La sura 105, titulada "el elefante", consiste de cinco cortos versículos. Fue revelada en La Meca y los eruditos deducen, por su trasfondo histórico, que fue descendida en los primeros días de la revelación. Cuando el Islam fue presentado por primera vez al pueblo de La Meca, todos ellos eran incrédulos. Aunque fue revelado para todas las personas en todas las épocas, los mecanos fueron los primeros en escuchar el mensaje. Sí, creían en Dios, pero habían puesto intermediarios entre ellos y Dios. Las primeras revelaciones le enseñaron a la gente que Dios es Uno y Único, no tiene intercesores, socios ni compañeros.
"El elefante" se refiere a un incidente muy famoso que tuvo lugar en la Península Arábiga en el mismo año en que el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) nació. Demuestra cómo Dios protegió la tierra que se convertiría en el punto focal de la última revelación. Es descrito brevemente porque era un evento aún claro en la mente de quienes vivían en La Meca y sus áreas circundantes. Toda la ciudad tuvo que ser evacuada debido a la agresión que se aproximaba.
Varios reportes históricos nos dicen que los abisinios (etíopes) habían expulsado a los persas de Yemen. Establecieron su gobierno al mando del gobernador abisinio Abrahah. Él hizo construir una iglesia espléndida y costosa en su capital, pues había visto el amor y entusiasmo que los árabes yemenís tenían por su Casa Sagrada en La Meca, y esperaba atraerlos lejos de allí a su capital en Saná. Si los árabes realizaban el peregrinaje en Saná en lugar de en La Meca, se desviarían los beneficios económicos hacia el Yemen.
Esto no ocurrió como Abrahah esperaba y estaba furioso. Formó un ejército que incluía trece elefantes, con la intención de demoler la Casa Sagrada. En su expedición, tuvo éxito en derrotar los ejércitos árabes hasta que llegó a La Meca. A medida que el ejército de Abrahah se acercaba a la ciudad, Dios intervino. Se dice que el elefante líder se sentó y se negó a moverse hacia la ciudad. Los entrenadores de elefantes hicieron todo lo posible para que el elefante se moviera, pero él se negó. Cuando se le animó a moverse en una dirección diferente, el elefante cooperó, pero cuando se volvió hacia La Meca se negó de nuevo.
Aleya 1: El ejército del elefante
Dios se dirige al Profeta Muhammad y le pregunta si no ha visto cómo su Señor (Dios) lidió con el ejército del elefante. Dios le pregunta al Profeta Muhammad: ¿No lo recuerdas, no te das cuenta? El castigo de Dios no está limitado al Más Allá, y este evento es un ejemplo de que Dios puede infligir castigo en cualquier momento. Esta pregunta también llama la atención del lector sobre el incidente y, por lo tanto, enfatiza su gran importancia.
Este incidente era tan bien conocido por los árabes, que el año en que ocurrió llegó a ser nombrado el "Año del Elefante", y ellos solían usarlo para describir varios períodos de tiempo, era casi como un calendario. Por ejemplo, decían que tal cosa sucedió dos años antes del Año del Elefante. Ese también fue el año en que nació el Profeta Muhammad.
Aleya 2: Futilidad
A continuación, Dios abrevia la reconocida historia en la forma de una pregunta retórica. ¿Acaso Él (Dios) no hizo que su plan traicionero fuera inútil? Cualquier plan hecho por el "pueblo del elefante" fue inútil e incapaz de alcanzar sus objetivos, debido a que sus planes no eran los planes de Dios. Aunque partieron con un destino y un resultado en mente, eran como personas perdidas y errantes, su destino estaba fuera de su alcance. Los mecanos eran demasiado débiles para enfrentar a los agresores, pero Dios se encargó Él mismo de proteger Su Casa Sagrada. Él redujo sus planes nefastos a la nada.
Aleya 3 y 4: Bandadas de pájaros
El Corán luego retrata de forma brillante cómo los agresores fueron derrotados. Dios envió contra ellos bandadas de pájaros que les arrojaron guijarros de arena y arcilla. Los historiadores islámicos dicen que los pájaros eran de diversas especies, algunas jamás vistas en esa área. Además, llegaron de todas las direcciones. Aquellos que recordaban el evento, describieron que los pájaros llenaban todo el cielo hasta donde se extendía la vista. Los pájaros no cargaban una sola piedra cada uno, sino que tenían guijarros en el pico y en cada una de sus garras, y estos caían como lluvia, uno tras otro. Las piedras fueron arrojadas desde tal altura que se dice que atravesaron directamente sus cráneos.
Este evento sugiere que Dios no quería que la responsabilidad de proteger Su Casa fuera quitada de manos de los mecanos. Él intervino directamente para repeler la agresión con una fuerza mayor. Dios estaba preparando el camino para Su religión desde antes del nacimiento del Profeta Muhammad, y mucho antes de que él comenzara a difundir el mensaje.
Aleya 5: Devastación
Esto es seguido por una imagen vívida que describe a los agresores devastados como hojas secas. En otras traducciones, se dice que tienen el aspecto de paja muerta por el viento, que los animales mastican. Después de ser bombardeado con los guijarros, el ejército fue totalmente demolido. Dios tiene el poder de destruir a sus enemigos con la más improbable de las armas.
Epílogo
Los historiadores islámicos nos dicen que Abrahah sobrevivió al ataque y huyó de regreso a Saná. Cuando llegó, su cuerpo parecía enfermo, con heridas por todas partes y la piel cayéndosele. Normalmente, cuando un ejército es derrotado, hacen planes para vengar su derrota, pero la condición de Abrahah lo hizo tener mucho miedo como para regresar a la zona.