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LOS ENEMIGOS DEL PROFETA MUHAMMAD: ¿CÓMO LOS TRATÓ?


«Algunas personas dicen que era costumbre del Profeta Muhammad torturar a sus enemigos. ¿Podrían explicarme cómo el Profeta Muhammad trató a sus enemigos?»





RESPUESTA


En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso.





Toda alabanza y agradecimiento se deben a Dios, y la paz y las bendiciones sean con Su Mensajero.





EN ESTA FATWA:


Era la persona más misericordiosa. Dios lo llamó “una misericordia para los mundos” (Al-Anbiya’ 21: 107). Fue misericordioso con su familia, seguidores, amigos, incluso enemigos. Fue misericordioso con los jóvenes y los ancianos, con los humanos y con los animales.





Sobre cómo el Profeta Muhammad trató a sus enemigos, nos gustaría citarte lo siguiente:





El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) no solo fue un Profeta enviado con un mensaje especial para toda la humanidad, sino que iluminó, ilumina y seguirá iluminando las mentes de las personas, abriendo sus corazones a la verdad a través de las perlas de sabiduría con las que guió a la desconcertada humanidad por el buen camino a lo largo de los siglos.





El Profeta Muhammad fue un líder inigualable, un hombre de estado en todo el sentido de la palabra, un padre para los huérfanos, una fuente de consuelo para los desesperanzados, una luz brillante para los oprimidos, una iluminación para aquellos que se perdieron en el túnel de la oscuridad de la ignorancia.





Sangrando de la cabeza a los pies, maltratado y exhausto, el Profeta Muhammad se enfrentó a una elección. ¿Debería o no tratar de destruir a las personas que acababan de humillarlo haciendo que sus hijos lo persiguieran fuera de la ciudad mientras le tiraban piedras? ¿Y cuál fue su crimen para que lo tratatan así?





Lo único que quería hacer era compartir su mensaje y buscar beneficiar a su pueblo.





El profeta Muhammad estaba en At-Taif, una exuberante ciudad de palmeras verdes, frutas y verduras, a unas 80 kilómetros al sureste de su árida ciudad natal, La Meca.





Tenía la esperanza de que tal vez la gente de este pueblo fuera receptiva a su mensaje, que había sido rechazado por la mayoría de los habitantes de La Meca durante más de una década.





Sin embargo, la gente de At-Taif demostró ser tan cruel e intolerante como su propia gente.





No solo despreciaron su mensaje de la Unicidad de Dios, sino que también volvieron a los jóvenes contra él.





Ante esta miseria, el Ángel Gabriel fue enviado y le presentó una opción: todo el pueblo podría ser destruido, por la Voluntad de Dios, por su arrogancia y odio.





Él podría haberlo hecho. Pudo haber pedido que acabaran con esos muchachos que le tiraron piedras junto con sus intolerantes padres, ¡pero no lo hizo!





No, el Profeta le dijo al Ángel que no destruyera a la gente de At-Taif. En lugar de maldecir a los jóvenes de este pueblo, oró por su salvación. Ese es solo un ejemplo de cómo este hombre, a quien Dios describe como una “misericordia para la humanidad” (Al-Anbiya’ 21:107), trató a quienes se opusieron a él.





Es solo uno de los muchos ejemplos en la vida de una persona que enfrentó constantes amenazas de muerte, atentados reales contra su vida y abuso y humillación a manos de aquellos amenazados por su mensaje simple pero profundo: no hay más dios que Dios y Muhammad es Su Mensajero.





La gente de At-Taif no fue la única que saboreó esta misericordia. Tenía la costumbre de orar por sus enemigos todo el tiempo. Dos de sus enemigos más acérrimos, Abu Yahl y Umar también fueron objeto de sus oraciones.





El Profeta hizo súplicas similares para su pueblo con regularidad: “¡Oh Señor! Guía a mi pueblo, porque no saben”, rezaba, mientras él y sus seguidores eran golpeados, humillados, despreciados y ridiculizados.





En otra ocasión, algunos Compañeros se acercaron al Profeta Muhammad y le dijeron: “¡Oh Mensajero de Dios! La tribu de Daws ha cometido incredulidad y desobedecido (tus mandatos). ¡Suplica a Dios contra ellos!”.





Contrariamente a las expectativas de la gente, el Profeta dijo: “¡Oh Señor! Guía a Daws y deja que vengan a nosotros». (Al-Bujari)





Estos son solo algunos atisbos de cómo el Profeta trató a quienes se opusieron a él. Sus oponentes no eran solo personas que luchaban contra su mensaje a nivel intelectual, eran individuos empeñados en destruirlo a él, a su familia, a sus seguidores y al Islam mismo.





Contrasta esta nobleza con algunos creyentes ignorantes de hoy que se encuentran maldiciendo a otros y orando por la destrucción del mundo.





No conocemos los objetivos de las personas. Ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos. Así que sigamos haciendo súplicas para mantenernos en el camino correcto y para que Dios guie a los demás también.





Cuando Dios nos dice en el Corán sobre el tipo de comportamiento que lleva a recibir una buena recompensa y el carácter que lleva a las personas al Fuego del Infierno, lo dice para que las personas puedan adoptar el comportamiento correcto y evitar el Fuego del Infierno abandonando lo que Él prohibió para nuestro propio bien.





Esos versículos no pretenden ser un criterio para que nosotros determinemos dónde terminarán los demás. Ese conocimiento solo le pertenece a Dios, el Señor del universo.





El Profeta Muhammad fue una misericordia para todos los seres humanos. Cualquier persona puede convertirse al Islam independientemente de sus creencias anteriores. Nosotros, como sus seguidores, debemos vivir y difundir este mensaje hoy en un momento en que el odio y la fealdad entre nosotros se ha convertido en la norma.





Dios Todopoderoso sabe mejor.





Fuente: About Islam



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