Entre los seres humanos hay personas que afirman tener conocimiento de lo oculto y del futuro. Se los conoce por varios nombres, entre ellos: adivinos, agoreros, clarividentes, pitonisas, magos, pronosticadores, oráculos, astrólogos, quirománticos, etc. Estos adivinos utilizan diversos métodos y medios, de los cuales ellos afirman extraer su información; algunos de ellos son: leer las hojas del té, dibujar líneas, escribir números, leer las líneas de las manos, hacer horóscopos y cartas astrales, ver en la bola de cristal, arrojar huesos o flechas, leer la ceniza del cigarrillo, las cartas o el concho del chocolate, etc.
Los que practican las artes ocultas, que afirman revelar lo oculto y predecir el futuro, pueden dividirse en dos categorías principales:
1. Aquellos que no tienen conocimiento real ni secretos, sino que dependen de hablarle a sus clientes acerca de incidencias de carácter general que le ocurren a la mayoría de las personas. A menudo realizan una serie de rituales sin sentido, y luego hacen conjeturas generales calculadas. Algunas de sus conjeturas, debido a su generalidad, suelen resultar ciertas. La mayoría de la gente tiende a recordar las pocas predicciones que se hacen verdaderas, y olvidan pronto la mayoría de ellas, que nunca se cumplen. Esta tendencia es el resultado del hecho de que después de algún tiempo, todas las predicciones tienden a convertirse en pensamientos casi olvidados en el subconsciente, hasta que algo ocurre y desencadena su recuerdo. Por ejemplo, en muchos países se ha convertido en una práctica común el publicar, a comienzos de cada año, diversas predicciones de adivinos famosos. Cuando se hizo una encuesta sobre las diversas predicciones para el año 1980, ¡se halló que el adivino más preciso solo tuvo un 24% de éxito en sus predicciones!
2. El segundo grupo es de aquellos que hacen contacto con los yinnes. Este grupo es muy importante, debido a que implica generalmente el pecado grave del Shirk[1], y los que participan de ello a menudo tienden a ser muy precisos en su información, y de ese modo presentan verdadera Fitnah (tentaciones) tanto para musulmanes como para no musulmanes.
El mundo de los yinnes
Algunas personas han procurado negar la realidad de los yinnes sobre quienes el Corán dedica un capítulo completo, Surah Al Yinn (capítulo 72). Al tomar el sentido literal de la palabra yinn, que proviene del verbo yanna, iayunnu (cubrir, ocultar o disimular), afirman que la palabra yinn en realidad se refiere a “extranjeros inteligentes”. Otros han afirmado que yinn es un humano que no tiene una mente verdadera en su cabeza, sino una naturaleza fiera. Pero la realidad es que los yinnes representan otra creación de Dios que coexiste con los humanos en la Tierra. Dios creó a los yinnes antes de crear a la humanidad, y también utilizó un conjunto de elementos diferente al que usó para los seres humanos. Dios dice:
“He creado al ser humano de arcilla, un barro maleable. Y al yinn lo había creado ya antes de fuego”. (Corán 15:26-27)
Los llamó yinnes debido a que están ocultos a los ojos de los humanos. Iblís (Satanás) estaba en compañía de los ángeles a quienes Dios les ordenó que se postraran en señal de respeto ante Adán. Cuando él se negó a postrarse y se le preguntó el porqué, dijo:
“Yo soy superior a él. A mí me creaste de fuego, mientras que a él lo creaste de barro”. (Corán 38:76)
Aisha reportó que el Profeta (Dios lo bendiga) dijo: “Los ángeles fueron creados de luz y los yinnes de fuego sin humo”. (Sahih Muslim)
Dios también dijo:
“[Recuerda] cuando dije a los ángeles: ‘Hagan una reverencia ante Adán’. La hicieron, excepto Iblís, que era un yinn, y desobedeció la orden de su Señor”. (Corán 18:50)
Por lo tanto, es incorrecto considerarlo un ángel caído o algo similar.
Los yinnes se pueden dividir en tres categorías principales en relación a sus modos de existencia. El Profeta dijo:
“Hay tres tipos de yinnes: Un tipo que vuela por los aires todo el tiempo, otro tipo que existe como serpientes y perros, y hay un tipo terrestre que reside en un lugar o deambula por ahí”. (At-Tabari y Al Hakim)
Los yinnes pueden ser divididos en dos categorías en relación a su fe: musulmanes (creyentes) y káfires (incrédulos). Dios se refiere a los yinnes creyentes en Surah Al Yinn de la siguiente manera:
“[¡Oh, Muhammad!] Di: Me ha sido revelado que un grupo de yinnes dijeron al escuchar [la recitación del Corán]: ‘Hemos oído una recitación maravillosa que guía al sendero recto. Creemos en la recitación y no caeremos en la idolatría adorando a otro que Dios. Él, exaltada sea Su grandeza, no ha tomado compañera ni hijo. No obstante, un malvado entre nosotros decía falsedades acerca de Dios’”. (Corán 72:1-4)
“Entre nosotros [los yinnes] hay quienes aceptaron el Islam, pero también hay quienes se apartaron del sendero recto. Los que aceptaron el Islam son los que siguen la guía verdadera. Los que rechazaron el sendero recto, en cambio, serán combustible para el Infierno”. (Corán 72:14-15)
Los yinnes incrédulos son denominados por diversos nombres en árabe y en español: Ifrit, Shaitán, Qarín, demonios, espíritus, fantasmas, etc. Ellos tratan de desviar a los seres humanos de diversas formas. Todo aquel que los escucha y se convierte en mano de obra para ellos, es conocido como un shaitán (demonio) humano.
Dios dice:
“Todos los Profetas tuvieron enemigos que eran demonios de entre los seres humanos y los yinn, que se susurraban mutuamente palabras adornadas con seducción”. (Corán 6:112)
Todo ser humano tiene a un yinn que lo acompaña, y se le denomina Qarín (es decir, acompañante). Esto es parte de la prueba del ser humano en esta vida. El yinn alienta sus deseos más bajos y trata continuamente de alejarlo de la rectitud. El Profeta se refiere a esta relación de la siguiente manera:
“A todos ustedes se les ha asignado la compañía de un yinn”. Los Sahabah preguntaron: “¿Incluso a ti, Mensajero de Dios?” Y el Profeta respondió: “Incluso a mí, excepto que Dios me ha ayudado en su contra y él se ha hecho musulmán. Ahora solo me dice que haga el bien”. (Sahih Muslim)
Al Profeta Sulaiman (Salomón) se le otorgó el control milagroso sobre los yinnes como señal de su profecía. Dios dice: “Fueron concentradas ante Salomón sus tropas de yinnes, seres humanos y pájaros” (Corán 27:17), y todos ellos se ordenaban en filas y tenían distintos rangos.
Pero este poder no se le otorgó a nadie más. Nadie más está autorizado a controlar a los yinnes, y nadie puede hacerlo. El Profeta dijo: “En verdad, un Ifrit de entre los yinnes escupió sobre mí anoche tratando de romper mi Salah. Sin embargo, Dios me permitió dominarlo, y quise amarrarlo a una de las columnas de la mezquita para que todos ustedes pudieran verlo por la mañana. Pero entonces, recordé la oración de mi hermano Sulaiman: “¡Oh, Señor mío! Perdóname y concédeme un reino tan poderoso que nadie pueda igualarlo después de mí; Tú eres el Dadivoso” (Corán 38:35)
El hombre no puede tener control sobre los yinnes, ya que este fue un milagro especial otorgado solo al Profeta Sulaiman. De hecho, el contacto con los yinnesen circunstancias distintas a la posesión o al accidente, es a menudo efectuado a través de la realización de actos sacrílegos, despreciados y prohibidos en la religión. El yinn malvado convocado de esta forma, puede ayudar a sus socios en el pecado y en la incredulidad en Dios. Su objetivo es llevar a tantos como pueda hacia el más grave de los pecados: adorar a otros además o en lugar de Dios.
Una vez el adivino hace contacto y contrato con un yinn, este puede informarle de ciertos eventos en el futuro. El Profeta describió cómo el yinn obtiene información sobre el futuro. Relató que los yinnes son capaces de viajar a la zona más baja de los cielos y escuchar alguna información sobre el futuro, que los ángeles se pasan entre ellos. Entonces, regresan a la Tierra y dan esta información a sus contactos humanos[1]. Esto solía ocurrir mucho antes de la profecía de Muhammad, y los adivinos eran muy acertados en su información. Eran capaces de ganar posiciones en las cortes reales y disfrutaban de mucha popularidad, e incluso eran adorados en algunas regiones del mundo.
Después de que el Profeta Muhammad comenzó su misión, la situación cambió. Dios tiene ángeles custodiando la zona más baja de los cielos, y la mayoría de los yinnes son ahuyentados con meteoritos y estrellas fugaces. Dios describe este fenómeno en la siguiente afirmación coránica, hecha por uno de los yinnes: “[Los yinnes] quisimos acceder al cosmos, pero lo encontramos lleno de guardianes severos y meteoritos. Solíamos buscar posiciones apropiadas del cosmos para escuchar [la revelación], pero todo aquel que intenta ahora escuchar encuentra un meteoro que lo acecha”. (Corán 72:8-9)
Dios dijo también:
“He protegido al cielo de todo demonio maldito. Si intenta escuchar, le arrojaré una bola de fuego visible”. (Corán 15:17)
Ibn Abbas dijo: “Cuando el Profeta y un grupo de sus compañeros se dirigieron al mercado de Ukadh, se les impidió a los demonios escuchar información en los cielos. Fueron soltados meteoros sobre ellos, así que regresaron con su gente. Cuando su gente les preguntó lo que había ocurrido, les contaron. Algunos sugirieron que algo debía haber ocurrido, así que se dispersaron por toda la Tierra en búsqueda de la causa. Algunos de ellos se acercaron al Profeta y a sus compañeros mientras estaban realizando la Salah y escucharon el Corán. Se dijeron a sí mismos que esto debía haber sido lo que les impidió escuchar. Cuando regresaron con su gente, les dijeron: ‘Hemos escuchado un Corán maravilloso, que guía hacia la rectitud, así que creemos en él. Y nunca le pondremos socios a nuestro Señor’”[2].
Por lo tanto, los yinnes ya no pueden obtener información sobre el futuro tan fácilmente como lo hacían antes de la misión del Profeta. Debido a esto, ellos ahora mezclan su información con muchas mentiras. El Profeta dijo: “Ellos (los yinnes) pasan la información hacia abajo hasta que llega a labios de un mago adivino. A veces, un meteoro los golpea antes de que logren transmitir algo. Si logran transmitir alguna cosa, agregan a esta cien mentiras”. (Sahih Al Bujari, At-Tirmidhi)
Aisha reportó que cuando le preguntó al Mensajero de Dios acerca de los adivinos, él le contestó que no eran nada. Entonces, ella le mencionó que a veces los adivinos les decían cosas que resultaban ser ciertas. El Profeta dijo: “Eso es un fragmento de la verdad que los yinneslogran robar y transmitir al oído de su amigo, pero lo mezclan con cien mentiras”. (Sahih Al Bujari, Sahih Muslim)
Una vez, mientras Omar ibn Al Jattab estaba sentado, un hombre apuesto, Sawad Ibn Qarib, pasó a su lado. Omar dijo: “Si no me equivoco, este hombre aún sigue la religión de la época preislámica, o quizás era uno de los adivinos”. Ordenó que ese hombre se reuniera con él y le preguntó respecto a lo que sospechaba. El hombre le contestó: “Nunca he visto un día como este en el que un musulmán fuera enfrentado con tales acusaciones”. Omar dijo: “Estoy decidido a que me informes sobre ello”. El hombre le dijo entonces: “Yo era adivino en la época de la ignorancia”. Al escuchar esto, Omar le preguntó: “Cuéntame cuál fue la cosa más extraña que tu yinn femenino te haya contado”. El hombre le dijo entonces: “Una vez, mientras estaba en el mercado, ella se acercó a mí y me dijo preocupada: ‘¿No has visto a los yinnes en su desesperación después de su desgracia? Y cómo persiguen a las camellas y a sus jinetes”. Omar intervino diciendo: “Eso es cierto”. (Sahih Al Bujari)
Los yinnes también tienen la capacidad de informar a su contacto humano acerca del futuro relativo. Por ejemplo, cuando una persona llega ante un adivino, el yinn del adivino obtiene información del Qarín de esa persona (el yinn asignado a cada ser humano) acerca de los planes que ha realizado antes de venir con el adivino. De ese modo, el adivino está en capacidad de decirle que haga esto o aquello, o que vaya allí o allá. Con este método, el verdadero adivino también es capaz de aprender del pasado del cliente con detalles vívidos. Es capaz de decirle a un total extraño los nombres de sus padres, dónde nació, qué hizo en su infancia, etc. La habilidad para describir el pasado con detalle, es una de las señales de un verdadero adivino que ha hecho contacto con los yinnes. Debido a que los yinnes son capaces de atravesar grandes distancias de forma instantánea, también son capaces de recopilar grandes cantidades de información acerca de cosas ocultas, artículos perdidos y eventos no observados. Prueba de esta habilidad puede ser hallada en el Corán, en la historia acerca del Profeta Sulaiman y Bilqis, la Reina de Saba. Cuando la Reina Bilqis fue a verlo, él le pidió a los yinnes que le trajeran el trono de ella desde su tierra. “Un Ifrit de entre los yinnes dijo: Te lo traeré antes de que puedas levantarte de donde estás. En verdad, soy fuerte y confiable para esta misión
La norma islámica sobre la adivinación
Debido al sacrilegio y la herejía que están involucradas en la adivinación, el Islam ha tomado una postura muy fuerte hacia ella. El Islam se opone a toda forma de asociación con aquellos que practican la adivinación, a menos que sea para advertirles que abandonen sus prácticas prohibidas.
Visitar a los adivinos
El Profeta (Dios lo bendiga) estableció principios que prohíben con claridad cualquier forma de visita a los adivinos. Safiyyah reportó de Hafsah (esposa del Profeta) que el Profeta dijo: “La Salah de aquel que se acerca a un adivino y le pregunta cualquier cosa, no será aceptada durante 40 días y sus noches” (Sahih Muslim). El castigo en este hadiz es por solo acercarse a un adivino y preguntarle cualquier cosa por mera curiosidad. Esta prohibición fue apoyada por el hadiz de Mu’awiyah Ibn Al Hakam As-Sulami, en el que él dice: “Mensajero de Dios, hay personas de entre nosotros que visitan a los oráculos”. El Profeta le dijo: “No vayas con ellos”. Se ha establecido un castigo muy severo por la simple visita, debido a que esta es el primer paso hacia la creencia en la adivinación. Si uno visita a un adivino con dudas sobre su realidad, y alguna de las predicciones del adivino se concreta, uno seguramente se volverá devoto del adivino y será un creyente ardiente de la adivinación. Aquel que se acerca a un adivino está obligado a realizar sus Salah diarias obligatorias durante el período de 40 días, aun cuando sabe que no recibirá recompensa alguna por esas oraciones. Si abandona la Salah, estará cometiendo otro pecado mayor.
Creer en adivinos
La sentencia islámica respecto a quien visita a un adivino creyendo que este conoce lo oculto y el futuro, es la de Kufr (incredulidad). Abu Hurairah y Al Hasan reportaron que el Profeta (Dios lo bendiga) dijo: “Todo aquel que se acerque a un adivino y crea en lo que dice, ha dejado de creer en lo que le ha sido revelado a Muhammad”. Tal creencia le asigna a la creación algunos de los atributos de Dios con respecto al conocimiento de lo oculto y del futuro. En consecuencia, destruye el Tawhid Al Asma was-Sifat (el monoteísmo en los nombres y atributos de Dios), y representa una forma de Shirk en este aspecto del Tawhid.
La sentencia de Kufr incluye, por analogía (Quiyás), a aquellos que leen los libros y escritos de los adivinos, los escuchan en la radio o los ven en la televisión, ya que esos son los medios más comunes utilizados por los adivinos del siglo XX para divulgar sus predicciones.
Dios afirma claramente en el Corán que nadie conoce lo oculto sino solo Él. Ni siquiera el Profeta Muhammad. Dios dice sobre sí mismo: “Él posee las llaves de lo oculto y nadie más que Él las conoce” (Corán 6:59).
Luego le dijo al Profeta Muhammad: “Diles: ‘No poseo ningún poder para beneficiarme ni perjudicarme a mí mismo, salvo lo que Dios quiera. Si tuviera conocimiento de lo oculto tendría abundantes bienes materiales y no me alcanzaría nunca un mal’” (Corán 7:188).
También dijo: “Nadie en los cielos ni en la Tierra conoce lo oculto salvo Dios” (Corán 27:65).
Por lo tanto, todos los diferentes métodos utilizados alrededor del mundo por los oráculos, adivinos y similares, están prohibidos para todos los musulmanes.
La lectura de la mano, el I-Ching, las galletas de la fortuna, la lectura de las hojas de té, el horóscopo y los signos zodiacales, los programas computacionales de biorritmo, todos ellos aseguran informar a quien cree en ellos acerca de su futuro. Sin embargo, Dios ha establecido en términos claros que solo Él conoce el futuro: “Solo Dios sabe cuándo llegará la hora [el Día del Juicio], cuándo hará descender lluvia y qué encierra el útero; nadie sabe qué le deparará el día siguiente ni en qué tierra ha de morir. Dios lo sabe todo y está bien informado de lo que ustedes hacen” (Corán 31:34).
En consecuencia, los musulmanes deben tener sumo cuidado al tratar con libros, revistas, periódicos, así como con las personas que, de un modo u otro, afirman conocer el futuro o lo oculto. Por ejemplo, cuando un musulmán meteorólogo predice lluvia, nieve u otras condiciones climáticas para el día siguiente, debe agregar la frase “in sha Al‑lah” (si Dios quiere). Del mismo modo, cuando el doctor musulmán le informa a su paciente que va a dar a luz a un bebé en una fecha determinada, debe agregar la frase “in sha Al‑lah”, puesto que tales afirmaciones son solo estimaciones basadas en información estadística.