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El carácter ideal del musulmán es distinto y equilibrado. El musulmán es la personificación de las enseñanzas del Corán y de la Sunnah (dichos, hechos, aprobaciones y desaprobaciones del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam).





 





Él sigue las enseñanzas del libro de Al-lah (el Corán) y el ejemplo del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en todos los asuntos, relaciones y situaciones – comenzando con su relación con su Señor – consigo mismo, con su familia y con la gente que lo rodea.





 





A continuación daremos una breve mirada sobre algunas cualidades de la personalidad ideal del musulmán.





 





Su actitud hacia Al-lah:





 





Uno de los rasgos más distintivos del musulmán (ideal), es su profunda fe en Al-lah, Alabado Sea, y su convicción de que lo que sea que ocurra en el universo y lo que sea que le ocurra a él, sólo pasa por la voluntad y el decreto de Al-lah. El musulmán está estrechamente conectado a Al-lah, constantemente lo recuerda, pone su confianza en Él y le obedece.





 





Su fe es pura y clara, sin contaminarse por ningún tipo de ignorancia, superstición o ilusión. Su creencia y adoración están basadas en el Corán y la Sunnah auténtica.





 





El musulmán está alerta y con su mente abierta a la magnificencia de Al-lah. Él sabe que Al-lah Es Quien está en control de los asuntos del universo y de la humanidad, y que Él (Al-lah) Sabe todo y Es Testigo de todos los secretos.





 





Un musulmán siente en lo profundo de su alma que necesita constantemente la ayuda y el apoyo de Al-lah, no importa lo mucho que piense que puede hacer por sí mismo. No tiene más elección en esta vida sino someterse a la voluntad de Al-lah, adorarlo, esforzarse por mantenerse en el camino recto y hacer buenas obras.





Esto lo guiará a ser piadoso y recto en todas sus acciones, tanto en las públicas como en las privadas.





 





Un musulmán reconoce los signos y el poder ilimitado de Al-lah en el universo, y así su fe en Al-lah se incrementa. Al-lah, Alabado Sea, Dice (lo que se interpreta en español): {En la creación de los cielos y la Tierra y en la sucesión de la noche y el día hay signos para los dotados de intelecto. Aquellos que invocan a Al-lah estando de pie, sentados o recostados, meditan en la creación de los cielos y la Tierra y dicen: ¡Señor nuestro! No Has creado todo esto en vano ¡Glorificado Seas! Presérvanos del castigo del Fuego}[Corán 3:190-191].





 





Su actitud hacia su cuerpo, mente y alma:





 





El musulmán presta la debida atención a las necesidades físicas, intelectuales y espirituales de su cuerpo. Él cuida bien de su cuerpo, promoviendo su buena salud y vigor; es activo, no come en exceso, pero come lo suficiente para mantener su salud y energía. Él comprende que un creyente fuerte es más amado por Al-lah que uno débil. Al-lah, Alabado Sea, Dice (lo que se interpreta en español): {Y comed y bebed con mesura, porque Al-lah no Ama a los inmoderados}[Corán 7:31].





 





El musulmán se mantiene alejado de las drogas y los estimulantes, y no olvida ejercitarse y mantener su buena condición física.





 





El musulmán también conserva su cuerpo y su ropa muy limpios, se baña frecuentemente. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, puso gran énfasis a la limpieza y el baño. La limpieza hace que el musulmán sea más agradable para las personas; también cuida su boca y sus dientes.





 





No es de sorprender que el musulmán se preocupe por su ropa y su apariencia. El musulmán hace todo esto acorde con el ideal de moderación islámica, evitando los extremos de la exageración y la negligencia.





 





Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Diles [¡Oh, Muhammad!]: ¿Quién os ha prohibido engalanaros y beneficiaros de todo lo bueno que Al-lah os Ha proveído? Esto es para que los creyentes [y también los incrédulos] disfruten [de todo lo bueno] en esta vida, pero sólo será para los creyentes en la otra. Así es como aclaramos nuestros preceptos para quienes los comprenden} [Corán 1:32].





 





En cuanto a su cuidado intelectual, el musulmán cuida su mente adquiriendo conocimiento beneficioso. Él es responsable de buscar el conocimiento tanto religioso como secular, para así poder entender la naturaleza y la esencia de las cosas. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Y di: ¡Oh, Señor mío! Acrecienta mi conocimiento} [Corán 20:114].





 





Él musulmán no olvida que el ser humano no está compuesto únicamente de un cuerpo y una mente, sino que también posee un espíritu, y siente un anhelo por cosas más elevadas, las cuales lo hacen estar por encima de la vida material e incrementan su bondad y virtud.





 





Por lo tanto, el musulmán presta tanta atención a su desarrollo espiritual como a su desarrollo físico e intelectual, de forma equilibrada, de manera que no se concentra más en un solo aspecto y descuida los demás.





 





Su actitud hacia la gente:





 





Con sus padres, el musulmán es un ejemplo de sincera piedad filiar. Su trato con ellos es bondadoso y respetuoso, de infinita compasión, cortesía absoluta y profunda gratitud. Él reconoce el lugar de sus padres y sabe sus deberes hacia ellos. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Adorad a Al-lah y no Le asociéis nada. Sed benevolentes con vuestros padres} [Corán 4:36].





 





Con su esposa, el musulmán es un ejemplo de trato amable y bondadoso, manejo inteligente, profunda comprensión de la naturaleza y psicología femenina, y apropiado cumplimiento de sus deberes y responsabilidades.





 





Con sus hijos, el musulmán es un padre que comprende su gran responsabilidad hacia ellos, las cuales van desde llenarlos de amor y compasión, hasta prestar atención a todo lo que pueda influenciar su desarrollo islámico y darles una educación adecuada, para que ellos se conviertan en elementos activos y productivos para la sociedad, y una fuente de bondad para sus padres, la comunidad y la sociedad en general.





 





Con sus parientes, el musulmán mantiene los lazos de parentesco y conoce sus deberes hacia ellos. Comprende la gran importancia que se da a los parientes en el Islam; lo cual lo hace mantenerse en contacto con ellos, sin importar las circunstancias.





 





Con sus vecinos, el musulmán es un ejemplo de buen trato y consideración hacia los sentimientos y la sensibilidad de los demás. Él tolera los malos tratos y no se está fijando en los errores o faltas de sus vecinos, mientras se cuida de no cometer él mismo esos errores.





 





La relación del musulmán con sus hermanos y amigos, es la mejor y más pura, porque está basada en el amor por la causa de Al-lah. Él es amoroso, no es frío hacia ellos; es leal y no los traiciona; es sincero y no los engaña; es gentil y nunca es rudo; es tolerante y perdonador; es generoso y suplica a Al-lah por ellos.





 





En sus relaciones sociales con todas las personas, el musulmán es bien educado, civilizado y noble, caracterizado por actitudes que el Islam incentiva.





 





El musulmán no envidia a otros. Él cumple sus promesas. Él tiene una actitud de discreción,  es alegre, no es agresivo, es paciente, evita calumniar y proferir obscenidades. No acusa injustamente a otros, es modesto, no se interfiere en asuntos que no le conciernen. Se abstiene del chisme, de propagar calumnias y crear problemas. Evita decir falsedades, evita las sospechas. Cuando se le confía un secreto, lo guarda. Es modesto y nunca es arrogante. No se burla de nadie.





 





Respeta a sus mayores. Se relaciona con las mejores personas. Se esfuerza por reconciliar a los musulmanes. Invita a otros al Islam con sabiduría y de buena manera. Visita a los enfermos y asiste a los funerales. Reflexiona los favores y es agradecido por ellos. Guía a la gente a hacer el bien. Siempre se complace en hacer las cosas fáciles y no difíciles.





 





El musulmán es imparcial en sus juicios. No es hipócrita, adulador ni exhibicionista. No hace alarde de sus obras y logros, es sencillo y honesto, sin importar las circunstancias. Ama las cosas nobles y odia las insensateces. Es generoso y no les recuerda a los demás sus regalos o sus favores. Es hospitalario y no se queja cuando llega un visitante. Prefiere a otros sobre sí mismo tanto como sea posible. Alivia la carga del deudor. Tiene dignidad y no piensa en andar pidiendo a los demás.





 



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