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Ser puntuales nos puede ayudar a aprovechar plenamente nuestro potencial y a mantener una de las características del musulmán creyente





Si alguna vez has dejado un proyecto para el último segundo o comenzado a estudiar la noche antes de un examen importante en la escuela, entonces sabes del sentimiento de desesperación  que puede acompañar a la procrastinación (aplazar, retrasar). Incluso aquellos que dicen trabajar bien bajo presión por lo general confiesan que podrían haber hecho un trabajo mucho mejor si hubiesen tomado sus precauciones con el tiempo para completar sus estudios o proyectos. Pero cuando ya son las tres de la madrugada, y debes presentar tu tarea en cinco horas más, hay poco tiempo para pensar acerca de lo que deberías haber hecho, ya es demasiado tarde.




Día a día, la presión de fechas límites de entrega y las consecuencias de no cumplir con ellas nos obligan a actuar. Por ejemplo, si no pagamos nuestras cuentas, sabemos que nos quedaremos sin agua o electricidad el próximo mes. El no poder mantener el auto en buen estado puede tener consecuencias desastrosas en la carretera. Y llegar tarde a una entrevista de trabajo casi garantiza que no lo conseguirás.




Al hacer del retraso de las tareas importantes un hábito, a menudo las acabamos realizando apenas, y nunca podemos dar lo mejor de nosotros. En la escuela, por lo general lo que importa son las calificaciones que conseguimos. Pero, ¿podemos sentirnos satisfechos con una calificación de aprobado a sabiendas de que no hicimos nuestro mejor esfuerzo?




La forma en que tratamos con las fechas límites en nuestras vidas está íntimamente relacionada con la manera en que tratamos la más grande de las fechas límites que todos tenemos en común: el momento de nuestra muerte, el cual es conocido solo por Al-lah,  Glorificado y Exaltado sea. Desde que nos encontramos en el útero, Al-lah Establece un plazo para nosotros, y se convierte en la prueba más grande de nuestra vida el decidir cómo vamos a utilizar el tiempo que nos ha sido asignado.




Un soldado de Satán




Ibn Al Yauzi, uno de los estudiosos clásicos, dijo: "Cuidado con procrastinar, pues es el más grande de los soldados de Satanás."







De hecho, la dilación carcome nuestro tiempo, haciéndonos descuidar nuestros deberes y posponer la realización de las buenas obras. Puede dañar las relaciones y dar lugar a la pereza en todos los aspectos de la vida. No es de extrañar, entonces, que muchos procastinadores (personas que constantemente dejan todo para el final) tienen dificultades para establecer los actos regulares de culto, como la Salah, ya sea retrasándolos hasta que su tiempo casi ha expirado o, por último, no realizándolos.




Ya viéndolo como el enemigo que es, es fácil ver por qué tenemos que luchar contra la dilación con todo lo que tenemos, aprendiendo a usar nuestro tiempo sabiamente y para las actividades que beneficien a la comunidad islámica y reforzar nuestros lazos con Al-lah, Glorificado y Alabado sea.




Cómo organizarse




Tomando lecciones de expertos en gestión de proyectos, podemos aprender a manejar nuestro tiempo de forma eficaz mediante el establecimiento de metas y fraccionar tareas grandes en otras más pequeñas. De esta manera evitaremos declaraciones vagas como "Algún día voy a empezar a leer el Corán". En su lugar, podemos comprometernos a leer por lo menos una página por día en un tiempo determinado, estableciendo así un buen hábito al que es fácil seguirle el ritmo y enriquece nuestras vidas.




Aplicando estos mismos parámetros, escribir una investigación de veinte páginas ya no es una tarea de enormes proporciones y puede ser completada en veinte días o incluso menos. Verás, una vez que empezamos con algo, con frecuencia resulta imposible dejar de trabajar en ello. La dilación nos afecta haciéndonos creer que iniciar un proyecto sería difícil, pero esta sensación desagradable es a menudo solo una ilusión.




Esto lo podemos ver claramente cuando es hora de levantarnos para la oración del Fayer. Sin fe, determinación y una clara conciencia de los beneficios, puede ser una terrible lucha abandonar nuestra cálida y acogedora cama para realizar las abluciones y la oración. Pero una vez que lo hacemos, todo cambia, y sentimos alivio por haber iniciado nuestro día bajo la protección de Al-lah.




Escribir las cosas que necesitamos para llevar a cabo nuestras tareas diarias nos puede ayudar a respetar el tiempo y utilizarlo adecuadamente, ya sea para realizar las tareas del hogar, los actos de culto o cualquier otra cosa. En cuanto a la Salah, una joven tratando de administrar mejor su tiempo, describe las oraciones diarias como "citas" con Al-lah a las que no puede faltar. Cumplir con una cita a la vez, la ha ayudado a vencer su deseo de dormir cuando es tiempo de la oración del Fayer y ser puntual con el resto de sus oraciones también.




Mantente ocupado




Es un hecho interesante de la vida que las personas más ocupadas tienden a realizar o finalizar más tareas que las personas que tienen menos responsabilidades. La gente ocupada sabe que su tiempo es limitado, por lo tanto, no se sienten con libertad de desperdiciarlo.




De acuerdo con la naturaleza del Islam, los musulmanes son, por definición, personas muy ocupadas. Mientras existan problemas como el hambre, la ignorancia, la pobreza, la opresión y la guerra, el musulmán no puede, ni debe relajarse. Así que mientras haya niños huérfanos para criar, amigos para ser consolados, relaciones qué cultivar y comunidades qué construir, los musulmanes han de mantenerse activos. Nuestras vidas pueden ser utilizadas en muchas maneras útiles e importantes, pero tenemos que estar dispuestos a dar los primeros pasos y hacer algunos sacrificios por nosotros mismos.




Al-lah nos Informa (lo que se interpreta en español): {Pero quienes deseen la otra vida, sean creyentes y se afanen por alcanzarla, se les retribuirá por su esfuerzo.} [Corán 17:19]




En este versículo, vemos que se requiere tanto de la fe como del trabajo duro para ganar la complacencia de Al-lah. Como no sabemos lo que pasará mañana, tenemos que aprovechar nuestra juventud, buena salud y libertad para hacer lo más que podamos en el tiempo que tenemos disponible. Es más, la recompensa por nuestras buenas obras se ve magnificada durante estos períodos de relativa facilidad, cuando es más difícil renunciar a los placeres de esta vida.




Al-lah Dice en el Corán (lo que se interpreta en español): {Y apresuraos a alcanzar el perdón de vuestro Señor...} [Corán 3:133] También Dice: {Apresuraos a realizar buenas obras...} [Corán 5:48] y Describe a los creyentes como {...quienes se apresuran en realizar obras de bien, y son los primeros en hacerlas.} [Corán 23:61]




Todo esto nos recuerda que la dilación nos impide estar a la altura de nuestro potencial y no es una característica del creyente musulmán, quien aspira a hacer uso de su tiempo de la mejor manera posible.



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