencia y


sus tipos





Primer Jutba:


Alabado sea Al-lah, el Señor, el Clemente, el Misericordioso, el más Sabio en lo que decreta en toda época, el Bondadoso con Sus siervos cuando los atormentan las preocupaciones y tristezas, Aquel que prometió a los pacientes una recompensa sin límites. Y atestiguo que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Al-lah, Único, sin asociados, el Rey, el que Recompensa por las acciones; y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, aquel que fue paciente ante los decretos de Al-lah, paciente con su obediencia y para no pecar, así como para no dañar a ningún ser humano, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con su familia y compañeros, y con todos aquellos que sigan correctamente su guía.


Procediendo:


¡Hermanos musulmanes! Teman a Al-lah, Alabado sea, y sepan que la paciencia es tan importante para el Islam como lo es la cabeza para el cuerpo, no ha completado la fe aquel que no es paciente, y Al-lah hará que sea de los pacientes aquel que se esfuerce por ser paciente. Sepan que a una persona no le es dada mejor bendición que la paciencia, con ella se evidencia quiénes son los de gran voluntad y determinación y quiénes son los cobardes y débiles.


La paciencia es una distinción de los Profetas y Mensajeros, el adorno de los siervos más piadosos, dijo Al-lah, Alabado sea, describiendo a los siervos del Misericordioso: {Éstos


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serán recompensados [el Día del Juicio] con el Paraíso por su perseverancia, y serán recibidos [por los Ángeles] con un saludo de paz} [Corán 25:75 ]; y dijo sobre la gente del Paraíso: {E ingresarán en los Jardines del Edén junto a quienes creyeron de sus padres, esposas y descendientes; y luego los Ángeles ingresarán ante ellos por todas las puertas, y les dirán: ¡La paz sea sobre vosotros! En verdad fuisteis perseverantes [en la adoración]. ¡Qué hermosa es la recompensa de la morada eterna!} [Corán 13:23-24].


Existen tres tipos de paciencia: paciencia en la obediencia a Al-lah, Alabado sea, paciencia para no pecar, y paciencia ante los decretos de Al-lah, tanto en aquellos sobre los cuales la persona no tiene elección como aquellos males y hostilidades que Al-lah ha decretado que cometan algunos de Sus siervos.


La paciencia en la obediencia a Al-lah, Glorificado sea, consiste en exigir al alma que obedezca a Al-lah, que Lo adore tal como Él, Alabado sea, ha ordenado, no aburrirse ni ser negligente ni abandonar su obediencia; puesto que en el momento en que caiga en esto, ha propiciado su desgracia y destrucción. Siempre que el siervo conozca la gran recompensa que tiene adorar a Al-lah, se le vuelve fácil cualquier acto de adoración. Por ejemplo, una buena acción, si es hecha con la intención de agradar a Al-lah y siguiendo al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se le computa como si la hubiera realizado diez veces y hasta setecientas e incluso mucho más, y Al-lah acrecienta la recompensa a quien Él quiere, el favor de Al-lah no tiene límites.


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En cuanto a la paciencia para no pecar, ésta consiste en controlar el alma de que no caiga en ningún acto ilícito, ya sea relacionado con los derechos de Al-lah o con Sus siervos, y siempre que el siervo conozca el castigo que acarrea el pecado en esta vida, la otra y a nivel individual y colectivo, además de las graves consecuencias que tiene sobre su creencia, el más allá y la sociedad en la que vive, esto le ayudará a abandonarlo. Ciertamente el castigo en esta vida a causa de los pecados puede ser general para toda la sociedad, tanto para los piadosos como los pecadores, y ya en el Día del Juicio cada uno será resucitado de acuerdo a sus acciones e intenciones. En el momento en el que el siervo sea consciente de todo esto, acabará abandonando los pecados por temor al castigo de Aquel que conoce lo oculto.


Y con lo que respecta a la paciencia ante los decretos de Al-lah, esto es aceptar con plena sumisión todas las pruebas, preocupaciones y enfermedades que Dios le decreta, y no caer presa de la ira y la furia, estas cosas son propias de la época preislámica (yahilia) y el Islam las ha prohibido. Debe saber también que todas estas pruebas ocurren por una serie de causas que sólo Al-lah conoce, y entre los medios para salir de estas pruebas está el dirigirse, humillarse y suplicar a su Señor. Todas estas enfermedades que Al-lah decreta para Sus siervos son una misericordia para que lo recuerden y vuelvan a Él, y estén seguros de que Él es el Único que domina a Sus siervos con lo que Él quiera; Suyo es el reino, las alabanzas, la creación, todo asunto depende de Él, en Sus manos está todo lo bueno y Él es poderoso sobre todas las cosas. Gracias a Dios, a pesar de estas enfermedades, las almas y los cuerpos siguen estando completos, pues son enfermedades simples y pequeñas que decretó el Señor


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y fue Generoso con Sus siervos; por tanto, todas las alabanzas son para Al-lah, el Señor de los cielos y la tierra, me refugio en Al-lah de satanás, el lapidado: {Y si os aflige una desgracia, ello es la consecuencia de [los pecados] que cometisteis; y Al-lah os perdona muchas faltas [por Su gracia]} [Corán 42:30]; {Todas las desgracias acontecen con la anuencia de Al-lah. Quien crea en Al-lah, Él fortalecerá su corazón [y podrá resignarse ante cualquier adversidad, pues sabrá que es el decreto de Al-lah]. Y ciertamente Al-lah tiene conocimiento de todas las cosas} [Corán 64:11].


Que Al-lah, Glorificado sea, nos bendiga con lo que leamos y entendamos del Corán, y nos beneficie con la compresión de Sus sabios signos.


Le pido a Al-lah, Glorificado sea, perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.


Segundo Jutba:


Las alabanzas son para Al-lah, alabanzas numerosas, puras y benditas; que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con nuestro Mensajero Muhammad, su familia y todos sus compañeros.


Procediendo:


¡Hermanos! Teman a Al-lah, Alabado sea, y sepan que toda persona se encuentra ante dos situaciones: momentos de felicidad y bienestar o momentos de malestar y tristeza, y ambas


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situaciones requieren del siervo determinados actos de adoración para que su fe esté completa. En los momentos de malestar se le pide que sea de los pacientes, aquellos que cuando les acontece una desgracia dicen: “Ciertamente somos de Al-lah y a Él retornaremos”. Ya que Al-lah es el Creador del siervo –Quien lo gobierna, lo domina y le decreta lo que Él quiera, hace y juzga lo que Le place–, el siervo tiene que someterse a Él y no enfurecerse con Sus decretos, pues el retorno será a Él, y no hay escapatoria sino hacia Él.


Toda persona que le haya acontecido una desgracia y quiera salir de ella, que recuerde la gran recompensa que tiene ser paciente, ya que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Cualquiera que fuere la desgracia que le ocurriera a un musulmán: ansiedad, preocupación, dolor o incluso una espina que se le clavara, serviría para que Al-lah lo purificara de sus pecados”. Otro asunto que le ayudará a aliviar la desgracia es reflexionar en las innumerables bendiciones que Al-lah, Alabado sea, le ha otorgado, y lo grave que habría sido la situación si ésta hubiera sido peor, pues no existe desgracia sin que haya otra mayor que ella.


En cuanto a la paciencia para no pecar, ésta requiere de mucho esfuerzo y lucha, porque el alma es propensa a inclinarse al mal, y sólo están a salvo de ello aquellos a quienes mi Señor les tiene misericordia. Hay personas que quizás son pacientes ante determinados tipos de pecados y los evitan, pero al mismo tiempo los ves sumergidos en otros; por ejemplo, hay personas que se controla de no robar el dinero a otros, pero los ves que no pueden controlar su lengua de hablar mal de ellos en su ausencia y manchar su honor, siendo que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, equiparó el dinero, la sangre y el honor bajo un mismo veredicto al decir en su


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peregrinación de despedida: “Ciertamente vuestra sangre, vuestros bienes y vuestro honor son sangrados…”.


Y, finalmente, tenemos un tercer tipo de paciencia, que es la paciencia en la obediencia a Al-lah, ciertamente la obediencia a Al-lah, Alabado sea, cumpliendo con Sus órdenes, requiere mucho esfuerzo de nuestra alma y que el cuerpo lo demuestre con acciones, y todo esto necesita de paciencia. Por tanto, la paciencia es de tres tipos: paciencia ante los decretos de Al-lah, paciencia para no pecar y paciencia en la obediencia a Al-lah.


Con lo que respecta a los momentos de felicidad y bienestar, al siervo se le pide que sea agradecido con Al-lah, es decir, teniendo presente que esta bendición es un favor de Al-lah sobre él; después debe elogiar a su Señor por todas estas bendiciones, tanto externas como internas, religiosas y mundanas, y al final debe demostrarlo con acciones, es decir, obedeciendo a Aquel que lo ha bendecido, ya que el agradecimiento consiste en: tenerlo presente en el corazón, reconocerlo a través de las palabras y demostrarlo con acciones.


Por consiguiente, quien sea paciente y sea agradecido, ha completado su fe y se ha salvado, y por eso dijo el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “¡Qué asombrosa es la situación del creyente! Pues todo asunto encierra un bien para él, y esto no le ocurre a nadie que no sea creyente. Si le acontece un bien y es agradecido con Al-lah, hay un bien para él. Y si tiene paciencia ante la dificultad, también consigue un bien para él”. Me refugio en Al-lah de satanás, el lapidado: {Si obedecéis a un humano como vosotros, estaréis perdidos. ¿Es que os promete que luego de que muráis y seáis polvo y huesos seréis resucitados?} [Corán 22:34-35].


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Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él}; y dijo el Profeta Muhammad, sal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: “A quien pide a Al-lah, Glorificado sea, una bendición para mí, Al-lah lo recompensa por esta acción con diez bendiciones”.


¡Oh Al-lah! Da bendiciones y paz a nuestro Profeta Muhammad, a sus familiares, a todos sus discípulos y a quienes sigan su guía de buena manera hasta el Día del Juicio. ¡Oh Al-lah! Da tu complacencia a todos los discípulos de Tu Mensajero, de quienes fueron destacados Abu Baker, Omar, ‘Uzman y ‘Ali. Complácete también con todos los seguidores de estas nobles personas, quienes siguen su guía hasta el Día del ajuste de cuentas, y con nosotros los presentes, pues Tú eres en verdad el más Clemente.


¡Oh Al-lah! Enaltece y dignifica al Islam y a los musulmanes, protégenos del mal de nuestros detractores, y líbranos de los problemas del encarecimiento de los productos, la propagación de enfermedades, de la usura y el interés monetario, del adulterio y la fornicación, de los terremotos, de las dificultades y las tribulaciones, y de la perversión y corrupción oculta y evidente.


¡Oh Al-lah! Perdónanos y perdona a nuestros hermanos creyentes que ya fallecieron, y no hagas que en nuestro corazón se encierre el desprecio y el odio por los que han creído en Ti como se debe. Tú eres el más Bondadoso y Misericordioso.



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