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Sermón del viernes


Condiciones referentes al testimonio “Muhammad es el Mensajero de Alá” y lo que lo anula


Majed bin Sulaiman Al Rassi


Primer sermón


Las alabanzas son para Alá, Lo alabamos, buscamos Su ayuda y Su perdón; nos refugiamos en Alá del mal de nuestras almas y de la maldad de nuestras acciones. A quien Alá guía nadie lo puede desviar y a quien Alá desvía, nadie lo puede guiar.


Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Alá, Único sin asociados, y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero.


Ciertamente, la mejor palabra es el Libro de Alá, y la mejor guía es la guía de Muhammad, la paz y las bendiciones de Alá sean con él; el peor de los asuntos son los asuntos inventados (en la religión), cada asunto inventado es una innovación, cada innovación es un desvío y todo desvío acabará en el Fuego.


• ¡Oh, musulmanes! Tengan temor de Alá el Altísimo, obedézcanlo y no lo desobedezcan, y han de saber que, atestiguar que Muhammad es el Mensajero de Alá no beneficiará a quien lo dice a menos que se cumplan ocho condiciones1, que son:


Primero: conocer su significado el cual consiste en creer que él es verdaderamente un Mensajero de Alá.


1 Ver: “A’lám as-Sunnah al-Manshurah li’tiqádi at-Táifah an-Náyiyah al-Mansórah”, escrito por el sheij Háfidh al-Hakami, página 39, editor: Dár al-Muayyid- Riad.


Segundo: la certeza del corazón a este testimonio, y lo contrario a ello es la duda, la prueba es el dicho de Alá Enaltecido sea: «Los verdaderos creyentes son quienes creen en Dios y en Su Mensajero, y luego no vacilan» (Corán, 49:15).2


Tercero: la sumisión a ello interna y externamente, obedeciendo al Profeta qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él. La evidencia de la sumisión, es el dicho de Alá el Altísimo: «Quien entregue su voluntad a Dios y haga obras de bien, se habrá aferrado al asidero más firme» (Corán, 31-22).


Cuarto: la aceptación del mismo, porque aquel que rechace algo de los requisitos del testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Alá, lo habrá invalidado.


Quinto: la sinceridad, es decir que la intención de quien lo dice es acercarse a Alá Único. Su contrario es el politeísmo, es decir que la intención (de la persona) al testificar que Muhammad es el Mensajero de Alá, es uno de los intereses de este mundo como hacen los hipócritas.


Sexto: la veracidad, y su contrario es la mentira. La evidencia de ello es el dicho de Alá el Altísimo: «Puse a prueba a quienes los precedieron, para que Dios hiciera evidente quiénes son los sinceros y quienes los mentirosos» (Corán, 29:3).


El Profeta qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él dijo: “No hay nadie que dé testimonio de que no hay dios excepto Alá y que Muhammad es Su siervo y Mensajero, sinceramente de corazón, sin que Alá prohíba el Fuego para él”.3


Séptimo: el amor a este testimonio y a quien lo cumple, y la enemistad hacia quienes lo odian.


Octavo: renegar lo que lo anula, y los anuladores del testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Alá son muchos, el más grave de ellos


2 Nota del traductor: Para las citas coránicas en español, utilizamos “El Corán, traducción comentada”, traducido por el licenciado M. Isa García, primera edición, abril 2013.


3 Narrado por al-Bujári (128) de Mu’ádh ibn Yabal, qué Allah esté Complacido con él.


es adorar a otro que no sea Alá, y lo obligatorio es no creer en eso y dirigir la adoración solo a Alá, como dijo Alá Exaltado y Majestuoso: «Quien descrea de las falsas divinidades y crea en Dios, se habrá aferrado al asidero más firme [el Islam], que es irrompible» (Corán, 2:256).


• ¡Oh, creyentes! El testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Alá, se anula con cinco asuntos:


Primero: incumplir una o más de las ocho condiciones mencionadas anteriormente.


Segundo: negar algo conocido de la religión por necesidad, como rechazar la profecía del Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, o su humanidad, objetar que tiene derechos sobre su nación, o que él es el sello de los profetas, o que su mensaje abroga las leyes anteriores, desmentir que él transmitió toda la religión, negar que su mensaje es general a la humanidad y a los genios, renegar uno de los pilares del Islam, o negar la prohibición del alcohol, robo, adulterio, etc.


El tercer anulador del testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Alá: es dañarlo, qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él ya sea durante su vida o después de su muerte, difamando su persona, como calumniar su honestidad, su intelecto o su castidad, todo esto es considerado incredulidad en el testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Alá, porque contradice la fe en lo que fue establecido en el Noble Corán de que Alá el Altísimo lo eligió.


La evidencia sobre la incredulidad de quien daña al Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, es el dicho de Alá Enaltecido sea: «A quienes intenten perjudicar a Dios y a Su Mensajero, Dios los maldecirá en este mundo y en el otro, donde les tiene preparado un castigo humillante» (Corán, 33: 57). La maldición significa ser expulsado de la misericordia, y quien es expulsado por Alá de Su misericordia en este mundo y en el Más Allá, es un incrédulo.


Y del daño (al Profeta) qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él es burlarse de él, ya sea en serio o en broma, y la evidencia de la


incredulidad de quien se burla de él, es el dicho de Alá Exaltado sea: en Sura de at-Tawbah (Sura 9): «Pero si les preguntas, te dicen: “Solo bromeábamos y nos entreteníamos”. Diles: “¿Acaso se burlaban de Dios, de Sus preceptos y de Su Mensajero? No se excusen, han demostrado ahora su incredulidad a pesar de haber expresado su testimonio de fe anteriormente”» (Corán, 9:65-66).


El sheij Abdurrahmán ibn Sa’di, qué Alá tenga misericordia de él, dijo en la interpretación del verso: “Burlarse de Alá y de Su Mensajero es una incredulidad que aparta de la religión, porque el fundamento de la religión se basa en exaltar a Alá, engrandecer a Su religión y a Sus mensajeros, y burlarse de algo de eso es incompatible con este principio y muy contradictorio a él”.


Cuarto: caer en algo de los anuladores del Islam, como el politeísmo en la adoración a Alá, o creer que otra guía que no sea la guía del Profeta, qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él, es más completa que su guía, o que el gobierno de otra persona es mejor que su gobierno, como aquellos que prefieren el gobierno de los tiranos sobre su gobierno, como quien prefiere el comunismo o la democracia sobre el gobierno del Islam, (este individuo) es considerado un incrédulo; u odiar algo que trajo el Mensajero qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él, o burlarse de algo de la religión de Alá, Su recompensa o Su castigo, esto se considera una incredulidad, o dedicarse a la brujería o apartarse de la religión de Alá, no aprenderla ni practicarla.4


El quinto y último anulador de los anuladores del testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Alá, es la exageración sobre él, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, y es ir más allá del límite en engrandecerlo. El Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, solía reprender a la gente y advertirles de no exagerarse sobre él, en su vida y en su agonía. ¡Qué majestuoso es su consejo a su nación!


Fueron citados del Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, diez hadices que advierten de eso, entre ellos, el hadiz relatado por


4 Ver: “Nawáqid al-Islám” del sheij Muhammad ibn Abdelwahhab, qué Alá tenga misericordia de él.


‘Umar ibn al-Jattáb, qué Alá esté Complacido con él, quien dijo: Escuché al Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él decir: “No exageren sobre mí como los cristianos exageraron sobre el hijo de María, porque yo no soy más que un siervo, así que digan: Siervo de Alá y Su Mensajero”.5 Y la exageración es ir más allá del límite en el elogio.6


Qué Alá nos bendiga el Noble Corán, y nos beneficie con sus versículos, digo lo anterior y pido perdón por mí y por ustedes, ¡pidan perdón de Él! Ciertamente, Él es el Perdonador, el Compasivo.


Segundo sermón


Las alabanzas son para Alá, y Él es Suficiente. La paz sea con Sus siervos que Él ha escogido


Han de saber, qué Alá tenga misericordia de ustedes, que la exageración hacia el Profeta qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él es de dos tipos. Un tipo que aparta de la religión y otro tipo se ubica por debajo de eso.


• En cuanto a la exageración que saca (a la persona) de la religión, es como cuando se dirige a él con algunos actos de adoración, por ejemplo, suplicarle o atribuirle algo de las características del Señor, como bajar la lluvia, la provisión del sustento, y el conocimiento de lo oculto, todo esto es inútil, un acto de incredulidad, y es uno de los aspectos más grandes de la exageración sobre el Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él. Alá el Altísimo dice: «Diles [oh, Muhammad]: “No poseo ningún poder para beneficiarme ni perjudicarme a mí mismo, salvo lo que Dios quiera. Si tuviera conocimiento de lo oculto, tendría abundantes bienes materiales y no me alcanzaría nunca un mal”» (Corán, 7:188).


5 Narrado por al-Bujári (3445).


6 Ver: “An-Niháyah fí gharibi al-Hadiz”.


• Mientras que la exageración que no saca de la religión y que se considera una de las innovaciones que no llevan a la incredulidad pero lleva al primer tipo de la exageración, como jurar por el Profeta o pedirle a él, celebrar el aniversario de su nacimiento, o creer que Alá lo creó de luz, creer que Alá no creó el mundo sino por él y viajar especialmente a su tumba, y esto último, -es decir viajar especialmente a su tumba- en ese acto, muchas personas han caído creyendo que es de la rectitud, mientras que es una de las innovaciones, porque es acercarse con un acto de adoración que la Sharia no ordenó sino que prohibió, porque él, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, dijo: “Nadie debe viajar especialmente para visitar una mezquita excepto tres: al-Masyid al-Harám (en la Meca), la mezquita al-Aqsá (en Jerusalén) y esta mezquita mía (en Medina)”7.8


Así que, en este hadiz, él nos indica que la intención del corazón debe ser la realización del viaje a la mezquita del Profeta, no a la tumba del Profeta en específico. Cualquiera que tenga la intención en su corazón de viajar a la tumba del Profeta, se ha acercado con una acción que no fue alentada por la Sharia y le será rechazada y no aceptada, porque el Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él dijo: “Quien haga un acto que no esté de acuerdo con nuestro mandato, será rechazado”, y dijo: “Ciertamente, las obras dependen de las intenciones”, es decir que la aceptación de las acciones depende de las intenciones, así que si el musulmán entra a la mezquita del Profeta y reza en ella, su intención es válida y después puede visitar la tumba del Profeta y saludar al Profeta qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él y a sus dos compañeros, y puede ir a la mezquita de Qubá y rezar dos rak’as allí, como solía hacer el Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, y puede visitar, también, el cementerio de al-Baqí’, saludar a su gente, así como el cementerio de los mártires de Uhud como suele visitar los otros cementerios con el propósito de reflexionar sobre la muerte y para saludar a su gente.


7 Es decir: la mezquita del Profeta.


8 Narrado por al-Bujári (1995) y Muslim (827) de Abu Said al-Judri, qué Alá esté Complacido con él.


• ¡Oh, musulmanes! En el engrandecimiento del Profeta, qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él, las personas se dividieron en tres categorías:


La primera categoría: son las personas antipáticas que perjudican en su derecho y no cumplen con su debido derecho de amor, lealtad, obediencia, reverencia y consideración, y éstos son dos tipos:


El primero: es la gente del pecado y negligencia que se aparta de obedecerle.


El segundo tipo: son los extremistas de la gente innovadora que tomaron caminos pervertidos respecto al engrandecimiento del Profeta qué la paz y las bendiciones de Alá sean con él, como los extremistas de Rafidah que prefirieron a sus imames infalibles –como pretenden- sobre el Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, así como los místicos sufíes que preferían santos y líderes sobre el Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él.


La segunda categoría, son las personas de exageración y son el contrario de la primera categoría, aquellos que lo elevaron por encima de su estado que Alá le ha dado, por lo que dedican para él el derecho puro de Alá el Altísimo de los actos de adoración de los siervos, como la súplica, la promesa, el sacrificio y otras cosas, o lo describen con los atributos especiales de Alá como el conocimiento de lo oculto, etc. Y esto es predominante entre los adoradores de las tumbas.


Y la tercera categoría es la gente de la verdad, y son las personas del término medio, que lo aman, le son leales, cumplen con sus derechos legítimos y están exentos de la exageración hacia él, qué Alá nos haga entre ellos y nos dé firmeza en su camino.


• Han de saber, qué Alá tenga misericordia de ustedes, que Alá el Altísimo les ordenó algo majestuoso diciendo: «Dios bendice al Profeta y Sus ángeles piden [a Dios] que lo bendiga. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él» (Corán, 33: 56). ¡Oh, Alá! Bendice a Tu siervo y Mensajero Muhammad, y complácete con sus


compañeros, sus seguidores y quien los siga con beneficencia hasta el Día del Juicio.


• ¡Oh, Alá! Honra al Islam y a los musulmanes. ¡Oh, Alá! Danos seguridad en nuestras patrias, reforma a nuestros imames y a los que están a cargo de nuestros asuntos y haz que sean guiados por el camino correcto. ¡Oh, Alá! Concede éxito a todos los gobernantes musulmanes para que gobiernen con Tu Libro, aprecien Tu religión y hazlos una misericordia para sus pueblos.


• ¡Oh, Alá! Aleja de nosotros la carestía, la pandemia, la usura, la fornicación, los terremotos, las tribulaciones y las malas tentaciones, de lo que de ellas se manifiesta y se oculta, de este país en particular y del resto de los países musulmanes en general.


¡Señor nuestro! Danos lo mejor en esta vida y lo mejor en la Otra, y sálvanos del castigo del Fuego.


«¡Glorificado sea tu Señor, el dueño del poder absoluto! Él está por encima de lo que Le atribuyen. ¡Qué la paz sea con todos los Mensajeros! ¡Y Alabado sea Dios, Señor del universo!» (37: 180-182).


El sermón fue elaborado por Majed bin Sulaiman Al Rassi, el día, dieciséis de Yumádáh al-Ájirah de 1442, en la ciudad de al-Yubail, en el Reino de Arabia Saudita.



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