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¿Es Jesús el Salvador?





En el Nuevo Testamento, Jesús a menudo se describe como el “Salvador”:





Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.





Mateo 1:21





Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido”. (Mateo 18:11)





El Nuevo Testamento cita a la Virgen María diciendo “Dios mi Salvador”. Ella no dijo que su esperado bebé era su Salvador:





Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido”. (Lucas 1: 46-47).





Sin embargo, ¿es Jesús el Salvador en sentido literal o metafórico?





¿Cuál es la naturaleza de la salvación que él trajo?





Dios es el verdadero Salvador según el Nuevo Testamento. Hay muchas pruebas para eso. Proporcionaremos algunas de ellas de la siguiente manera:





El autor de 1 Timoteo dijo Dios nuestro Salvador en lugar de Jesús nuestro Salvador. 





Él describió a Jesús como un simple mediador entre Dios y la humanidad:





Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza,





1 Timoteo 1:1





También dijo “el Dios viviente, que es el Salvador de todas las personas” en lugar de “el Jesús viviente, que es el Salvador de todas las personas”.





Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.





1 Timoteo 2:3-4





Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.





1 Timoteo 4:9-10





La misma frase de “Dios nuestro Salvador” también se cita en Tito:





no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.





Tito 2:10





y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador,





Tito 1:3





Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,





Tito 3:3-5





En Judas, también nos encontramos con la frase “el único Dios nuestro Salvador”:





al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.





Judas 1:25





El Nuevo Testamento indica que Dios es el Salvador, cuya salvación fue traída por su gracia a través de Jesús :





Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,





2 Timoteo 1:8-9





En muchos fragmentos, el Nuevo Testamento atribuye la salvación a Dios a pesar de que la salvación representa a Jesús. Por ejemplo:





Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la salvación de Dios.





Lucas 3:5-6





Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.





Hechos 28:28





Como se cita en el Nuevo Testamento, Jesús mismo hizo unas declaraciones que indican que solo Dios es capaz de la salvación:





Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.





Mateo 19:24-26


06:21





Santiago también afirma que es Dios solo en lugar de cualquier


otra persona quien puede traer la salvación:





Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?





Santiago 4:12





En el Nuevo Testamento, Jesús mismo dejó claro que él era solo un medio de salvación, describiéndose a sí mismo como una “puerta”. Él dijo:





Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.





Juan 10:9





Nuevo Testamento incluye muchos versículos que confirman que Jesús no tenía una capacidad propia para la salvación, sino que él mismo necesitaba a Dios para su propia salvación. ¿Cómo puede el que no puede salvarse a sí mismo salvar a otros? Esta es una de las creencias donde la contradicción en el Nuevo Testamento parece clara como el cristal.





En Hebreos leemos:





Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;





Hebreos 5:6-9





La pregunta ahora es: ¿cómo puede Jesús salvar a otros cuando no puede salvarse a sí mismo y no le gusta la muerte que supuestamente conducirá a la salvación de la humanidad?





Si alguien pregunta: pero Jesús es descrito como “Salvador” más de una vez en el Nuevo Testamento, ¿qué se puede decir al respecto?





Argumentamos que la descripción de Jesús como “Salvador” es metafórica y a varias personas se les dió esta descripción antes de Jesús. Por lo tanto, él no es el único que se describe así. El Antiguo Testamento abunda en personas descritas como salvadores.





Por ejemplo leemos:





Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.





Jueces 3:9-10





Y clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab.





Jueces 3:15





Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.





Jueces 3:31





cuanto a la naturaleza de la salvación que trajo Jesús, se basa en la creencia en Dios y en Su profeta Jesús. Esa es la verdadera salvación según el Nuevo Testamento. Más de una vez, Jesús dijo en el Nuevo Testamento que la salvación está en la fe.





Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.





Lucas 7:50





Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.





Lucas 17:19





Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;





Efesios 2:8





El Nuevo Testamento también nos dice que la salvación es inherente a creer y actuar de acuerdo con el Evangelio:





Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.





1 Corintios 15:1-2





Nuevo Testamento nos informa que las buenas obras son necesarias para la salvación y que la mera fe no es suficiente para la salvación:





Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?





Santiago 2:14





Es curioso que el Nuevo Testamento involucre unos versículos que simplifican el concepto de salvación y lo hacen aceptable y posible para toda la humanidad.





El Nuevo Testamento indica que cualquiera que aparta a un pecador del error de su camino, lo salvará de la muerte y ocultará una multitud de pecados. Cualquier salvación de ese tipo puede ser presentada por Jesús o otro ser humano justo:





sepa que el que haga volver al pecador


del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.





Santiago 5:20





Es curioso que el Nuevo Testamento propone una salida al pecado original, incluso para Eva y su descendencia a través de la maternidad y la continuación en la fe y el amor:





y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.





1 Timoteo 2:14-15





Para concluir, Dios es el verdadero Salvador. Jesús no es el Salvador literalmente sino metafóricamente. Jesús no es el único descrito como “Salvador” en la Biblia. La salvación no se logra a través de la sangre de Jesús ni de cualquier otra persona, sino a través de la creencia en Dios, así como en sus profetas, escrituras y buenas obras. Jesús era solo un medio de salvación.





En el Nuevo Testamento, hay varios pasajes en los que se cita a Jesús diciendo que está “en Dios” y que Dios está “en él”:





“Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre”. (Juan 10:38)





“¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”. (Juan 14:10-11)





Sin embargo, ¿significan los versos anteriores que Dios está en Jesús, que Jesús está en Dios, que Jesús es Dios, o que es un hijo de Dios, literalmente?


En realidad, los versos anteriores no deben entenderse literalmente, sino metafóricamente. La prueba de esto es proporcionada por el mismo Jesús. En el Nuevo Testamento, encontramos unos versos que indican que Dios está en otro que Jesús y que alguien o algunas personas aparte de Jesús están en Dios también.


En los siguientes versos, nos damos cuenta de que Jesús dice a sus discípulos que están en Dios tal y como él está en Dios:





“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para quesean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. (Juan 17:21-23)





También leemos: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. (Juan 14:20)





 “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”. (Mateo 10:20)





“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Jesucristo vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. (Romanos 8:9-11)





“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo”. (2 Corintios 6:16)





Si Dios está en los discípulos y los discípulos están en Dios, como Jesús, ¿ significa eso que ellos son Dios o los hijos de Dios? Por supuesto que no, dado que el Nuevo Testamento también cita a Jesús diciendo que él está en sus seguidores y sus seguidores están en él:





“El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”. (Juan 6:56)





“En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Juan 14:20)





“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. (Juan 15:1-7)





El Nuevo Testamento también afirma que Jesús permanece en sus seguidores, incluso después de su ascensión:





“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”


(2 Corintios 13:5)





“Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”.


 (Juan 17:25-26)





También observamos que los apóstoles de Jesús a veces dicen en el Nuevo Testamento que Dios está en ellos y, a veces que Jesús está en ellos.





“Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre”. (Gálatas 1:15-16)





También leemos: “Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí”. (Gálatas 1:23-24)





“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. (Gálatas 2:20)





“Para que abunde vuestra gloria de mí en Jesucristo por mi presencia otra vez entre vosotros”.


(Filipenses 1:26)





La pregunta ahora es:





¿Significan los versos anteriores que los discípulos o seguidores de Jesús son hijos de Dios o de Jesús, literalmente, ya que se dice en el Nuevo Testamento que se encuentran en él/Él o que él/Él está en ellos?





En realidad, ni el hecho de que Dios esté en Jesús ni de que Jesús esté en Dios implica que Jesús sea Dios o el hijo de Dios. El significado de “estar Jesús en Dios” significa más bien que está cerca y profundamente unido a Dios como profeta y mensajero de Dios.


Esto se demuestra por la existencia imposible de Jesús, los discípulos y los seguidores de Jesús en Dios.


Es más bien un uso metafórico que es indicativo de extrema cercanía de los discípulos y fuerte apego a Dios como la Deidad y a Jesús como maestro. El estar Dios en Jesús o en los discípulos o seguidores de Jesús, implica la compañía de Dios, su apoyo y su protección.





La creencia del musulmán sobre Jesús, la paz sea con él:





•Jesús es uno de los mayores mensajeros y de obra más destacada, pertenece al grupo de los profetas mayores, integrado por: Muhámmad, Ibrahim (Abraham), Nuh (Noé), Musa (Moisés) e Isa (Jesús), que la paz sea con todos ellos.





 Allah los ha citado en el versículo siguiente:





 “Celebramos una alianza con todos los profetas; la misma que concertamos contigo [¡oh, Muhámmad!], con Noé, Abraham, Moisés y Jesús, hijo de María. Y tomamos de ellos un compromiso firme” (Corán 33:7).





•Isa (Jesús, la paz sea con él) fue un ser humano elegido por Allah para ser enviado a los Hijos de Israel. Jesús llevó a cabo grandes milagros, pero no tuvo ni tiene ningún atributo divino, tal como dijo Allah:





“En verdad Jesús es sólo un siervo a quien agraciamos [con la profecía], y lo enviamos como ejemplo a los Hijos de Israel” (Corán 43:59).





•Jesús jamás ordenó a su pueblo que lo adoraran a él ni a su madre como dioses junto a Allah. Él sólo les ha dicho lo que le fue ordenado por Allah:





“No les he dicho sino lo que Tú me has ordenado: ‘Adoren a Allah, mi Señor y el de ustedes’” (Corán 5:117).





•Jesús fue hijo de Máriam (María), una mujer piadosa, veraz, fiel y entregada al servicio de Allah; inmaculada, íntegra, virginal, quien quedó embarazada de Isa (Jesús) sin padre que lo engendrara, sólo por poder y voluntad de Allah. La creación de Isa fue un milagro, tal como Allah creó a Adán sin padre ni madre. Como dijo Allah en el Corán:





“Por cierto que el ejemplo de Jesús ante Allah es semejante al de Adán, a quien creó de barro y luego le dijo: “¡Sé!”, y fue” (Corán 3:59).





•No hubo ningún mensajero entre Jesús hijo de María y Muhámmad, dado que jesús anunció la venida de nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones sean con ellos) tal como dijo Allah en el versículo:





“Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: ‘¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el Mensajero de Allah, enviado a ustedes para corroborar la Tora y anunciar a un Mensajero que vendrá después de mí llamado Áhmad [este era uno de los nombres del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)]. Pero cuando se les presentaron las evidencias, dijeron: ¡Esto es pura magia!” (Corán 61:6).





•Creemos en los milagros que Allah realizó a través de él, como por ejemplo: La curación del leproso, del ciego y la resurrección de los muertos; de su conocimiento sobre lo que la gente había comido o habían hecho dentro de sus hogares, siendo todo esto posible por permiso y poder de Allah, glorificado sea. A través de estos milagros Allah otorgó una clara evidencia de la veracidad y mensaje de Isa.





No se considera completa la fe hasta creer que Isa fue servidor y Mensajero de Allah, que fue inocente de las características con que lo han descrito los judíos y que Allah lo ha protegido de las mismas; como tampoco aceptamos las creencias de los cristianos sobre él, ya que se desviaron de la realidad de jesús hijo de Máriam, al considerarlo a él y a su madre como divinidades junto a Allah, algunos de ellos dijeron que era “Hijo de Allah”, y otros dijeron “es parte de una Trinidad divina”. ¡Alabado sea Allah!, Él está por encima de semejante descripción.





•jesús no fue asesinado ni crucificado, sino que Allah lo elevó a los cielos cuando algunos judíos y romanos quisieron matarlo. Allah permitió que otra persona que se le parecía fuera confundida con él, al cual mataron y crucificaron, tal como dijo Allah: “


06:28





Y ellos dijeron: ‘Hemos matado al Mesías, Jesús hijo de María, el Mensajero de Allah’. Pero no lo mataron ni lo crucificaron, sino que se les hizo confundir [con otro a quien mataron en su lugar]. Quienes discrepan sobre él tienen dudas al respecto. No tienen conocimiento certero sino que siguen suposiciones, y en verdad no lo mataron. Allah lo ascendió al cielo [en cuerpo y alma]. Allah es el Poderoso, el Sabio. Entre la Gente del Libro no habrá nadie que no crea en Jesús antes de su muerte [cuando descienda otra vez a la Tierra]. El Día de la Resurrección, él atestiguará contra ellos” (Corán 4:157-159)





Allah lo protegió elevándolo a los cielos, y vendrá al final de los tiempos a la Tierra y gobernará siguiendo las leyes reveladas al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y después morirá, será sepultado y resucitará como todos los seres humanos, tal como dice el versículo: “De ella [la tierra] los hemos creado, a ella los haremos retornar [cuando mueran], y de ella los haremos surgir nuevamente [el Día de la Resurrección]” (Corán 20:55).



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