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Reconocimiento de Al-lah





¿por qué debería importar qué religión seguimos? 





La respuesta es que todas las religiones falsas enseñan el mayor de los males, que es adorar la creación. Adorar la creación es el peor pecado que puede cometer el ser humano, porque contradice el propósito mismo de su creación. El ser humano fue creado para adorar únicamente a Al-lah, como lo ha declarado explícitamente Al-lah en el Corán: {No he creado a los yinns y a los seres humanos sino para que Me adoren} 


[Corán 51:56].





En consecuencia, el culto a la creación, que es la esencia de la idolatría, es el único pecado imperdonable. Quien muere en este estado de idolatría ha sellado su destino en la próxima vida. Esta no es una opinión, sino un hecho revelado por Al-lah en Su Revelación final a la humanidad: {Dios no perdona la idolatría, pero fuera de ello perdona a quien Le place. Quien asocie algo a Dios comete un pecado gravísimo} 


[Corán 4:48, 116].





La universalidad del Islam





Dado que las consecuencias de la religión falsa son tan graves, la religión verdadera de Al-lah debe ser universalmente comprensible y alcanzable, no puede estar confinada a ningún pueblo, lugar ni época. No puede haber condiciones para ella como el bautismo, la creencia en un hombre como salvador, etc., para que una persona entre al Paraíso. Dentro del principio central del Islam y en su definición (la sumisión de la voluntad propia a la de Dios) se sientan las raíces de la universalidad del Islam. Cada vez que el ser humano se da cuenta de que Al-lah es Uno y es distinto de Su creación, y se somete a Él, se convierte en musulmán en cuerpo y alma, y es elegible para el Paraíso.





Por lo tanto, cualquier persona, en cualquier momento o época, en cualquier lugar, incluso en la región más remota del planeta, se puede convertir en musulmán, en seguidor de la religión de Dios, el Islam,





simplemente rechazando el adorar a la creación y volviéndose hacia Al-lah (Dios) únicamente. Debe anotarse, sin embargo, que el reconocimiento de Al-lah y la sumisión a Él requiere que uno elija entre lo correcto y lo incorrecto, y dicha elección implica responsabilidad. El ser humano deberá responder por sus actos y, por lo tanto, debe hacer todo lo posible para hacer el bien y evitar el mal. El bien supremo es adorar únicamente a Al-lah, y el mal supremo es adorar Su creación junto con o en lugar de Al-lah. Este hecho está expresado en la Revelación final de la siguiente manera:





·      {Quienes creyeron, los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Dios, en el Día del Juicio Final y hayan obrado correctamente, obtendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán} 


[Corán 2:62].





La pregunta que surge aquí es: ¿Cómo se puede esperar que todas las personas crean en Al-lah, dado sus diversos antecedentes, sociedades y culturas? Para que las personas sean responsables de adorar a Al-lah, deben al menos tener acceso al conocimiento de Al‑lah. La revelación final enseña que toda la humanidad tiene el reconocimiento de Al-lah impreso en sus almas, una parte de su naturaleza innata con la que han sido creados. En la sura Al Araf, aleyas 172 a 173, Al-lah explica que, cuando Él creó a Adán (la paz de Al-lah sea con él), hizo que todos los descendientes de Adán vinieran a la existencia e hicieran un juramento de lealtad, diciéndoles: {¿Acaso no Soy Yo su Señor?}, a lo que Le respondieron:


 {Sí, atestiguamos que así es}.





Al-lah explica luego por qué hizo que la humanidad atestiguara que Él es su creador y el único Dios verdadero y digno de adoración; Él dice: {Esto es para que el Día de la Resurrección no digan: “No sabíamos nada de esto”}, es decir, para que los humanos no digamos que no teníamos idea de que Al-lah es nuestro Dios y que nadie nos dijo que se suponía que debíamos adorarlo solo a Él. Al-lah explica que esto fue para el caso de que dijéramos: {Nuestros padres eran idólatras, y nosotros solo somos sus descendientes siguiendo lo que ellos hacían. ¿Acaso vas a castigarnos por lo que hicieron los que falsearon [la verdad del monoteísmo]?} [Corán 7:173]. Por lo tanto, todo niño nace con una creencia natural en Al-lah y con una inclinación innata a adorarlo solo a Él, denominada fitrah en árabe.





Si el niño se quedara solo, adoraría a Al-lah a su manera; pero todos los niños se ven afectados por aquellas cosas que los rodean, visibles o invisibles.





El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) reportó que Al-lah dijo: “Creé a Mis siervos en la religión correcta, pero los demonios los hicieron desviarse”. El Profeta dijo también: “Todo niño nace en un estado de fitrah, luego sus padres lo hacen judíos, cristiano o zoroastra, de la misma forma que un animal da a luz a una descendencia normal. ¿Han notado que alguno de ellos nació mutilado?” (Bujari y Muslim).





Entonces, así como el niño se somete a las leyes físicas que Al-lah ha puesto en la naturaleza, su alma también se somete naturalmente al hecho de que Al-lah es su Señor y Creador. Sin embargo, sus padres tratan de hacerlo seguir su mismo camino, y el niño no es lo suficientemente fuerte en las primeras etapas de su vida como para resistirse u oponerse a la voluntad de sus padres. La religión que sigue el niño en esta etapa es una de costumbre y educación, y Al-lah no lo responsabiliza ni lo castiga por esa religión.





A lo largo de la vida de las personas, desde la infancia hasta el momento de su muerte, se les muestran señales en todas las regiones de la Tierra y en sus propias almas, hasta que se hace claro que solo hay un Único Dios Verdadero (Al-lah). Si la gente es honesta consigo misma, rechaza sus dioses falsos y busca a Al-lah, y se le facilitará el camino; pero si rechaza continuamente las señales de Al-lah y continúa adorando la creación, le será más y más difícil escapar de ello. Por ejemplo, en la región suroriental de la Amazonía brasilera, una tribu primitiva erigió una nueva cabaña para albergar a su ídolo principal, Skwatch, que representa al dios supremo de toda la creación.





Un joven se prosternó para rendirle homenaje a su deidad, y mientras estaba en postración ante lo que le habían enseñado que era su creador y sustentador, un viejo perro sarnoso plagado de pulgas entró en la cabaña. El joven levantó la vista a tiempo para ver al perro levantar la pata trasera y orinar sobre el ídolo. Indignado, el joven expulsó al perro del templo, pero cuando se calmó su ira, se dio cuenta de que el ídolo no podía ser el Señor del universo. Al-lah debía estar en otra parte. Él ahora tenía la opción de actuar según este conocimiento y buscar a Al-lah, o seguir deshonestamente las creencias falsas de su tribu. Por extraño que parezca, esa fue una señal de Al-lah para ese joven, una señal que contenía la guía divina de que lo que él estaba adorando era falso.





Como mencioné anteriormente, los profetas fueron enviados a cada nación y cada tribu para apoyar la creencia natural del ser humano en Al-lah, y su inclinación innata a adorarlo solo a Él, así como para reforzar la verdad divina en las señales cotidianas reveladas por Al‑lah. Aunque, en la mayoría de los casos, muchas de las enseñanzas de los profetas fueron distorsionadas, partes de ellas se mantienen, señalando lo correcto y lo incorrecto. Por ejemplo, los diez mandamientos de la Torá, su confirmación en el Evangelio y la existencia de leyes contra el asesinato, el robo y el adulterio en la mayoría de las sociedades, apuntan a esto. En consecuencia, toda alma deberá rendir cuentas por su creencia en Al-lah y su aceptación de la religión del Islam, es decir, la sumisión total a la voluntad de Al‑lah.





EL PROPÓSITO DE LA CREACIÓN : LA RESPUESTA JUDEO-CRISTIANA





Las Escrituras Judeo-cristianas


Un estudio de la Biblia deja al buscador honrado de verdad perdido. El antiguo Testamento parece más involucrado con las leyes y la historia del hombre temprano y el pueblo Judío que con contestar la pregunta vital acerca del objetivo de la creación de humanidad.  En el Génesis, Dios crea el mundo y a Adán y Eva en seis días y hace el resto de Su trabajo en el séptimo. Adán y Eva desobedecen a Dios y son castigados y su hijo Caín mata a su hermano Abel. ¡Y Dios estaba “afligido” por lo que él había hecho al hombre! ¿Por qué las respuestas no están allí en las condiciones claras e inequívocas? ¿Por qué es el idioma tan simbólico, dejando al lector intentando adivinar sus significados? Por ejemplo, en Génesis 6:6 se menciona: 





“Cuando los hombres empezaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, los hijos de Dios se dieron cuenta de que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron por esposas aquellas que les gustaron” 





“¿Quiénes son éstos “hijos de Dios”? Cada secta judía y cada una de las muchas sectas cristianas tienen sus propias explicaciones. ¿Cuál es la interpretación correcta? La verdad es que el propósito de la creación del hombre fue enseñado por los profetas de la antigüedad, sin embargo, algunos de sus seguidores - en conjunto con los demonios - después cambiaron las escrituras. Las respuestas se hicieron vagas y mucho de la revelación se encontraba oculto en idioma simbólico. Cuando Dios envió a Jesús a los judíos, él volcó las mesas de los fariseos que estaban comerciando dentro del templo, y predicó contra la interpretación ritualista de la ley practicada por los rabinos judíos. Él reafirmó la ley del Profeta Moisés y la revivió. Él enseñó el propósito de la vida a sus discípulos y demostró cómo cumplirlo hasta sus últimos momentos en este mundo. Sin embargo, después de su salida de este mundo, su mensaje fue desvirtuado por algunos que se decían ser sus seguidores. La verdad clara que él enseñó se volvió vaga, como los mensajes de los profetas anteriores a él. 





El simbolismo fue reintroducido, sobre todo a través de las "inspiraciones" de Juan, siendo que el Evangelio original que se reveló a Jesús estaba perdido. Cuatro otros evangelios compuestos por hombres que fueron escogidos por Atanasio, un obispo del siglo cuarto, reemplazaron el Evangelio perdido de Jesús. Y los 23 libros con cartas de Pablo y otros se incluyeron en el Nuevo Testamento. Como resultado, los lectores del Nuevo Testamento no pueden encontrar las respuestas precisas a la pregunta “





¿Por qué Dios creó al hombre?





”. Y uno se ve obligado a seguir ciegamente los dogmas ideados por las distintas sectas. Los evangelios se interpretan según las creencias de cada secta, y el buscador nuevamente vuelve a preguntarse, ¿cuál es la correcta? 





La Encarnación de Dios





Quizás el único concepto común en la mayoría de las sectas cristianas con respecto al propósito de la creación de la humanidad es que Dios se convirtió en ser humano para que pudiera morir a las manos de los hombres para purificarlos del pecado que heredaron de Adán.  Según ellos, este pecado se había vuelto tan grande que ningún acto humano de expiación o arrepentimiento podría borrarlo. Dios es tan bueno que el hombre pecador no puede estar de pie ante Él. Por consiguiente, el sacrificio de Dios mismo sólo podría liberar a la humanidad de este pecado. 





La creencia en este mito de origen humano se volvió la única fuente para la salvación, según la Iglesia. Por consiguiente, el propósito cristiano de la creación se volvió el reconocimiento del “sacrificio divino” y la aceptación de Jesús como el Señor Dios.  Esto puede deducirse de las siguientes palabras atribuidas a Jesús en el Evangelio según Juan: 





¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios.





¿Sin embargo, si este es el propósito de la creación y el requisito previo para la vida eterna, por qué no fue esto lo que enseñaron todos los profetas anteriores a Jesús?


 ¿Por qué Dios no se volvió hombre en el tiempo de Adán y su descendencia para que toda la humanidad tuviera una oportunidad igual de cumplir su propósito para la existencia y lograr la vida eterna. 





¿Aquéllos que existieron antes del tiempo de Jesús tenían otro propósito para su existencia? 





Todas las personas que existen y nunca han oído hablar de Jesús no tienen ninguna oportunidad de cumplir su propósito. Tal propósito, es demasiado limitado para cumplir con las necesidades de la humanidad.





LA SALVACIÓN DEL CASTIGO DEL FUEGO DEL INFIERNO .





Dios dijo en el Corán:





"El que se niegue a creer y muera siendo incrédulo no se le aceptará ningún rescate; aunque todo el oro que cabe en la tierra.  Esos tendrán un castigo doloroso y no habrá quien les auxilie." 


(Corán 3:91)





Entonces, esta vida es nuestra única oportunidad para ganar el paraíso y salvarnos del fuego de infierno, porque si alguien muere en la incredulidad, no tendrá otra oportunidad de volver a este mundo para creer y obrar correctamente.  Dijo Dios en el Corán sobre lo que pasará con los incrédulos en el Día del Juicio Final:





"Si los vieras al detenerse ante el fuego y decir: ¡Ay de nosotros si pudiéramos volver!  ¡No negaríamos los signos de nuestro Señor y seriamos creyentes!" (Corán 6:27)





Pero nadie tendrá una segunda oportunidad.



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