Ten cuidado de caer en lo prohibido
Nos relata Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, que el profeta Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, les dijo un día: “¿Quién de ustedes tomará, cumplirá y enseñará lo que les voy a decir a continuación? Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Yo Profeta”. Entonces se dirigió a él y le dijo: “Cuídate de caer en lo prohibido, pecaminoso, y serás de los que más adoren a Al-lah; acepta lo que Al-lah te da, y serás el más rico de todos los hombres; pórtate bien con tu vecino, y serás creyente; quiere para los demás lo que deseas para ti, y serás un muslim (musulmán); y no exageres en la risa, pues exagerar en ella lleva a que el corazón muera…”
De esta manera, nos enseñó el Profeta Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, con sus consejos, los cuales siempre son de una forma general y completa en todo aspecto que guía hacia el bien; sin que quede forma de benevolencia alguna que no haya sido expresada en los consejos que nos dio el Profeta Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, invitando a todos los seres humanos a que los apliquen en sus vidas. Al mismo tiempo, encontramos que él nos previno de todas las formas de males que amenazan a la humanidad. Así, tenemos que el primero de sus consejos es que nos alejemos de todo lo que Al-lah, el Altísimo, ha prohibido; pues lo primero que se le pide al ser humano es que deje a un lado los actos censurables. Por esto, nuestros sabios nos enseñan una regla de vida primordial: antes de hacer un bien hay que dejar el mal. De esta manera, la principal tarea que debe cumplir el musulmán es renunciar a todo lo que pueda ser perjudicial para los hombres, mejorar su condición y que desistir de cualquier acción que Al-lah haya prohibido.
¿Qué es lo prohibido?
Ahora bien, centremos nuestra vista en lo que significa prohibido o pecaminoso en el Islam. Los enemigos de nuestra creencia tratan, por todos los medios posibles, de hacer entender y pensar a los musulmanes que nuestra religión, el Islam, prohíbe absolutamente todo; complicándole de esta manera, a todo aquel que se quiera arrepentir, el camino al arrepentimiento. Así, cuando se llama a una persona a que se arrepienta, lo primero que va a hacer es refutar diciendo: “¿¡Pero cómo he de hacerlo si el Islam nos dificulta la vida al prohibirnos todo?!” Esta es, lógicamente, una interpretación equivocada y un mal entendimiento del Islam; ya que lo que se conoce como “muharam” o prohibido en el Islam es muy limitado. Afirmamos esto debido a que en el Corán, la palabra de Al-lah, se menciona lo ilícito y no lo que es permitido o “Halal”. ¿Por qué? Pues porque lo prohibido o muharam es poco, mientras que el Halal o permitido es demasiado; así que menciona lo que es poco y omite lo que es mucho, por eso es que nos dice: “se os ha prohibido esto y esto, pero lo todo lo demás es lícito”. Ddice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español): {Diles: Venid que os informaré lo que vuestro Señor os ha prohibido: No debéis asociarle nada y seréis benevolentes con vuestros padres, no mataréis a vuestros hijos por temor a la pobreza, Nosotros Nos encargamos de vuestro sustento y el de ellos, no debéis acercaros al pecado, tanto en público como en privado, y no mataréis a nadie que Al-lah prohibió matar, salvo que sea con justo derecho. Esto es lo que os ha ordenado para que razonéis.} [Corán 6:151]
Al-lah prohíbe con sabiduría
Es así, entonces, que Al-lah, Altísimo sea, nos expone el Haram en el Corán, por la razón que mencionamos con anterioridad. El Haram se relaciona con lo que decimos y hacemos: con la conducta, el comportamiento, y con los alimentos que ingerimos, sean sólidos o líquidos. Pero lo más sorprendente es que hay una realidad que se nos hace evidente: que todas y cada una de las cosas que Al-lah prohibió en los aspectos señalados, son perjudiciales para el ser humano. Por ejemplo, cuando al Al-lah prohíbe un determinado comportamiento o conducta, lo hace por que es perjudicial, tanto para la persona que la practica como para todos quienes lo rodean. ¿Acaso la injusticia, la corrupción, el asesinato y las malas conductas, no son dañinas para la persona y para toda la humanidad? Por esta misma razón es que nos prohíbe la mentira, el chisme o bochinche como se dice popularmente, y la difamación; pero te permite todo lo bueno que puedas decir y que tus palabras sirvan como un medio para solucionar problemas entre las personas. Del mismo modo, encontramos que en lo que tiene que ver con la alimentación, todo lo que es ilícito lo es por el daño que causa a la salud. ¿Qué piensas sobre la carne de cerdo o la carne mortecina, o la de animales carroñeros?, ¿es beneficiosa o perjudicial? Pero los demás tipos de carne sí han sido permitidos por Al-lah para el consumo humano. Y más sorprendente todavía, es el hecho que hoy en día la ciencia moderna, en todas sus ramas, ha confirmado la veracidad y sabiduría detrás de cada prohibición mencionada en el Corán; y no podía ser de otra manera, ya que se trata de la Palabra de Quien creó todo cuanto existe, el único Conocedor real de Sus criaturas.
Igual sucede con las bebidas alcohólicas, lo único que Al-lah nos ha prohibido es todo aquello que embriaga, haciendo que la conciencia se pierda y llevando la razón del ser humano a niveles por debajo de los animales. ¿Acaso este tipo de bebidas traen cosas buenas para las personas?, por supuesto que no. Pero todas las demás bebidas son permitidas por Al-lah, el Altísimo.
Debemos ser justos con Al-lah
Así, hermanos, deben atender y ser cuidadosos con lo que dicen y piensan; pues es triste ver que hay musulmanes que acusan a Al-lah de algo que no ha hecho, al decir que Él nos ha prohibido todo. Por tanto, debemos seguir el consejo del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en el cual nos ordena alejarnos y dejar de lado lo que Al-lah nos ha prohibido; que, como dijimos, es poco en comparación con lo que nos permite. Así mismo, debemos cerrar todas las grietas por donde Shaitan pueda disuadirnos de caer en estos hechos detestables, haciéndonos ver o creer que el Haram es Halal, al disfrazarnos la verdad; porque, como sabemos, Al-lah es el Único que puede señalarnos qué es Halal y qué es Haram, como nos lo menciona en tantas ocasiones en el Corán. Nos Dice, por ejemplo, refiriéndose a lo que hicieron quienes que nos precedieron (lo que se interpreta en español): {¿Acaso [los idólatras] tienen cómplices [en la incredulidad] que les han establecido preceptos religiosos que Al-lah no ha permitido?...} [Corán 42:21] En otro versículo nos dice (lo que se interpreta en español): {Diles [¡Oh, idólatras!]: Al-lah os ha provisto de sustento, pero vosotros considerasteis lícito una parte y prohibisteis otra. Decidme: ¿Acaso Al-lah os concedió autoridad para ello, o inventáis mentiras acerca de Al-lah? } [Corán 10:59] Esto es parecido a lo que hacen aquellos que difaman su religión, aseverando que todo es pecado. Qué contraria a la realidad es esta afirmación, en especial cuando vemos que los sabios de la Jurisprudencia nos dan una regla con la que ellos analizan todo asunto; nos dicen: “En su origen todo es Halal; exceptuando, por su puesto, lo que es señalado como contrario por Al-lah”.
El ser humano es rebelde por naturaleza
No podemos dejar de mencionar que, efectivamente, el ser humano es rebelde, pues todo lo que le es prohibido es deseado por él. Es difícil de creer que es capaz de dejar de lado todo lo que Al-lah, Altísimo, le ha permitido, ya sea en los alimentos, el comportamiento y la conducta, y se aferra a unas cuantas cosas que le han sido vedadas. Cambia toda clase de bebidas deliciosas de las más diversas variedades, por unas cuantas que, además de tener un sabor desagradable, tienen un aroma de podredumbre. ¿Con qué juicio hace esto? Ese es el juego de Shaitan, con el que enreda al hombre, como Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {…Satanás les hizo ver como buenas sus malas obras apartándolos del sendero recto, a pesar de su inteligencia.} [Corán 29:38] Entonces, bebe este tipo de bebidas desagradables, muchas de las cuales no puede beber sin la compañía de algo que le cambie el sabor y el hedor, todo por terquedad. Deja de lado a su esposa, la mujer que Al-lah le ha concedido, y no tiene ojos más que para la que le está vedada. Y Al-lah siempre aclara la realidad de las cosas, como vemos en el siguiente versículo (lo que se interpreta en español): {…Lo malo y lo bueno jamás podrán equipararse, aunque te guste la abundancia de lo malo.} [Corán 5:100] Así que, no debes dejar ningún espacio en tu corazón para que Shaitan juegue contigo, para que pienses que Al-lah te ha prohibido todo, porque no es así.
En este mismo sentido, analicemos una conducta que vemos en algunos de los hermanos musulmanes y que no está permitida; nos referimos al hecho de saludar con un beso a una mujer que no es de las mujeres permitidas. Por más que sea una prima o la esposa de nuestro hermano, o una amiga, esta conducta no está permitida (lo mismo con las mujeres que saludan de esta manera a hombres que no son permitidos); debemos siempre colocar las ordenes de Al-lah por encima de las costumbres, en especial cuando éstas no llevan más que a la degradación.
La obediencia es vida, la desobediencia es muerte
Al-lah nos señala, de una forma particular, la sujeción a sus mandatos y leyes, al compararla con la vida, y el alejarnos de esos preceptos lo asemeja a la muerte. Nos Dice (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Obedeced a Al-lah y al Mensajero cuando os exhortan a practicar aquello que os vivifica [el Islam]…} [Corán 8:24] Queda más que claro, por todo tipo de caminos razonables y científicos, que al perseguir y responder la invitación de Shaitan y de los que insinúan que en el Islam todo es prohibido, nos llevará, sin ninguna duda, a la muerte en todo aspecto; y no precisamente significa el hecho de no existir, es más que eso, es la dificultad que se pasará en esta vida y sobre todo en la otra. Por eso, Al-lah, el Altísimo, nos ratifica una y otra vez que la vía recta es la que enseña en Su Corán, y que lo de más es perdición. Y todos los días, en cada oración, le pedimos a Al-lah, una y otra vez, que nos guíe por esa senda recta. Sigue el concejo de tu Profeta para que seas el mejor de todos lo que adoran a Al-lah, aléjate del muharram, mira que tan sólo en unos minutos podríamos mencionar absolutamente todo lo que Al-lah ha prohibido, pero tomaría años, y no bastaría enciclopedia alguna, para mencionar todo lo que ha permitido.
La razón de la Shari’ah
La Shari’a, o Ley islámica, tiene como objetivo ordenar lo que es beneficioso para el ser humano y prohibir lo que es perjudicial para él. La Shari’a persigue este noble objetivo al tener presente todo asunto en la vida del ser humano, tanto espiritual como material. Es así que nos encontramos frente a la orden del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en la que nos pide que nos alejemos del muharramat (lo prohibido o pecaminosos) para ser de los que más adoran a Al-lah. Si analizamos este primer mandato y su razón misma, nos daremos cuenta que hizo este mandato precisamente porque el ser humano busca lo vedado, pues eso es deseado. Prueba de esto es la historia de Adam (Adán), la paz sea con él, que encontramos en el Corán. Al-lah, el Altísimo, le concedió todo lo que en el Paraíso existe, y le prohibió tan sólo comer de un árbol; así que Shaitan, con su juego de engaños, logró que Adam dejase de lado absolutamente todo lo que Al-lah le había permitido y otorgado, y lo cambió por un solo árbol que le había sido vedado. Esto nos demuestra que desde siempre el ser humano ha tenido la tendencia de apartarse de lo que su Señor le ordena, para seguir lo que le prohíbe.
El por qué de las cosas prohibidas (muharramat)
Muchas veces el ser humano no entiende la razón por la cual Al-lah, el Altísimo, ha prohibido unas pocas cosas. Cuando analiza, por ejemplo, la razón de la prohibición del alcohol, su vista llega tan sólo al hecho de los efectos embriagantes que causa. Efectivamente esta es una de las razones; sin embargo, los musulmanes no nos abstenemos de consumir bebidas o materias que embriaguen únicamente por su efecto. Antes que todo, dejamos su consumo porque Al-lah, el Altísimo, ha tenido a bien prohibírnoslo; y lo mismo sucede con todo lo demás que se considera muharramat. De esta manera, nosotros dejamos el Haram por sometimiento a la Voluntad de Al-lah y porque le amamos y nos gusta cumplir sus órdenes; por esta misma razón es que hacemos lo que nos ordena. Adam no conocía la razón por la cual se le prohibió que comiese de aquel árbol (que, por cierto, es importante mencionar que no era la manzana, simplemente decimos que era un árbol, no sabemos cuál), así que Shaitan jugó con él haciéndole creer que ese era el árbol de la eternidad, y que la riqueza que contenía no se desvanecería. Y, por supuesto, esa treta que utilizó Shaitan demostraba su astucia, ya que el ser humano busca la eternidad, vivir por siempre, y la riqueza.