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Una grandiosa recompensa





Este artículo trata acerca de una buena obra o acción que nos hará ganar tres premios grandiosos:





a)   Salvarnos del castigo del Infierno.





b)      Ser resucitados junto con el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, el Día del Juicio.





c)      Nos hará entrar en el Paraíso y estaremos en él en compañía del Profeta de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam. 





¡Qué maravillosa y digna es esta recompensa! Pero semejante honor y premio depende de ciertas condiciones que debemos cumplir. Entonces, ¿cuál es la buena obra y cuáles son las condiciones? 





La obra es, hermanos en la fe, el criar y cuidar correctamente a una o varias hijas. 





Dijo el profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam: “Quien de ustedes sea probado por Al-lah con hijas mujeres y actúe correctamente con ellas, Al-lah hará que ellas sean una protección para él contra el fuego del Infierno”. Y también dijo: “Quien de ustedes sea probado por Al-lah con tres hijas, tenga paciencia con ellas en su educación y cubra todas sus necesidades básicas, Al-lah hará que esta obra lo proteja del fuego del Infierno”. 





Y quien sea protegido por Dios del fuego del Infierno y entre en el Paraíso, será la persona más exitosa del mundo. Que Al-lah nos haga de esas personas exitosas. Amén. 





Otro premio será ser resucitados el Día del Juicio junto con el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Dijo el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam: “Quien críe correctamente a dos niñas hasta que se hagan adultas, estaremos juntos él y yo el Día del Juicio, como estos dos dedos (de mi mano)”. 





Y el tercer premio será entrar en el Paraíso, tal y como lo informó el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, cuando dijo: “Quien tenga tres hijas a las que cuida, les provee lo necesario y con las que tiene misericordia, Al-lah lo hará entrar en el Paraíso sin lugar a dudas. Entonces un hombre de los presentes preguntó: ‘¿Y si tiene sólo dos hijas?’ El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le respondió: ‘Hasta si tiene dos hijas’”. 





Y en otro Hadiz el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo que si uno tiene hasta dos hermanas, y las educa y cría correctamente, Al-lah lo hará entrar en el Paraíso. 





Entendemos de esto que toda niña que esté a nuestro cargo, y a la cual criemos de la forma correcta, será motivo para que Al-lah nos introduzca en el Paraíso. También entendemos de estos textos que quien realice esta buena acción u obra, se hará merecedor de la intercesión o ayuda del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, el Día del Juicio. 





Las condiciones 





Pero dijimos que existían ciertas condiciones. ¿Cuáles son estas condiciones?





La primera condición es, lógicamente, criarlas y educarlas bien, tratándolas con Ihsán, de buena manera. Y la mejor de las maneras es la que Al-lah ordenó y enseñó. Este buen trato empieza buscando una madre creyente y temerosa de Al-lah, que las cuidará y les enseñará lo mejor. 





Otra faceta del buen trato es enseñarles a ser recatadas y escrupulosas, apegadas a sus hogares y familias. Conscientes que el honor de sus padres y sus familiares depende de su comportamiento fuera de la casa. 





También implica asegurar un hogar donde se recuerda siempre a Al-lah y se lo obedece. Un hogar donde no entran personas extrañas que puedan corromper la paz del mismo. Un hogar donde no entran hombres que no son Mahram para las mujeres de la casa. Un hogar que no esté lleno de elementos, tanto humanos como máquinas, que invitan a nuestras hijas e hijos hacia la perdición y los malos modales, hacia el Haram. 





Tratarlas bien también significa proveerles todo lo que necesitan para tener una vida honorable y cómoda. Esto no significa malcriarlas comprándoles todo lo que pidan, o cediendo a todos sus caprichos. Los padres, como adultos, sabemos lo que es mejor para ellas debido a las enseñanzas del Islam y nuestra experiencia en la vida; por lo tanto, no debemos ceder ante algún capricho dañino que al final será perjudicial para todos. 





Algunos padres y madres, en su afán por complacer a sus hijos y darles todo lo que ellos no tuvieron, introducen en sus hogares aparatos electrónicos que son motivo de la perdición de los niños y niñas. 





La misericordia es una condición 





El tener misericordia con ellas también es una condición. Y tener misericordia con ellas no sólo se refiere al hecho de no hablarles de forma impropia o no golpearlas, etc.; sino que significa principalmente esforzarnos tanto como nos sea posible por hacer que no entren en el Infierno, esforzarnos para que tengan los medios y el conocimiento necesario para lograr entrar al Paraíso. Dijo Al-lah en el Corán  (lo que se interpreta en español): {Oh creyentes, sálvense a sí mismos y a sus familias de un fuego cuyo combustible son las personas y las piedras.} [Corán 66:6] 





Otro aspecto importante relacionado con la misericordia hacia nuestras hijas e hijos, es el hecho que muchos padres no tomamos en cuenta los sentimientos y formas de reaccionar de nuestros hijos. No tomamos en cuenta esa nobleza y pudor natural que hay en sus corazones, y los exponemos a situaciones e imágenes que matan esos buenos sentimientos. Todos sabemos que el hecho que nosotros les enseñemos buenos valores a nuestros hijos y que después los dejemos a merced de programas que enseñan valores negativos y hasta vulgaridades, crea en la mente de los hijos grandes problemas y confusiones. Y lo peor de todo es que muchas veces somos nosotros mismos quienes los exponemos a esa clase de programas… ¿cómo nos describiríamos a nosotros mismos si hacemos esto: como personas misericordiosas o sin misericordia? 





Tampoco es un acto de misericordia para con nuestras hijas el no dejarlas casarse, cuando ya están en edad de hacerlo, por alguna testarudez nuestra o, peor aún, por simple orgullo y vanidad. Así, con el pasar de los años acabamos condenándolas a ser solteronas o mujeres desesperadas, y posiblemente acaben casándose con malos hombres, que no sean temerosos de Al-lah y no las respeten. 





En este artículo hemos hecho una oferta de boca del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y que está avalada y asegurada por Al-lah, altísimo sea. Una oferta que nos garantiza el éxito y que nadie puede rechazar. Hemos explicado a profundidad el premio y los requisitos para participar y triunfar. Sólo queda, entonces, ser lo suficientemente sinceros y empezar a actuar.



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