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¿Degrada el Islam a la mujer?





La imagen de la típica mujer musulmana usando el velo, obligada a quedarse en su casa, a la cual se le prohíbe conducir, es muy común en el pensamiento de muchas personas.





El lugar de la mujer en el Islam es a menudo el blanco de ataques de los medios de comunicación seculares. Al “Hiyab”, o código de vestimenta islámico para las mujeres, es citado por muchos como un ejemplo de “subyugación” de la mujer bajo la Ley Islámica. Antes de mencionar el razonamiento detrás del mandato religioso de Al Hiyab, permítanos primero estudiar el lugar de la mujer en las sociedades antes del advenimiento del Islam.





 En el pasado, las mujeres eran degradadas y generalmente usadas como objetos de lujuria. A continuación observaremos algunos ejemplos de la historia, los cuales ilustran ampliamente el hecho de que el lugar de la mujer en las antiguas civilizaciones estaba muy degradado, hasta el punto en que se les negaba la dignidad humana básica:





 Civilización babilónica:





Las mujeres eran degradadas y se les negaban todos los derechos establecidos por la ley babilónica. Si un hombre asesinaba a una mujer, en lugar de ser castigado, su esposa era condenada a muerte.





 Civilización griega: 





 La civilización griega es considerada la más gloriosa de todas las civilizaciones antiguas. Bajo este muy “glorioso” sistema, las mujeres eran privadas de todos sus derechos y eran vistas como inferiores. En la mitología griega, una mujer imaginaria llamada ‘Pandora’ era la causa de la desgracia de los seres humanos. Los griegos consideraban a la mujer un ser sub-humano e inferior a los hombres. La prostitución se convirtió en una práctica regular entre todas las clases de la sociedad griega.





 Civilización romana: 





Cuando la civilización romana estaba en el cenit de su “gloria”, un hombre podía incluso tener el derecho de tomar injustificadamente la vida de su esposa. La prostitución y el nudismo eran prácticas comunes entre los romanos.





 Civilización egipcia:





 Los egipcios consideraban a las mujeres como seres del mal y una señal del demonio.





 La Arabia pre-islámica: 





Antes de que el Islam se extendiera en Arabia, los árabes consideraban inferiores a las mujeres, y muy a menudo, cuando nacía una niña, era enterrada viva.





Cuando vino el Islam, elevó a las mujeres y les dio igualdad. El Islam elevó el estatus de la mujer y le concedió sus justos derechos hace más de 1400 años.





 Muy a menudo, la imagen de una mujer cubierta es usada para representar lo que la mayoría de las personas consideran como opresión. Su misma existencia es descrita en términos que expresan ignorancia e infelicidad. Palabras como ‘golpeada’, ‘reprimida’ y ‘oprimida’, son divulgadas por los medios de comunicación occidentales en un desesperado intento para convencer al público de que la mujer en el Islam no tiene derechos. Términos descriptivos e intrínsecamente opresivos, como “cubierta” y “encadenada”, son usados para reflejar la imagen de aquellas mujeres que no tienen mente propia y son esclavas o posesiones de sus padres o esposos.





 Esta es una idea muy equivocada de la imagen real de la mujer en el Islam. En el Islam, una mujer tiene la libertad básica de decisión y elección, basada en el reconocimiento de su personalidad individual. Ella es libre para elegir su religión. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {No está permitido forzar a nadie a creer. La guía se ha diferenciado del desvío} [Corán 2:256].





 





En el Islam, la mujer es animada a expresar sus opiniones e ideas. Existen muchas enseñanzas del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que indican que las mujeres podían plantearle preguntas directamente a él y ofrecer sus opiniones con respecto a la religión, economía y temas sociales.





 Una mujer musulmana escoge a su esposo y conserva su nombre después del matrimonio. El testimonio de una mujer musulmana es válido en disputas legales. De hecho, en áreas donde las mujeres están más familiarizadas, su evidencia es conclusiva.





 La razón por la cual Al Hiyab ha sido prescrito para la mujer está mencionada en el Sagrado Corán, en la Sura “Los Aliados”; Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {¡Oh, Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran [todo el cuerpo] con sus mantos; es mejor para que se las reconozca y no sean molestadas. Al-lah Es Absolvedor, MisericorAl-laho}. [Corán 33:59].





 





El Sagrado Corán dice que Al Hiyab ha sido prescrito para que la mujer sea reconocida como una mujer modesta, lo cual también evita que sea molestada. Supongamos que dos hermosas hermanas gemelas caminan por una calle, una de ellas va vestida con Al Hiyab islámico, es decir, todo su cuerpo está cubierto, excepto su cara y sus manos hasta las muñecas. La otra hermana está usando ropa occidental, como minifaldas o pantalones cortos. A la vuelta de la esquina está un patán esperando por alguna muchacha a quien molestar. ¿A quién molestará: a la muchacha que está usando Al Hiyab islámico, o a la chica que usa la minifalda o el pantalón corto? Naturalmente, él molestará a la muchacha con la ropa más reveladora. Esa clase de vestimenta es una invitación indirecta al sexo opuesto para ser molestada o seducida. El Corán acertadamente dice que Al Hiyab protege a la mujer de ser molestada.





 Según la Sharí‘ah, un hombre declarado culpable de haber violado a una mujer, es condenado a la pena capital. Muchos se asombran por esta sentencia tan “severa”. Algunos incluso dicen que el Islam es una religión inhumana y salvaje. He formulado una simple pregunta a cientos de hombres no musulmanes. Supongamos, que Al-lah no lo Permita, que alguien hubiese violado a tu esposa, tu madre o tu hermana. Tú eres el juez y el violador es traído en frente tuyo. ¿Qué castigo le darías? Todos, sin excepción, dijeron que lo condenarían a muerte. Algunos se fueron al extremo de decir que lo torturarían hasta la muerte. Les dije: si alguien viola a tu esposa o tu madre, querrías para él la pena de muerte; pero si el mismo crimen es cometido en contra de la esposa o la madre de alguien más, tú dices que la pena capital es una barbarie. ¿Por qué existe esa doble moral?





 Las sociedades occidentales argumentan falsamente haber elevado a la mujer:





En los países occidentales, donde la liberación implica libertad ilimitada, realmente las mujeres se encuentran a sí mismas viviendo vidas insatisfactorias y sin sentido. En su búsqueda por la liberación, han abandonado los ideales de moralidad y estabilidad, y se han encontrado a sí mismas en matrimonios y familias que son burdas imitaciones de la “vida real”. ¿Qué tan liberado puede estar alguien que es forzado a trabajar todo el día, y por la noche tiene que regresar a la casa a cumplir con los quehaceres domésticos? ¿De qué se está liberando alguien que tiene un bebé, al que, a la edad de seis semanas, tiene que dejar en una guardería para que aprenda la conducta y moralidad de extraños?





 





La liberación femenina occidental no es nada más ni nada menos que una forma disfrazada de explotación del cuerpo de las mujeres, degradación de su alma y privación de su honor. La sociedad occidental sostiene que ha “elevado” a las mujeres. Sin embargo, las han degradado al estatus de concubinas y amantes, las cuales son simples objetos en las manos de los buscadores de placer y los comerciantes del sexo.





 En conclusión, a la mujer musulmana se le ha concedido un rol, derechos y deberes desde hace 1400 años -de los cuales no disfrutan muchas mujeres incluso hoy en día en Occidente. Éstos han sido otorgados por Al-lah y han sido diseñados para mantener el balance en la sociedad; lo que puede ser visto como injusto o inexistente en un lugar, es compensado o explicado en otro lugar.





La Liberación de la Mujer a través del Islam





La Liberación de la Mujer a través del Islam


Hoy en día las personas piensan que las mujeres han sido liberadas en Occidente y que el movimiento de liberación de la mujer comenzó en el siglo XX. En verdad, el movimiento para liberar a la mujer no comenzó con mujeres, sino que fue revelado por Dios a un hombre en el siglo VII con el nombre de Muhammad, que Dios le conceda paz y misericordia, que es conocido como el último Profeta del Islam. El Corán y la Sunnah del Profeta son fuentes de las cuales cada musulmán obtiene sus derechos y obligaciones.





Los Derechos Humanos


El Islam, catorce siglos atrás, hizo que la mujer sea igualmente responsable en la glorificación y adoración de Dios - no erigiendo ningún límite en su progreso moral. El Islam también estableció la igualdad de la mujer en su humanidad con el hombre. En el Corán, en el primer versículo del capítulo llamado "La Mujer",





Dios dice





¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su cónyuge e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Alá, en Cuyo nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Alá os observa.





Corán 4:1





Ya que el hombre y la mujer provienen de la misma esencia, son iguales en su humanidad. Las mujeres no pueden ser naturalmente malvadas (como lo creen algunas religiones) o sino también los hombres los serían. De modo similar, ningún género puede ser superior porque sería una contradicción a la igualdad.





Derechos Civiles


En el Islam, una mujer posee las libertades básicas de elección y expresión basadas en el reconocimiento de su individualidad. Primero, ella es libre de elegir su religión.





El Corán afirma





No está permitido forzar a nadie a creer





Corán 2:256





Las mujeres son alentadas en el Islam a contribuir con sus opiniones e ideas. Existen muchas tradiciones del Profeta que indican que las mujeres lo consultaban directamente a él y ofrecían sus opiniones con respecto a la religión, la economía y asuntos sociales. 





La mujer musulmana tiene total derecho de aprobar o desaprobar una propuesta de matrimonio, y su nombre debe permanecer inalterado después del casamiento. El testimonio de una mujer musulmana es válido en las disputas legales. De hecho, donde las mujeres son más familiares, su evidencia es más conclusiva. 





Derechos Sociales


El Profeta dijo





Buscar el conocimiento es una obligación para todo musulmán -sea hombre o mujer





At-Tirmidhi





Esto incluye el conocimiento del Corán y los Hadices así como también otro tipo de conocimientos. Los hombres y las mujeres poseen la capacidad de aprender y comprender. Ya que es también su obligación promover el buen comportamiento, y condenar el malo de este en las esferas de la vida, las mujeres musulmanas deben adquirir la apropiada educación para realizar esta tarea de acuerdo a sus propios talentos e intereses naturales.





Mientras que gestar, criar y enseñar a los niños, apoyar a su esposo y mantener el hogar, se encuentran entre los primeros, y muy apreciados roles de la mujer, si ella posee el don de trabajar fuera del hogar para el bien de la comunidad, debe hacerlo, siempre que sean completadas las obligaciones para con su familia.





El Islam reconoce y fomenta las diferencias naturales entre el hombre y la mujer a pesar de su igualdad. Algunos tipos de trabajo son más adecuados para el hombre, y otros tipos para las mujeres. Esto de ningún modo disminuye sus esfuerzos o beneficios. Dios recompensará a los dos sexos por igual por el valor de su trabajo, no tiene que ser necesariamente la misma actividad.





Con respecto a la madre,





el Profeta dijo





El paraíso yace bajo sus pies.





An-Nasai





Esto implica que el éxito de la sociedad puede ser trazado por alas madres que los levanten. La primera y más grande influencia en una persona proviene del sentido de seguridad, afecto, y enseñanza recibido de la madre. Por lo tanto, una mujer que tenga hijos debe ser educada y conscientizada para poder ser una madre dotada.





Derechos Políticos


Un derecho otorgado a las mujeres musulmanas por Dios 1400 años atrás es el derecho a votar. En cualquier asunto público, una mujer puede hacer oír su opinión y participar en la política. Un ejemplo, como es narrado en el Corán (60:12), en donde se le dice a Muhammad que cuando una mujer creyente le jurara su lealtad hacia el Islam, él debía aceptar su juramento. Esto estableció el derecho de la mujer de ocupar posiciones importantes en el gobierno acordes a su rol de mujer. Abdurrahman Ibn Awf consultó muchas mujeres antes de recomendar a Uzman Ibn Affan para ser Califa.





Derechos Económicos


El Corán afirma





Por Quien creó al hombre y a la mujer que por cierto vuestras obras son diferentes.





Quran 92:3-4





En estos versos, Dios declara que Él creo al hombre y a la mujer para ser diferentes, con roles, funciones y dones únicos. Como en una sociedad, cuando se dividen las labores, así como también en la familia, cada miembro tiene diferentes responsabilidades. Generalmente, el Islam sostiene que a las mujeres se les confía el rol de criar, y al hombre, de ser guardián. Por lo tanto, las mujeres poseen el derecho a la manutención económica. 





El Corán afirma:





Los hombres están a cargo de las mujeres debido a la elección que Alá ha hecho, por lo que deben mantenerlas con sus bienes.





Corán 4:34





Esta tutela y mayor responsabilidad económica otorgada a los hombres requiere que ellos provean a las mujeres con no sólo la manutención sino la protección física y un trato bondadoso y respetuoso. 





Las mujeres musulmanas tienen el privilegio de ganar dinero, el derecho a la propiedad privada, a ingresar en contratos legales, y a manejar todos sus recursos de la manera que ellas deseen. Pueden administrar sus propios negocios y nadie puede reclamarles nada acerca de sus ganancias, ni siquiera sus esposos.





El Corán afirma





No codiciéis lo que Alá ha concedido a unos más que a otros. Los hombres obtendrán su parte de lo que ganaron, y las mujeres obtendrán su parte de lo que ganaron. Pedid a Alá que os conceda Su favor. Alá es conocedor de todas las cosas.





Corán 4:32





La mujer hereda de sus parientes.





El Corán afirma





A los varones les corresponde una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejaren, y para las mujeres otra parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejaren. Fuere poco o mucho, les corresponde por derecho una parte determinada de la herencia.





Corán 4:7





Derechos de la Esposa


El Corán afirma





Y entre Sus signos está haber creado cónyugues de entre vosotros para que encontréis sosiego, y dispuso entre vosotros amor y misericordia.  Por cierto que en ello hay signos para quienes reflexionan





Corán 30:21





¡El matrimonio es por lo tanto no sólo una necesidad física o emocional, sino de hecho, un signo de Dios! Es la relación de mutuos derechos y obligaciones basados en la orientación divina.  Dios creó al hombre y a la mujer con naturalezas complementarias y, en el Corán, Él diseñó un sistema de leyes para sostener armoniosamente la interacción entre los sexos. 





Ellas son vuestra vestimenta, y vosotros su vestimenta





Corán 2:187





La ropa provee protección física y cubre la belleza y faltas del cuerpo.  Del mismo modo es visto el cónyuge.  Cada uno protege al otro y esconde las faltas y complementa las características del otro cónyuge.  Para abrigar el amor y la seguridad que proviene del matrimonio, las esposas musulmanas tienen varios derechos.  El primero de los derechos de las esposas es recibir el mahr, un regalo del esposo, que forma parte del contrato matrimonial y es requerido para la legalidad del matrimonio.





El Segundo derecho de la esposa es la manutención.  A pesar de las riquezas que ella tenga el esposo está obligado a proveerle comida, asilo y abrigo. No es obligado, sin embargo, a gastar mas allá de sus capacidades y su esposa no tiene derecho a demandar cosas no razonables. 





El Corán establece





Que el pudiente mantenga [a su hijo, y a su ex mujer mientras lo amamante] según sus medios, y aquel cuyo sustento sea limitado que lo haga acorde a lo que Alá le haya proveído. Alá no exige a nadie por encima de sus posibilidades. Y ciertamente luego de toda dificultad Alá os enviará un alivio.





Corán 65:7





Dios nos dice que los hombres son los guardianes de las mujeres y tienen como responsabilidad el liderazgo de la familia.  Su responsabilidad de obedecer a Dios se extiende a la orientación de su familia para obedecer a Dios en todo momento.  





Los derechos de la esposa también se extienden más allá de las necesidades materiales.  Ella tiene derecho al buen trato.





 El Profeta dijo





Los creyentes más perfectos son los que tienen la mejor conducta.  Y los mejores son los que mejor tratan a sus esposas.





Dios nos dice que Él creó compañeros y colocó amor, misericordia y serenidad entre ellos.





Los hombres y las mujeres tienen una necesidad de compañía y necesidad sexual, y el matrimonio es diseñado para satisfacer esas necesidades.  Ya que si un esposo le niega la satisfacción al otro, existe la tentación de buscarla en otro lado.





Responsabilidades de la Esposa


Con los derechos vienen las responsabilidades.  Por lo tanto, las esposas tienen ciertas obligaciones para con sus esposos.  





El Corán establece





 Las mujeres piadosas son obedientes a Alá y cuidan en ausencia de ellos [su honor y sus bienes] como ha ordenado Alá





Corán 4:34





La esposa debe mantener los secretos del esposo y proteger su privacidad matrimonial.  Los problemas de falta de intimidad que pudieran deshonrarlo, no deben ser compartidos por su esposa, así como se espera que él la honre a ella. 





La esposa debe cuidar también la propiedad del esposo.  Debe cuidar su hogar y sus posesiones, lo mejor que pueda, del robo y el daño.  Debe ocuparse de los asuntos del hogar sabiamente para prevenir la perdida o despilfarro.  No debe permitir ingresar al hogar a nadie a quien su marido desapruebe, ni tampoco incurrir en gastos que él no apruebe de su dinero.





La mujer musulmana debe cooperar y coordinar con su esposo.  No puede haber, sin embargo, cooperación con un hombre que desobedezca a Dios.  Ella no debe satisfacer sus pedidos si él quiere que ella haga algo ilegal.  El esposo tampoco debe aprovecharse de su esposa, sino ser considerado con sus necesidades y su felicidad.





Conclusión


El Corán establece





Un verdadero creyente o a una verdadera creyente no deben, cuando Alá y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar en forma contraria; y sabed que quien desobedezca a Alá y a Su Mensajero se habrá desviado evidentemente.





Corán 33:36





A las mujeres musulmanas se les ha otorgado roles, deberes y derechos 1400 años atrás que la mayoría de las mujeres aún hoy no disfrutan, incluso en Occidente.  Vienen de Dios y son designados para mantener el balance en la sociedad; lo que parecería injusto o faltante en un lugar se compensa o se explica en otro.  El Islam es un modo de vida completo.





La Mujer en el Islam:¿Opresión o Liberación?





Durante siglos, las mujeres musulmanas en todos los rincones del mundo han sido conscientes de la liberación que se logra al adherirse al concepto del hiyab. Los eventos de mundo actual han vuelto a poner el tema de la liberación de las mujeres en el Islam a la vanguardia de la opinión pública.





¿Una mujer que se adhiere al Hiyab puede ser liberada?


¿Puede una religión que considera la moralidad como parte de la fe definir claramente la igualdad de hombres y mujeres, y sus derechos y responsabilidades? La respuesta es un “sí” rotundo. En un momento y una época en que los principios básicos del Islam están siendo cuestionados por musulmanes y no musulmanes por igual, debemos ser cautos al evaluar al Islam.





La imagen general que se pinta en los medios es parcial y sin fundamento. La impresión que algunos musulmanes dan al mundo, a menudo no es un reflejo fiel de la religión, una que es la culminación de todas la religiones. El Islam, la religión para todos los pueblos, en todos los lugares y todas las épocas, se toma la igualdad de hombres y mujeres muy en serio. Ve la liberación de las mujeres como esencial y considera que la modestia, el buen carácter y los modales son una forma de alcanzar tal liberación.





Muy a menudo la imagen de una mujer cubierta es utilizada para representar lo que gran parte del mundo ve como opresión. Su misma existencia se describe en términos que expresan ignorancia e infelicidad. Palabras como “golpeada”, “reprimida” y “oprimida” son esgrimidas por los medios de comunicación occidentales en un intento desesperado por convencer al público de que las mujeres en el Islam no tienen derechos. Términos descriptivos e intrínsecamente opresivos como “envuelta” y “encadenada” son utilizados para presentar una imagen de mujeres sin mente, que son las esclavas o posesiones de sus maridos y padres. En el siglo XIX, T. E. Lawrence describió a las mujeres árabes como “muertos que se dan un paseo”, y desde esa época el verdadero estatus de las mujeres en el Islam ha estado envuelto por los malentendidos. La verdad sobre las mujeres y el Islam está lejos de esta representación melodramática.





Hace más de 1 400 años el Islam elevó el estatus de la mujer desde una posición de opresión hasta una de liberación e igualdad. En una era en la que las mujeres eran consideradas posesiones, el Islam le devolvió a la mujer una posición de dignidad.





Con el fin de obtener una visión verdadera de la liberación real y duradera que el Islam garantiza a las mujeres, primero debemos examinar el concepto de liberación como es visto por Occidente. En los países occidentales donde la liberación abarca la libertad ilimitada, muchas mujeres se encuentran en realidad viviendo vidas que son insatisfactorias y sin sentido. En su búsqueda de la liberación, han abandonado los ideales de la moralidad y la estabilidad, y se han encontrado a sí mismas en matrimonios y familias que tienen poca semejanza con la vida real.





¿Dónde está la liberación en trabajar todo el día y regresar a casa en la noche a hacer las labores del hogar? ¿Dónde está la liberación en tener bebés que, a las seis semanas de edad, deben ser depositados en centros de cuidado infantil para que aprendan el comportamiento y la moral de extraños? Niñas que a los 6 años de edad son diagnosticadas con desórdenes alimenticios, mientras los embarazos en adolescentes son rampantes, y las mujeres que optan por quedarse en casa para levantar a sus familias son vistas como pasadas de moda o desempleadas.





Las mujeres en Occidente están liberadas: liberadas al punto de que no son ya libres de elegir la vida que es natural para ellas. Ellas sólo son libres de elegir entre una selección de bienes de consumo que les ofrecen sus amos. Las llamadas mujeres liberadas de Occidente se han convertido en esclavas. Esclavas del sistema económico, esclavas de las industrias de la belleza y de la moda, y esclavas de una sociedad que las ve como máquinas descerebradas, enseñadas a verse deseables, ganar dinero y comprar. Incluso la mujer profesional que ha impulsado su carrera a niveles muy elevados, es esclava de la sociedad de consumo, que le exige residir en una casa espaciosa, vestir sólo con las últimas ropas de diseñador, conducir un auto de lujo, y educar a sus hijos en los colegios más exclusivos y costosos.





¿Esto es liberación?


La inclinación natural de las mujeres es servir, confortar y apoyar a sus hombres: sus padres, hermanos, esposos o hijos. La inclinación natural de los hombres es proteger, apoyar y proveer a las mujeres que están legítimamente en sus vidas: esposas, madres, hermanas e hijas. El Islam, la única religión verdadera y guía infalible de vida, nos pide que sigamos esas inclinaciones naturales. Nos permite abandonar ideas que son intrínsecamente ajenas a la naturaleza humana y nos ayuda a desarrollar y sostener relaciones familiares naturales que se extiendan para formar parte de la comunidad musulmana en general.





Una mujer musulmana conoce su lugar en la sociedad y su lugar en la infraestructura familiar. Su religión es la primera prioridad, por lo tanto, su papel está claro y bien definido. Una mujer musulmana, lejos de estar oprimida, es una mujer que está liberada en el verdadero sentido de la palabra. No es esclava de ningún hombre o sistema económico, sino que está sometida únicamente a Dios. El Islam define claramente los derechos y deberes sociales, espirituales y económicos de la mujer. Las claras directrices islámicas son fortalecedoras, elevan a las mujeres a una posición natural y reverenciada.





Las mujeres en el Islam no tienen necesidad de protestar y demostrar que tienen igualdad de derechos. No tienen necesidad de vivir sus vidas sin rumbo adquiriendo posesiones y dinero. Con la perfección del Islam como la religión natural y la única verdadera, llegó el hecho innegable de que mujeres y hombres están en pie de igualdad, son socios y protectores unos de otros.





Su Señor les respondió sus súplicas y dijo: No dejaré de recompensar ninguna de vuestras obras, seáis hombres o mujeres. Procedéis unos de otros. A aquellos que emigraron, fueron expulsados de sus hogares, padecieron por Mi causa, combatieron y cayeron, les absolveré sus faltas y los introduciré en jardines por donde corren los ríos. Ésta es la recompensa que Allah les concederá. Allah posee la más hermosa recompensa.





Corán 3:195





Quien obre piadosamente, sea hombre o mujer, y sea creyente, ingresará al Paraíso y no será tratado injustamente en lo más mínimo.





Corán 4:124





Las mujeres en el Islam tienen derecho a poseer propiedades, controlar su propio dinero y el dinero que ganen, comprar y vender, y a dar regalos y caridad. Tienen derechos formales de herencia. Tienen el derecho a una educación: buscar y adquirir conocimiento es una obligación para todos los musulmanes, hombres y mujeres. Las mujeres musulmanas casadas están totalmente libres de la obligación de sostener y mantener la familia; sin embargo, pueden trabajar si así lo desean.





Ellas no pueden ser forzadas en forma alguna a casarse, sino que tienen el derecho de aceptar o rechazar una propuesta como mejor les parezca. Las mujeres en el Islam tienen el derecho a buscar el divorcio si se les hace necesario, como también tienen el derecho a salvar sus matrimonios.





El Islam enseña que la familia es el núcleo de la sociedad. En las culturas occidentales, la fábrica de la sociedad está siendo destrozada por la ruptura de la unidad familiar. Es en estas comunidades desmoronadas que la llamada a la liberación de la mujer se eleva. Parece ser un intento fallido y débil por encontrar un camino de seguridad y protección. Tal seguridad sólo está disponible cuando los seres humanos se vuelven hacia Dios y aceptan el papel para el que han sido creados, según sean hombres o mujeres.





La liberación significa libertad, pero no la libertad de hacer lo que a uno le plazca. La libertad nunca puede ser a expensas de uno mismo o de la comunidad en general. Cuando una mujer cumple el papel para el que fue creada, no sólo se libera, sino que se fortalece.





Aquella mujer vestida con modestia o cubierta que puedes ver por la calle, está liberada. Ella está liberada de las cadenas que han atado los pies de sus contrapartes occidentales. Está liberada de la esclavitud económica occidental, y está liberada de la necesidad de manejar una casa y una familia sin el apoyo de su esposo o la ayuda de su comunidad. Ella vive su vida con base en la guía divina, su vida está llena de paz, felicidad y fortaleza. No teme al mundo, sino que enfrenta sus pruebas y retos con paciencia y fortaleza, segura del hecho de que la liberación verdadera sólo se alcanza con la sumisión total y voluntaria al orden natural del universo.





La opresión no se define por una pieza de tela, sino por la enfermedad del corazón y la debilidad de la mente. La opresión crece en una sociedad que se desmorona porque sus miembros han perdido de vista el verdadero propósito de la existencia. La liberación surge y se arraiga en una sociedad justa, cohesionada y basada en el orden natural y las directrices divinas. El Islam es esa sociedad, y esto es lo que hace que las mujeres musulmanas sean liberadas.





¿Por qué visto el Hiyab?





Probablemente no encajo dentro de la noción preconcebida de una “rebelde”. No tengo tatuajes visibles ni un piercing y no poseo una chaqueta de cuero. De hecho, cuando la mayoría de la gente me mira, su primer pensamiento está usualmente relacionado con la idea de “mujer oprimida”. Los valientes individuos que se han armado de coraje para preguntarme acerca de la forma en la que me visto usualmente tienen preguntas como: “¿Tus padres te hacen vestir eso?”; o: “¿No te parece eso realmente injusto?”





Hace un tiempo, un par de niñas en Montreal fueron expulsadas del colegio por vestirse como lo hago yo. Parece extraño que un pequeño pedazo de tela pudiera lograr tal controversia. ¡Tal vez el temor es que tenga escondida una Uzi debajo de él! Evidentemente, el asunto en cuestión es más que un simple pedazo de tela. Yo soy una mujer musulmana quien, como millones de otras mujeres musulmanas a lo ancho del planeta, escogió  usar el hiyab. El concepto del hiyab, contrario a la opinión popular, es de hecho uno de los aspectos más importantes de empoderamiento femenino. 





Cuando me cubro, hago virtualmente imposible para las personas que me juzguen de acuerdo con mi físico. Yo no debo ser juzgada debido a mi grado de atracción o debido a la falta de ella. 





Comparen esto con la vida en la sociedad de hoy: estamos constantemente midiéndonos los unos con los otros sobre la base de nuestra ropa, joyas, pelo y maquillaje. ¿Qué clase de profundidad puede haber en un mundo como este?





Sí, yo tengo un cuerpo, una manifestación física en esta Tierra. Pero éste es el recipiente de una mente inteligente y un espíritu fuerte. ¡No es para que lo use en avisos para vender desde cerveza hasta carros!





Debido a la superficialidad del mundo en el que vivimos, las apariencias externas son enfatizadas tanto que el valor del individuo no cuenta para casi nada.  ¡Es un mito que las mujeres en la sociedad de hoy estén liberadas! ¿Qué clase de libertad puede haber cuando una mujer no puede caminar por una calle sin que le estén “chequeando” cada aspecto de su físico?





Cuando yo visto el hiyab me siento a salvo de todo eso. Puedo descansar con la seguridad de que nadie me está mirando y haciendo presunciones acerca de mi carácter de acuerdo con la longitud de mi falda. Hay una barrera entre mí y aquellos que me explotarían. Yo soy primero y antes que todo un ser humano, igual a cualquier hombre, y no vulnerable debido a mi sexualidad.





Una de las verdades más tristes de nuestro tiempo es la cuestión del mito de la belleza y la autoimagen femenina. Al leer las revistas populares de adolescentes, uno puede instantáneamente encontrar qué clase de imagen corporal está “in” o “out”; y si tienes el tipo de cuerpo “incorrecto”, bueno, entonces simplemente vas a tener que cambiarlo, ¿o no? Después de todo, no hay forma de que tengas sobrepeso y aún seas bello/a.





Mira cualquier aviso. ¿Está siendo usada una mujer para vender el producto? ¿Qué edad tiene ella? ¿Qué tan atractiva es? ¿Qué está vistiendo? Con mucha frecuencia, aquella mujer no tendrá  más de sus tempranos 20 años, será más alta, más delgada y más atractiva que el promedio, y estará vestida con escasa ropa. ¿Por qué permitimos nosotras ser manipuladas de esta forma? 





Ya sea que la mujer de los años 90 desee o no creerlo, ella está siendo forzada dentro de este molde. Ella está siendo coaccionada a venderse a ella misma, a comprometerse a ella misma. Esta es la razón por la cual tenemos niñas de 13 años de edad metiéndose los dedos en sus gargantas y adolescentes con sobrepeso que se suicidan.





Cuando la gente me pregunta si me siento oprimida, puedo contestarles honestamente que no. Yo tomé esta decisión por mi propia voluntad. Me gusta el hecho de saber que estoy tomando el control de la forma en la que otras personas me perciben. Disfruto el hecho de que yo no le doy a nadie nada qué mirar y de que me he liberado a mí misma de la esclavitud del péndulo oscilante de la industria de la moda y de otras instituciones que explotan a las mujeres.





Mi cuerpo es mi propio asunto. Nadie puede decirme cómo debo verme o si soy o no hermosa. Yo sé que hay más en mí que sólo eso. También soy capaz de decir “no” con comodidad cuando la gente me pregunta si me siento como si mi sexualidad estuviera siendo reprimida. He tomado el control de mi sexualidad. Estoy agradecida de que nunca tendré que sufrir la suerte de tratar de perder o ganar peso o de tratar de encontrar el color de lápiz labial exacto que haga tono con el color de mi piel. He tomado decisiones acerca de lo que son mis prioridades y esas no están entre ellas.





Entonces, la próxima vez que me veas, no me mires con compasión. ¡No estoy bajo presión o una mujer adoradora de  hombres, cautiva de aquellos bárbaros desiertos árabes! Yo he sido liberada.



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