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Es posible que, en el transcurso de tu vida cotidiana, escuches a musulmanes hablando acerca de la forma islámica: la forma islámica de vestir, la forma islámica de comer, la forma islámica de asearse. Esto se debe a que el Islam es una forma de vida holística. No está separada en áreas física, emocional y espiritual, sino que nos enseña que todos los aspectos de la vida se combinan para lograr un único propósito: adorar a Dios.





"No he creado a los yinnes y a los seres humanos sino para que Me adoren". (Corán 51:56)





Todo acto realizado a diario y todas las acciones llevadas a cabo a lo largo de la vida pueden ser elevados al estatus de adoración simplemente haciéndolos como lo enseñó el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y buscando la complacencia de Dios.





En este artículo vamos a ver la forma islámica de tratar a los huéspedes. El Profeta Muhammad nos recordó el elevado estatus de quien trata bien a su huésped, cuando dijo: "Quien cree en Dios y en el Día del Juicio, que honre a su huésped"[1]. Honrar o tratar bien a un huésped o invitado se combina con dos de las creencias más importantes del Islam: la creencia en Dios y la creencia en el Día del Juicio. En el Islam, la relación de hospitalidad es triangular, consiste en anfitrión, huésped y Dios. La hospitalidad es un derecho y no un regalo, y el deber de darla es una obligación ante Dios.





Cuando llega un huésped a tu casa, ya sea que lo esperes o no, si recuerdas algunas cosas sencillas es fácil proporcionarle una experiencia placentera y cosechar las recompensas logradas al complacer a Dios. Saluda con calidez a los invitados, dales la bienvenida a tu casa y llévalos a una habitación cómoda y apropiada. Apresúrate a brindarles comida y bebida, de modo que ellos no tengan que pedir esas cosas. El Profeta Muhammad mostró respeto a sus huéspedes ofreciéndoles el mejor alimento y entregándoselo de manera oportuna.





El invitado también tiene responsabilidades. Una de ellas es anunciar su visita con anticipación, siempre que sea posible. Otra es apresurarse a probar los refrescos y a orar y pedir bendiciones por el anfitrión. Después de ver por las necesidades iniciales de su huésped, el musulmán debe interesarse en su conversación. Sin embargo, si el invitado trata de hablar o de participar en actividades haram (prohibidas en el Islam), el musulmán tiene el derecho de pedirle que se abstenga de hacerlo.





Es deber del anfitrión hacer que el huésped se sienta cómodo, una manera de lograrlo es identificar sus posibles necesidades por adelantado. Es mejor ofrecer a un invitado algo antes de que tenga oportunidad de pedirlo, porque un huésped cortés puede dudar en mencionar cualquier necesidad que tenga. Debido a su consideración, dicho huésped incluso trataría de evitar que el anfitrión le ofrezca cualquier cosa. El Corán ofrece el ejemplo del Profeta Abraham anticipando las necesidades del huésped y apresurándose a satisfacerlas.





"Te relataremos la historia de los huéspedes honorables de Abraham: Cuando se presentaron ante él dijeron: ‘¡Paz!’. Y [Abraham] respondió: ‘¡Paz!, gente desconocida’. Y rápidamente se fue a preparar con su familia el mejor de sus terneros, y se los ofreció [asado]. Pero [al ver que no comían] les dijo: ‘¿Acaso no van a comer?". (Corán 51: 24-27)





En otra narración, el Profeta Muhammad dijo: "Aquel que cree en Dios y en el Último Día, que honre a su vecino; quien cree en Dios y en el Último Día, que honre a su huésped como merece". Le preguntaron: "¿Y qué es lo que merece?". Él dijo: "[El mejor trato] durante un día y una noche, y la hospitalidad es por tres días; y cualquier cosa después de eso es caridad brindada a él. Y quien cree en Dios y en el Último Día, que hable buenas palabras o permanezca en silencio"[2].  





El Profeta Muhammad dijo también: "...Y no es lícito para un huésped permanecer con su anfitrión durante un tiempo tan largo como para ponerlo en una situación incomoda"[3]. De nuevo, la responsabilidad del huésped es tener en cuenta las condiciones de su anfitrión y no debe cargarlo con algo que no puede asumir. Todo el mundo tiene diversos deberes y obligaciones que deben ser atendidos, muchos de los cuales pueden no ser obvios o visibles para el huésped. Al prolongar su estancia, uno podría inadvertidamente poner a su anfitrión bajo una presión insoportable.





Uno de los grandes eruditos del Islam, Abu Hamid Muhammad Ibn Muhammad Al Ghazali (1058 - 1111 e. c.) escribió un hermoso párrafo en uno de sus libros acerca de la generosidad del Profeta Muhammad hacia sus invitados. "(Él) solía honrar a sus huéspedes, incluso extendió su propia ropa para que un invitado (que no era pariente suyo) se sentara sobre ella. Solía ofrecer a su invitado su propio cojín e insistía en que lo usara hasta que este lo usaba. Todos sus huéspedes manifestaron de una u otra manera su convicción de que él era la persona más generosa que habían conocido. Daba a cada uno de sus compañeros que se sentaban con él la parte que le correspondía de su atención, así que dirigía su escucha, habla, mirada y atención a todos sus compañeros. Sus reuniones se caracterizaban por la modestia, la humildad y la honestidad. Solía llamar a sus compañeros por sus apodos favoritos para honrarlos..."[4].





Los compañeros estaban ansiosos de emular la forma de actuar del Profeta Muhammad. Una aleya en el Corán fue revelada, destacando la hospitalidad mostrada hacia un huésped por parte de los compañeros Abu Talha y su esposa Umu Sulaim. Abu Talha recibió en su casa a un viajero hambriento, a pesar de que ellos tenían poco para comer, le pidió a su esposa que trajera todas las provisiones que tuvieran y se las ofreciera al huésped. En cuanto el invitado comenzó a comer, ellos pretendieron comer también, a la tenue luz de las velas. Al día siguiente, el Profeta Muhammad les dio la gran noticia de que Dios había revelado una aleya sobre ellos y su generosidad.





"… los prefieren a sí mismos, aunque estén en extrema necesidad. Quienes hayan sido preservados de la avaricia serán los triunfadores". (Corán 59: 9)





Un huésped disfruta de un lugar especial en el Islam, honrar al huésped está ligado a la fe de un verdadero creyente. Nuestros predecesores justos entendieron esto y trabajaron duro para implementarlo, incluso los más pobres de ellos, llegando a causar su propia privación personal. Por todo el mundo hallarás musulmanes dando lo mejor de sí para ofrecer hospitalidad a los invitados a su hogar o su comunidad. Entretener a un invitado es importante, pues significa respeto y preocupación del anfitrión hacia su huésped y hacia Dios.





 



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